Nota del editor: María Cardona es comentarista política de CNN en Español, estratega demócrata y principal del Dewey Square Group. Asesoró a Hillary Clinton y fue directora de comunicación del Comité Nacional Demócrata. También fue directora de comunicación del Servicio de Inmigración y Naturalización. Las opiniones expresadas en este artículo corresponden exclusivamente a su autora.
Con la visita a La Habana para reabrir la embajada estadounidense, John Kerry es el primer secretario de Estado que va a Cuba en 70 años, desde que se estableció el embargo en 1962. Cuando yo estaba a cargo de la estrategia de comunicaciones del Gobierno de Estados Unidos en el caso de Elián González, el balserito cubano que encontraron cerca de la costa de la Florida en el 1999 y que desencadenó una gran disputa porque su padre lo quería retornar a Cuba, nunca imaginé que este día pudiese llegar.
Pero este paso histórico en el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba, anunciado en diciembre del año pasado, no viene sin consecuencias políticas para el presidente Barack Obama. La gran mayoría de los republicanos en el Congreso y unos pocos demócratas han criticado duramente a la administración por haber dado estos pasos.
Obama señaló que “están aquellos que quieren dar marcha atrás al reloj y doblar en una política de aislamiento. Pero es hora de que nos demos cuenta de que este enfoque no funciona. No ha funcionado durante 50 años. Aleja a Estados Unidos del futuro de Cuba, y sólo hace la vida peor para el pueblo cubano”. Y tiene toda la razón.
Después de más de 50 años de aislamiento, es hora de que Estados Unidos cambie su estrategia con respecto a Cuba. Ya no estamos en los tiempos de la Guerra Fría ni de la carrera nuclear con la Unión Soviética. Durante 55 años Estados Unidos ha hecho todo lo posible por limitar los recursos a la isla con la expectativa de derrocar el régimen de los Castro. Pero esto no ha funcionado. Ya es hora de cambiar la forma en que nos relacionamos con la isla.
Reabrir la embajada en La Habana es un paso muy importante, pero hasta ahora Obama solo ha logrado hacer lo que le permiten los límites de su poder como presidente. La responsabilidad de terminar el embargo cae sobre los hombros del Congreso y Obama ha instado al legislativo a actuar este año. Pero desafortunadamente hay gran resistencia entre republicanos como el senador por la Florida Marco Rubio, aspirante presidencial, que tercamente se atrinchera en el pasado sin importarle la opinión del pueblo estadounidense.
En una encuesta del Centro de Investigación Pew, un 73% de los estadounidenses dijo apoyar el restablecimiento de relaciones diplomáticas con Cuba. No son solo los estadounidenses los que alaban al presidente Obama por su decisión audaz de cambiar la estrategia con Cuba. En la misma encuesta también fueron sondeados cinco países latinoamericanos – Argentina, Brasil, Chile, México y Venezuela –, en los que un 77% de los que respondieron apoyó la decisión de Estados Unidos.
Los republicanos insisten en que esto es un regalo a una dictadura que ha hecho sufrir a cientos de miles de sus ciudadanos y que siguen abusando de los derechos humanos y civiles de muchos en Cuba. Seamos muy claros. Este cambio de política de ninguna manera significa que se ignorará la realidad de las violaciones de derechos humanos por parte del régimen cubano.
El presidente Obama sigue decidido a promover estos derechos universales. También sigue siendo la política de Estados Unidos de denunciar y condenar acosos arbitrarios contra ciudadanos cubanos que tratan de expresar sus opiniones.
Pero también hay que admitir que nuestra política de aislamiento ha sido un fracaso total. Lo que se pensaba que iba a ser un castigo insoportable para Fidel Castro y su liderazgo con el embargo, ha sido más un sufrimiento para el pueblo cubano. Es más, ningún otro país del mundo mantiene un embargo contra Cuba, lo que hace que el nuestro sea un fallo total.
Esta nueva política ayuda al pueblo cubano y también obliga al régimen de los Castro a unirse más a la sociedad civil, impulsando ideales e iniciativas que se enfocan en la democracia y en abrir en proceso político.
Es una gran oportunidad para ayudar al pueblo cubano a unirse al resto del mundo y cooperar unos con otros en cuestiones del cambio climático, salud, migración y tecnología. También plantea una nueva oportunidad para ejercer el cambio desde el interior de la isla, promoviendo valores democráticos con el apoyo de la comunidad internacional, ya que ésta no estará enfocada en oponerse al embargo y nuestra política obsoleta.
La embajada en La Habana se reabre este viernes y durante la ceremonia el escritor estadounidense Richard Blanco leerá un poema sobre las historias de personas a ambos lados de ese estrecho de 90 millas entre Cuba y Florida. Es un paso hacia el progreso, hacia un futuro más próspero para los dos países. Espero que los republicanos nos sorprendan y demuestren que pueden aceptar cambios positivos que buscan el éxito, en vez de, como es costumbre, atarse a políticas fracasadas que solo han hecho daño a los mismos cubanos que ellos dicen querer ayudar.
Con esta política moderna entre las dos naciones, no veremos otro espectáculo como el de Elián González. ¡Y eso, para mí, es suficiente razón de celebrar!