(CNN) – Durante meses, fueron pocos los detalles que se supieron sobre la vida de Oscar Pistorius en una prisión de máxima seguridad. Hasta ahora, solo se ha visto un video de mala calidad tomado con un celular –que se filtró– donde se ve al desacreditado deportista olímpico jugando fútbol con un jefe de la mafia checa con quien compartía un ala del hospital de la prisión, pero no mucho más.
Al igual que todos los internos del sistema de prisión de Sudáfrica, Pistorius pudo ventilar sus quejas con los miembros de una sección de inspección independiente de los servicios correccionales, y ofreció una visión fascinante de los detalles de su vida detrás de las rejas.
Dos de esos oficiales, Violet Ngobeni y Boitumelo Morake, se reunieron con Pistorius en múltiples ocasiones.
“Cuando llegó estaba enfadado”, dijo Ngobeni fuera de la prisión Kgosi Mampuru II, en entrevista con David McKenzie, de CNN. “La primera vez que fui a verlo su actitud era de: ‘No quiero hablar con nadie’”.
Ngobeni y Morake conocieron a Pistorius poco después de que fuera encarcelado por matar a su novia, la modelo Reeva Steenkamp, el día de San Valentín del 2013.
Ellos dicen que él inicialmente luchó por adaptarse a la vida en prisión, donde tuvo que pasar 23 horas al día en su celda. Pero dicen que, desde entonces, su cambio ha sido dramático.
“Ahora él puede sentarse, discutir y reírse al mismo tiempo”, dijo Ngobeni.
Durante su tiempo con Pistorius, él compartió sus quejas.
“Él se quejó porque quería un baño. Ellos [los servicios correccionales] construyeron un baño en su celda. Él también tenía una queja sobre su cama. Y reemplazaron su cama”, dice Murasiet Mentoor, el gerente regional de la Inspección Judicial, quien revisa cientos de quejas escritas de los prisioneros.
Mentoor dice que Pistorius se quejaba por el equipo de su gimnasio, así que también cambiaron eso.
Y mientras que Mentoor dice que la mayoría de los prisioneros se quejan por la comida, Pistorius lo hizo pero por miedo.
“Oscar estaba preocupado porque la comida en la prisión pudiera estar contaminada y que eso pudiera afectar su salud”, dijo.
Mentoor dijo que los oficiales de la prisión ofrecieron permitir que Pistorius cocinara los productos crudos, pero él prefirió comprar únicamente comida procesada de la tienda de la prisión.
Además, no fue solamente la dieta de Pistorius la que hizo que se distinguiera. El atleta, un doble amputado que perdió ambas piernas por debajo de las rodillas cuando tenía 11 meses, está alojado en el ala hospitalaria de la prisión, donde tenía su propia celda y un baño separado lejos de la población general de la prisión.
“Cuando vas allí, a la sección del hospital, el lugar es muy seguro y dónde él está es muy limpio. Es bonito y limpio”, dice Morake.
En la prisión general, el hacinamiento es un problema constante, más de 50 presos pueden estar metidos en una celda diseñada para 30, todos compartiendo un inodoro y un lavabo.
Mentoor dice que el alto perfil y la discapacidad de Pistorius significó que el ala hospitalaria era la única opción viable para alojarlo.
“Si eres un recluso de alto perfil, estás en riesgo debido a que los otros reclusos y los mafiosos que se encuentran dentro de los servicios penitenciarios te tendrán como blanco”, dijo.
Ngobeni y Morake dicen que la última vez que visitaron a Pistorius fue hace unos días, cuando pensaba que estaba a punto de ser liberado y trasladado a la supervisión correctiva en la casa de su tío en un suburbio acomodado de Pretoria.
Ngobeni dijo: “Él solo habló y dijo: ‘Extraño a mi familia, necesito pasar más tiempo con mi familia, solo quiero salir y ver a mis amigos’”.
Pero eso está ahora en suspenso después de que el ministro de Justicia de Sudáfrica decidiera revisar la recomendación que hizo la junta de libertad condicional para su libertad anticipada.