Nota del editor: María Cardona es comentarista política de CNN, estratega demócrata y directora de Dewey Square Group. Fue asesora senior de Hillary Clinton y fue directora de comunicaciones del Comité Nacional Demócrata. También es exdirectora de comunicaciones del Servicio de Inmigración y Naturalización. Las opiniones expresadas en este comentario son únicamente las de la autora.
(CNN Español) – Me imagino que la mayoría de los latinos interesados en la política vieron o han leído análisis sobre el espectáculo que fue el primer debate republicano del 6 de agosto en Fox.
Para los latinos hubo varios puntos de interés. El primero y más obvio fue lo pésimo que sigue siendo el candidato Donald Trump para el Partido Republicano. Como se esperaba, fue rudo, inapropiado, misógino, y demostró no tener el temperamento necesario para ser nuestro comandante en jefe.
Pero todo eso ya lo sabíamos. Después de que Trump insultara a un país entero y los 54 millones de latinos que viven en este país al decir que México solo manda criminales y violadores a Estados Unidos, siguió con los insultos a nuestros héroes de guerra, diciendo que el senador John McCain no era uno de ellos (McCain fue prisionero de guerra en Vietnam por más de cinco años y ha sido condecorado como héroe). Después, insultó a las mujeres que le dan pecho a sus bebés, llamando a una “asquerosa”. En fin, parece que no hay final a los desprecios de los cuales el Sr. Trump es capaz.
Lo que más me preocupa a mí como latina, como madre, como mujer y como estadounidense es que toda la atención la absorbe Trump, abriendo la posibilidad de que las barbaridades que dicen los otros candidatos y las políticas anticuadas que apoyan no sean destacadas lo suficiente para que los votantes, especialmente las latinas, se den cuenta de que estos son tan peligrosos como Trump.
Jeb Bush, por ejemplo, ya nos dio un ejemplo de lo que verdaderamente piensa sobre las importantes inversiones en el cuidado de salud para las mujeres. Dijo recientemente que él no sabía por qué se necesita ni siquiera 500.000 millones de dólares para la salud de la mujer. Y también apoya quitarle los fondos a una red de clínicas preventivas para mujeres llamada Planned Parenthood. Nos dijo que él les había quitado los fondos a estas clínicas en la Florida cuando era gobernador. Y el resultado fue que cientos de miles de mujeres perdieron acceso al cuidado de salud, incluyendo servicios preventivos y servicios prenatales.
El senador por Florida Marco Rubio planteó durante el debate que él les quitaría el derechode aborto a las mujeres, aun en situaciones de embarazos por actos traumáticos como incesto o violación.
El gobernador de Wisconsin, Scott Walker, escalofriantemente declaró que la vida fetal era más importante que la vida de la madre, y que no aceptaría ninguna excepción en las decisiones sobre si una mujer debe obtener un aborto, ni siquiera en caso de peligro mortal para la madre.
Los demás candidatos toman la misma posición extremista, drástica, y en contraste con el resto del pueblo estadounidense, en los derechos reproductivos de las mujeres. Ellos dejan claro que si cualquiera de ellos fuera presidente, nos quitarían la capacidad y el derecho de decidir, con nuestras familias y nuestro doctor, nuestro propio futuro y qué hacer con nuestros cuerpos.
Pero las políticas drásticas van más allá del cuidado de salud. En cuanto a aumentar el salario mínimo, pago equitativo para las mujeres, y fortalecer los programas de pago a los empleados por ausencia médica y familiar, todos los candidatos republicanos se oponen. Incluso Carly Fiorina, la única mujer en al grupo de candidatos republicanos, dijo que pagarles a los empleados por cuidarse o a su familia era una mala idea. Marco Rubio declaró que hablar del pago equitativo para las mujeres era “una pérdida de tiempo”. Todas estas políticas ayudarían a las latinas y a sus familias a lograr el éxito y vivir el sueño americano. Los republicanos nos ofrecen solo pesadillas económicas.
No nos olvidemos tampoco de que ninguno de estos republicanos apoya a nuestra comunidad en el cuidado de salud, ya que lo único que ofrecen es derogar la ley de salud —el llamado “Obamacare”— que hasta ahora le ha brindado a 4,2 millones de latinos cuidado de salud asequible que no tenían antes (hasta 6 millones más son elegibles). Los republicanos anhelan quitarnos esta seguridad que nos ayuda a mantener a nuestras familias sanas y salvas.
En el tema de la inmigración, estos candidatos no son nuestros amigos. Vimos esta semana que el plan de el señor Trump incluye la deportación de los 11 millones de indocumentados que están en este país, y anular la enmienda constitucional que garantiza la ciudadanía a los hijos de los indocumentados que nacen en este país. Casi todos los demás candidatos parecen estar de acuerdo con Trump. Aunque Rubio dice no estár de acuerdo con quitarle la ciudadanía a los que nacen aquí, Jeb Bush dijo esta semana que debemos hacer más para evitar los “bebes anclas,” usando un término derogatorio que describe a los hijos de los indocumentados nacidos en Estados Unidos.
No apoyan el programa conocido como la Acción Diferida (DACA), o Dreamers, que permite a aquellos que están viviendo de manera ilegal en el país desde niños, a que se queden, ofreciendo un alivio a 600.000 personas, y han hecho lo posible por bloquear el programa de DAPA (programa de Acción Diferida para Padres de Estadounidenses) que ayudaría a nuestra comunidad a salir de las sombras y a contribuir al país sin miedo a la separación de nuestras familias. Y lo peor es que es por culpa de los republicanos en la Cámara de Representantes no tenemos hoy día una reforma migratoria que hubiese arreglado nuestro sistema, y no tendríamos necesidad ni de DACA ni de DAPA. O sea, los republicanos causan el problema y luego se oponen a todo tipo de solución.
El señor Trump puede que esté recibiendo toda la atención, el enojo, el disgusto y hasta el asco de los votantes que queremos ver a nuestro país progresar y ofrecer a todos las mismas oportunidades que Trump ha tenido. Pero no podemos dejar de mirar atentamente a los demás candidatos republicanos que nos ofrecen promesas falsas y políticas que nos hacen daño. Esto no es liderazgo. Nuestra comunidad y especialmente las latinas, merecemos mucho más.