(CNN) – Joe Biden enfrenta una serie de cuestiones complicadas en cuanto a decidir si se postula para presidente o no. Pero al final, su decisión podría depender de algo muy simple.
Mientras evalúa una última propuesta para postularse para la Casa Blanca, Biden le está haciendo frente a su difícil situación personal, filtrando sus sueños intactos por la presidencia y su persistente dolor por su hijo Beau, quien al parecer antes de morir lo instó a postularse.
Debería preguntarse si su edad —tendría 74 años al asumir el cargo— le permitiría hacerle frente a una campaña larga y agotadora, por no hablar de una posterior presidencia; además, debería considerar la fuerte presión que la contienda ejercería sobre su familia, la cual ha soportado más dolor del que se puede tolerar.
Pero incluso si supera esas preocupaciones —y lograra eliminar esa imagen de que veces comete una gran cantidad de errores—, Biden tiene que reflexionar sobre algo más básico: ¿En qué área podría él vencer a Hillary Clinton?
Entre más se examinan en detalle las posibles perspectivas de Biden en las primarias, más reducidas parecerían quedar.
Clinton podría haber sido afectada por un duro inicio de su campaña, perseguida por las controversias respecto a sus correos electrónicos, criticada por tener insensibilidad política y sorprendida por el repentino surgimiento de su oponente izquierdista, Bernie Sanders. Pero ella sigue siendo una formidable favorita para la nominación demócrata.
Tan grandes son sus ventajas que muchos demócratas en privado están de acuerdo en que Biden solo podría triunfar si las revelaciones, hasta el momento desconocidas, sobre su uso de un servidor privado siendo Secretaria de Estado —actualmente bajo investigación por el Departamento de Justicia y el FBI— hicieran colapsar su campaña.
“En realidad no existe posibilidad (para Biden) a menos que Hillary Clinton enfrente dificultades legales en relación con su situación derivada de los correos electrónicos”, dijo Neil Levesque, director ejecutivo del Instituto de Política de Nuevo Hampshire del Saint Anselm College.
Al parecer, los fans de Clinton tienen mucho de qué preocuparse: las encuestas recientes muestran un aumento de calificaciones desfavorables que parecen contradecir las afirmaciones que ha hecho en su campaña de que los votantes en realidad no le han prestado atención al episodio. Las encuestas realizadas por la Universidad Quinnipiac la semana pasada mostraban a Biden en una mejor posición que Clinton, en un hipotético enfrentamiento electoral general contra los candidatos republicanos, entre ellos Donald Trump, en los estados pendulares de Florida, Ohio y Pensilvania.
Sin embargo, los partidarios de Biden no solo dependen de las desventajas de Clinton para crear un caso positivo sobre por qué él es la mejor opción para suceder al presidente Barack Obama, quien según informó CNN el lunes le ha dado su bendición a la campaña de su vicepresidente.
Sin embargo, a pesar de que es amado por los demócratas, irradia un amor por la campaña que Clinton no puede igualar y ha permanecido hombro a hombro con su jefe durante la presidencia progresiva de mayor alcance en décadas, Biden aún enfrenta cifras políticas poco prometedoras.
Los demócratas en los estados con votación anticipada, los analistas políticos y consultores sugieren que si Biden se abre paso a la nominación demócrata, sus probabilidades serían muy escasas.
“Creo que estaría luchando por una gran cantidad de los mismos votantes para los que Hillary Clinton ha hecho campaña y que están firmemente de su lado”, dijo Michael Bronstein, un consultor político que reside en Pensilvania, quien no está trabajando para ningún candidato presidencial.
“Él está empezando demasiado tarde en el ciclo. Una gran parte del apoyo de alto nivel que tiene que tener un candidato institucional, como el vicepresidente, sin duda ya ha quedado asegurado por otros contendientes”, dijo Bronstein. “Es muy difícil saber cuál es el plan de acción del partido democrático para incluir a otro candidato en este espacio”.
La mayor desventaja de Biden podría ser el hecho de que él está muy por detrás en la tarea fundamental de construir la red de distrito por distrito necesaria para identificar a los votantes y llevarlos a las urnas en los estados donde se llevan a cabo elecciones primarias y caucus anticipados.
Además, inicia muy por detrás de Clinton en un duelo por un distrito electoral demócrata clave, como los afroamericanos y las mujeres, quienes respaldan fuertemente a la exprimera dama, pero a quienes el vicepresidente necesitaría para lograr una campaña exitosa.
Biden también podría tener problemas para explotar una rica base de donantes demócrata ya alineada por Clinton y cualquier esperanza de dirigir una cruzada populista a la izquierda de la exprimera dama es complicada por la fuerza de Sanders.
Una campaña de Biden tratará de aprovechar la conexión innegable que el candidato tiene con los votantes de clase trabajadora y sus historias legendarios de una crianza difícil en Scranton, Pensilvania… y aprovechar sutilmente las sospechas sobre la riqueza de la cual ahora disfruta Clinton.
Otro enfoque potencial de Biden sería argumentar que después de haber pasado siete años tan cerca de la presidencia, él está particularmente preparado para ser comandante en jefe.
Sin embargo, Clinton tiene su propia experiencia para tratar de vender… después de todo, ella sirvió cuatro años como Secretaria de Estado, y puede relacionarse con los partidarios de Obama por cómo superó su derrota en el 2008 al unirse al equipo de rivales en el Gabinete del presidente.
Sin embargo, al final, las primarias presidenciales se reducen a amasar delegados, ganar contiendas estatales y una organización metódica. Y, nuevamente, Biden se encuentra en desventaja, especialmente en los estados de votación anticipada que podrían dictar cómo se verá la contienda.
Él no pudo ganar ni el 1% de los votos en el caucus de Iowa en el 2008 y fue eclipsado por Obama, John Edwards y Clinton.
Le podría ir mejor esta vez —gracias a su mayor reputación como vicepresidente— pero él tiene mucho trabajo por hacer.
En una encuesta internacional realizada por CNN/ORC en el estado “ojo de halcón” este mes, el vicepresidente tenía un 11%, por detrás de Clinton con 54% y Sanders con 31%.
Clinton ha aprendido sus lecciones de su derrota en el 2008 en Iowa, al construir silenciosamente una amplia red política allí. Así que, dado que solo faltan cinco meses para el caucus del 2016, y dado que los fondos de campaña posiblemente sean muy valiosos, ¿acaso Biden podría igualar a Clinton?
Una vez más, Biden está empezando demasiado tarde. Clinton ya ha arrebatado legiones de voluntarios y a las élites del partido, apoyándose en relaciones políticas que tiene en el estado desde hace mucho tiempo, las cuales ganó en el 2008, al igual que lo hizo su esposo en su primera contienda presidencial.
“La campaña de Clinton se ha asegurado el apoyo de las personas que la respaldaban en 1992, así como también a la gente que apoyaba a Obama”, dijo Levesque.
Edward Shumaker, exembajador de Estados Unidos en Trinidad y partidario de ambos Clinton, quien también trabajó en la campaña presidencial de corta duración de Biden en 1988, dijo que el inicio tardío del vicepresidente sería una seria desventaja en el “estado de granito”.
“Ciertamente no es imposible, pero —por usar una metáfora deportiva de buceo— el grado de dificultad sería muy significativo”, dijo.
Así que, Carolina del Sur, la cual sigue a Nuevo Hampshire en la contienda de nominación, podría volverse un gran éxito o un rotundo fracaso para Biden. Estas podrían ser buenas noticias para él.
Algunas fuentes del estado dicen que Biden goza de un apoyo significativo entre los activistas, jefes de condado y funcionarios locales del partido y podría disfrutar de un campo de juego similar al de Clinton.
Él podría tener una oportunidad porque se espera que Sanders tenga menos apoyo en Carolina del Sur que en Iowa y Nuevo Hampshire… dado que su coalición de progresistas blancos es menos frecuente en el “estado del palmito” y él no ha registrado mucho apoyo por parte de los votantes negros.
Sin embargo, Biden aún iniciaría muy por detrás.
“¿Acaso Biden podría igualar a Hillary en cuanto a su alcance de los afroamericanos?”, preguntó Scott Huffmon, profesor de ciencias políticas en la Universidad de Winthrop, Carolina del Sur.
“Los afroamericanos son parte esencial en las primarias demócratas de Carolina del Sur”, dijo, en referencia a un bloque de votantes que constituyó el 56% del electorado principal del partido en el 2008.
Tanto Bill como Hillary Clinton han trabajado exhaustivamente para arreglar los vínculos con los votantes afroamericanos desde el amargo enfrentamiento en las primarias del 2008 en Carolina del Sur, el cual fue ganado por Obama después de hacer notar que el expresidente era percibido por algunos por tener connotaciones racistas.
Ellos han tenido tanto éxito que en una encuesta realizada por CNN/ORC en agosto, el 49% de los votantes demócratas, dijo que la exprimera dama podría hacer el mejor trabajo en la lucha contra las relaciones raciales, muy por arriba de Sanders o Biden.
El apoyo de Obama podría ser decisivo en el estado, pero se cree que el presidente no intervendrá directamente en una contienda entre dos aliados tan cercanos como su vicepresidente y su exsecretaria de Estado.
La próxima contienda para la temporada anticipada de nominación a la presidencia, en Nevada, también se ve incierta para Biden, dada la histórica popularidad de Clinton entre los votantes hispanos.
Aunque el vicepresidente podría argumentar que jugó un papel clave en la decisión de Obama en cuanto a suspender las deportaciones de millones de inmigrantes indocumentados a través de la acción ejecutiva, el estado desértico occidental podría igualmente plantear interrogantes desafiantes que podrían afectar su campaña para las primarias que aún está por ser lanzada.
Aun así, a pesar de los enormes obstáculos para una contienda, al parecer existen más indicios de que Biden está considerando seriamente entrar en la contienda, quizás simplemente para posicionarse en caso de que Clinton tambalee. La política presidencial es siempre imprevisible y lo único cierto es que nadie puede ganar la presidencia sin entrar en la lucha.
“Nunca sabes lo que va a pasar hasta que alguien entra en la contienda”, dijo Bronstein. “La política presidencial es un desastre”.