Durante su estancia en la morgue, Ertmann aprendió que en el crematorio, los ataúdes son quemados. Quitan las flores, pero los dibujos, cartas y fotos los acompañan en el gran horno y son quemados a 850 grados. Ella dice que lleva de 60 a 90 minutos transformarse en cenizas.

(CNN) – Antes de que empezara a fotografiar la muerte, Cathrine Ertmann nunca antes había visto un cadáver. Visto a través de sus lentes mientras estaba de pie en una morgue, era menos aterrador y tenía que ver más con un tranquilo misterio para explorar.

“Estaba sorprendida por el hecho de que todo parecía tan tranquilo y poco dramático”, dijo ella. “Tuve la oportunidad de ver la muerte sin que se tratara de mis propios parientes, sin sentimientos involucrados y eso me dio paz. La imaginación de lo que parece la muerte es mucho peor de lo que experimenté”.

Junto a la periodista, Lisa Hornung, el director del Instituto de Patología de Aarhus, en Dinamarca, le dio acceso a Ertmann durante la primavera y el verano del 2012 para documentar la muerte y lo que le ocurre a la gente después de fallecer.

Ellos también esperaban que el proyecto “About Dying”, pudiera romper el tabú sobre la muerte al verla de cerca. Después de todo, no hay nada tan aterrador como lo que pasa a puerta cerrada. Pero al abrir la morgue, un lugar en el que solo han estado algunas personas con vida, el misterio desaparece. La muerte, aunque severa y triste, es un estado natural.

Hornung también llevó a cabo una serie de entrevistas con personas con enfermedades terminales, preguntándoles respecto a lo que pensaban sobre la vida y la perspectiva de la muerte.

La fotógrafa Cathrine Ertmann jamás había estado en contacto con la muerte antes de este trabajo.

Bajo el anonimato

Ertmann había querido dedicarse al tema de la muerte desde hace mucho tiempo, dijo. Al leer un artículo sobre un paciente con una enfermedad terminal y lo que realmente se vuelve importante cuando la vida se hace tan corta la habían inspirado.

Ertmann se sentía intrigada por los detalles y la sensación de calma que sintió a través de la experiencia. Acordó con el Instituto conservar el anonimato de los que salían en las fotografías: ninguna marca de nacimiento, joyas o algo que los parientes pudieran reconocer. Sin embargo, sus fotografías ilustran las partes ocultas de la muerte y qué tan natural parece, eliminando la pena y el dolor y manteniendo una aleccionadora realidad.

Ertmann acordó con el Instituto conservar el anonimato de los que salían en las fotografías: ninguna marca de nacimiento, joyas o algo que los parientes pudieran reconocer.

Durante el tiempo que estuvo en la morgue, Ertmann fue testigo de muchas cosas: cuerpos en varios estados de descomposición, gente con pérdidas de extremidades, el resultado de las agresivamente resistentes bacterias y rostros jóvenes a los cuales la muerte había llegado demasiado pronto.

En un angustioso momento, Ertmann tuvo que enfrentarse a una de sus fobias. Un hombre llegó a la morgue en tal estado de descomposición que los gusanos estaban consumiendo su cuerpo. Eso hizo que quisiera salir corriendo. Poco a poco, Ertmann se forzó a aproximarse a la escena y finalmente lo fotografió para su serie.

“Sin embargo, en todo esto también vi paz y belleza”, dijo. “A veces, el miedo se debe a que ves algo brevemente. Al igual que cuando ves una película de terror, solamente ves un atisbo del fantasma, del asesino o del monstruo y tu imaginación genera todo ese miedo que sientes. Creo que sentí la necesidad de ver todo para que se volviera algo ‘normal’ y poco dramático. Además, creo que funciona de la misma forma en nuestra relación con la muerte en general”.

Una nueva perspectiva de la vida

Graduada de la Danish School of Media and Journalism y del Centro Internacional de Fotografía en Nueva York, ella descubrió su pasión por la fotografía siendo una niña cuando sus padres le regalaron una cámara roja de plástico. Los otros trabajos de Ertmann como fotógrafa independiente muestran retratos fuertes y momentos naturales de la vida.

El estudio de la muerte le dio una nueva perspectiva sobre la vida. “Luego de trabajar en la morgue, estaba caminando por la calle y realmente me abrumé al ver que toda la gente simplemente caminaba, charlaba y reía”, dijo. “Quería gritar: ‘¡ESTÁN VIVOS, APROVÉCHENLO!”

Ella espera que la gente que vea sus imágenes experimente el mismo cambio. Incluso luego de tomar las fotografías para hacer que la muerte fuera algo normal, para Ertmann la idea de abrazar la vida mientras la tenemos se solidificó.

“El objetivo era determinar si podía hacer que la gente viera la muerte y de hecho se relacionara con ella de manera natural, sin dolor, y que la usara como una perspectiva en la vida… y con la esperanza de que pensaran más sobre lo que realmente importa mientras estamos aquí”, dijo. “En realidad espero que la gente lo encuentre reconfortante e inspirador. Tienen una vida, amigos. ¡Salgan y vívanla!”

Cathrine Ertmann es una fotógrafa que reside en Dinamarca. La puedes seguir en Facebook y Tumblr.