Nota del editor: María Cardona es comentarista política de CNN en Español, estratega demócrata y principal del Dewey Square Group. Asesoró a Hillary Clinton y fue directora de comunicación del Comité Nacional Demócrata. También fue directora de comunicación del Servicio de Inmigración y Naturalización. Las opiniones expresadas en este artículo corresponden exclusivamente a su autora.
El primer debate de los candidatos republicanos que buscan la nominación de su partido a la presidencia fue un circo con el payaso Donald Trump como atracción principal.
Demostró lo que ya sabíamos: es rudo, imprudente, misógino, anti-inmigrante, mentiroso y el mejor regalo para el Partido Demócrata en estas elecciones.
Podemos entender por qué los líderes republicanos no pueden dormir de noche: Trump sigue haciendo un gran daño a la marca republicana, por encima del daño que las políticas primitivas y anticuadas ya le han hecho.
Pero hubo algunos candidatos que también sorprendieron. El papel más sobresaliente en los debates del jueves fue el de Carly Fiorina, la exjefa de la compañía de tecnología Hewlett Packard. El problema es que la dejaron para el debate de “los niños”, que se llevó a cabo a las 5 de la tarde, y no logró la audiencia amplia de más de 24 millones de televidentes que tuvo el debate de las 9 pm.
En el debate de las 9 de la noche los aspirantes a la nominación republicana nos ofrecieron más de lo mismo: exageración y melodrama de parte de Donald Trump, que no ofreció detalle alguno sobre las políticas que impulsaría; peleas entre el senador por Kentucky Rand Paul y el gobernador de Nueva Jersey Chris Christie sobre las políticas de seguridad nacional y ataques en contra de Hillary Clinton y Planned Parenthood.
Mencionaron tanto a esta, una organización médica dedicada a ofrecer asistencia e información sobre planificación familiar, que hasta pensé que quizás era Planned Parenthood la que se estaba postulando para presidente.
También reiteraron críticas al presidente Barack Obama y su política exterior, pero no ofrecieron detalles de lo que harían para cambiarla y evitar llevarnos a la guerra.
Por encima de todo, Trump no se vio como un candidato serio comparado con los otros aspirantes en el escenario. Pero, como hemos visto en las últimas seis semanas, el magnate se ha alineado con un sentimiento abrumador en el país, especialmente en el electorado más conservador y extremista.
Me parece que en esta oportunidad Trump no se hizo ningún daño y, al contrario, pudo haberse afianzado entre los votantes que lo apoyan por seguir siendo un candidato que se enfrenta a los líderes republicano establecidos. Eso lo veremos en las próximas encuestas.
Por otro lado, pienso que el gobernador de Ohio, John Kasich, se benefició mucho con el debate. Aprovechó que el evento se llevó acabo en su propio estado y pudo subrayar los supuestos éxitos que ha tenido liderando Ohio.
El gobernador Scott Walker, de Wisconsin, y Jeb Bush, exgobernador de la Florida, por el contrario, padecieron de falta de ganas, de ánimo, de fuego en el alma y creo que Bush en particular se hizo mucho daño porque no pudo estar a la altura de las expectativas que todos, especialmente sus donantes, tenían de él.
El senador Marco Rubio mostró pasión y conocimiento de los asuntos y por lo tanto hizo un buen papel.
No creo que el debate del jueves haya cambiado mucho la popularidad de los candidatos. Lo que sí demostró, especialmente a las mujeres, a las minorías, a los latinos, a los jóvenes y a las familias de la clase media, es por qué las políticas que defienden atrasarían al país y nos harían retroceder a otras épocas, cuando las mujeres no tenían control de sus decisiones en el cuidado de su salud, cuando las diferencias de lenguaje y cultura bloqueaban la posibilidad de alcanzar al sueño americano y cuando el futuro de una persona estaba definido más por lo rico que era que por su determinación para luchar.
Por ejemplo: La semana pasada celebramos el quincuagésimo aniversario de Medicare. Durante medio siglo Medicare, el programa de salud para mayores de 65 años, ha sido un compromiso sagrado entre Estados Unidos y sus ciudadanos de la tercera edad. Sin embargo, Jeb Bush recientemente dijo que quiere eliminar Medicare y casi todos los candidatos republicanos están de acuerdo con él. La comunidad hispana cree firmemente en Medicare y continuará apoyando ese programa.
Acerca de la igualdad en el matrimonio, los demócratas, la mayoría del pueblo estadounidense y la Corte Suprema están de acuerdo sobre la constitucionalidad del matrimonio igualitario.
Sin embargo, los candidatos republicanos han apoyado leyes que permiten la discriminación contra las personas de la comunidad LGBT y todos los candidatos se expresaron en contra de la decisión de la Corte Suprema en este tema.
En la educación, los demócratas apoyan planes para hacer la educación universitaria más asequible para más familias, incluyendo el plan del presidente Obama que haría que los estudiantes responsables tuvieran la oportunidad de recibir instrucción gratuita durante dos años en establecimientos locales de educación superior, los llamados “community colleges”. En contraste, los senadores republicanos han votado en contra de planes para permitir el refinanciamiento de préstamos estudiantiles y los gobernadores republicanos han recortado drásticamente los fondos para la educación en sus estados.
Y la igualdad de retribución no es sólo un asunto de mujeres - es un asunto familiar y una cuestión económica-. Los republicanos se han opuesto constantemente a la legislación que garantizaría pago justo a las mujeres, que nos acerca a la promesa de igualdad de retribución. Rubio llegó a decir incluso que el debatir la legislación sobre igualdad de remuneración es “perder el tiempo.”
En el asunto de los salarios, sabemos que los demócratas quieren ayudar a los trabajadores a través de un aumento al salario mínimo y quieren fortalecer los programas de ausencia familiar y médica. En ocasiones anteriores, Scott Walker ha comparado a los sindicatos y a la gente trabajadora de Wisconsin que busca defender a sus derechos con los inhumanos terroristas de ISIS.
En cuanto a la reforma migratoria, los latinos ya sabemos el historial pésimo de los republicanos y que los demócratas apoyan una reforma migratoria integral que mantenga unidas a las familias.
En particular, Marco Rubio demostró que no es un líder en asuntos de inmigración. Abandonó su propio plan de reforma migratoria cuando los elementos de Tea Party comenzaron a criticar su posición. Jeb Bush abandonó su posición que apoyaba un camino hacia la ciudadanía, solo por razones políticas. Y sabemos que Donald Trump – el líder en las encuestas en este momento – quiere deportar a todos los inmigrantes indocumentados.
Esta noche fue un divertido “show,” pero también fue una escalofriante mirada hacia atrás en cuanto a las políticas que todos los candidatos en el escenario apoyarían como presidente. Nuestro país y la comunidad latina se merecen un líder que siga el rumbo de progreso y no una vuelta al fracaso para nuestras familias y para el país entero.