(CNNMoney) – Hace casi 15 años, en la polvorienta ciudad fronteriza de Piedras Negras, el fabricante de repuestos para automóviles, Rassini, comenzó a tener un problema muy caro en sus manos: los trabajadores estaban corriendo hacia la frontera con Estados Unidos después de tan solo unas pocas semanas en el trabajo.
“El sueño mexicano es tener el sueño americano”, dijo César Cerrato, un operador mecánico que ha trabajado en Rassini durante casi dos décadas y que vio partir a muchos de sus compañeros de trabajo. “Todos teníamos familia en Estados Unidos y queríamos vivir como ellos, tener buenos ingresos en dólares y manejar antiguas camionetas grandes.
Cada vez que Rassini perdía a uno de sus trabajadores y tenía que entrenar a uno nuevo, el costo para la compañía era de 8.000 dólares y 4 meses de tiempo. Por un trabajo más especializado, el costo era de 24.000 dólares y 12 meses, dice la compañía.
No solo era difícil conservar a los trabajadores sino que encontrar nuevos también era un desafío.
La compañía estaba creciendo tan rápido que, en 1997, contrató aproximadamente a 700 trabajadores del estado rural de Veracruz, México. Pero Piedras Negras, con una población de tan solo 97.000 habitantes en aquel tiempo, era tan pequeña que no contaba con alojamiento adecuado para albergar a todos los nuevos empleados y a sus familias.
Así que Rassini albergó a los nuevos trabajadores en dormitorios… un arreglo que no resultó muy bien. Muchos trabajadores regresaron a las familias que habían dejado atrás o se fueron para Estados Unidos. La rotación de empleados se disparó casi hasta el 11% al año.
“Necesitábamos hacer algo para retener a nuestros empleados”, dijo Sergio Dávila, director ejecutivo de Rassini.
Así que Rassini comenzó a construir casas –850 de ellas– para vendérselas a sus trabajadores a un precio aproximado de 10.000 dólares cada una. Pare endulzar el acuerdo, construyó además una piscina y un centro social.
Dado que muchos de sus empleados eran de otras partes de México, Rassini tuvo que sortear una ley que estipulaba que los solicitantes de hipotecas con respaldo del gobierno debían tener al menos dos años de residencia en el área donde estaban comprando casa. Para hacer eso, la compañía elaboró un acuerdo de alquiler con opción a compra: después de dos años de renta, el trabajador recibiría una hipoteca por la casa y el pago de alquiler hasta ese momento sería aplicado a favor del saldo de la hipoteca.
Las nuevas casas no solamente provocaron un auge inmobiliario en Piedras Negras –la compañía dice que actualmente se venden aproximadamente en 18.000 dólares–, sino que también ayudaron a Rassini a retener empleados. Hoy, Rassini da empleo a 2.600 trabajadores y el porcentaje de rotación de personal ha caído a menos del 2% por año.
Vidas cambiadas
Cerrato compró una de las primeras casas que Rassini construyó y dice que no solamente terminó de pagar su hipoteca, sino que ahora está en el proceso de ampliar su casa. Él y su esposa también tienen un par de “troquitas”, el espanglish para “pequeñas camionetas”.
Otro empleado de Rassini, Alfredo Castellanos, era uno de los empleados que vino de Veracruz. Él compró una casa Rassini y el cambio fue dramático.
“Yo trabajaba en el campo sembrando sorgo, arroz, frijol y maíz”, dijo Castellanos. “En realidad yo solo quería vivir cómodo con mi familia, en una casa decente”.
Ahora dice que tiene un gran televisor y aire acondicionado, lujos que nunca había tenido.
Rassini ya no construye casas para sus empleados, pero todavía los ayuda a encontrar alojamiento y préstamos seguros.
Alrededor del 80% de los trabajadores actuales de la empresa ahora son dueños de sus casas y casi 900 de ellos tienen hipotecas respaldadas por el gobierno federal, dijo Rassini.
Además de ayudar a sus trabajadores a tener la capacidad de pagar una casa, Rassini los ayuda a estudiar.
La empresa se dio cuenta de que la escasa educación también contribuía a su alta tasa de rotación de empleados, así que trajo maestros de la comunidad local durante unas cuantas horas cada día para que dieran clases en las aulas dentro de la fábrica. La instrucción comienza con las clases de nivel primario y continúa en la medida en que los trabajadores avanzan… hasta la escuela secundaria.
“Los empleados están más comprometidos, además de que son elegibles para salarios más altos”, dijo Dávila.
Los hijos de los empleados también reciben becas para la escuela profesional de parte de la compañía. “Ellos le dieron a uno de mis hijos una beca, aunque él no trabaja aquí”, dijo Castellanos.
La compañía también ofrece beneficios médicos e incluso ha creado un cuerpo voluntario de ambulancias. El equipo respondió cuando las inundaciones repentinas golpearon la zona hace unos años, dijo Rassini.
Un ejemplo para la industria mexicana
El abismo entre ricos y pobres en México es enorme, pero Rassini está tratando de cerrar la brecha.
El promedio de ingresos per cápita de los hogares en México en el 2014 era de aproximadamente 9.000 dólares al año, según datos del Banco Mundial, pero los trabajadores de planta de la fábrica en Rassini ganan un promedio de aproximadamente 13.000 al año, dice Rassini.
Sergio Cabello, gerente de recursos humanos de Rassini, dice que tratar a los trabajadores con dignidad es importante. Él ve que otras industrias en México empiezan a entender.
Durante los dos últimos años, Rassini ha sido certificada como una Empresa Socialmente Responsable (ESR) por el Centro Mexicano para la Filantropía (Cemefi), una asociación civil mexicana dedicada a promover la filantropía corporativa y la responsabilidad social.
Mientras que otras empresas ven a los sindicatos como enemigos, Rassini dice que considera a su sindicato como un aliado estratégico.
Rassini es uno de los mejores patrones en Piedras Negras, y atrae a trabajadores jóvenes con salarios por encima del promedio.
Omar Heredia, de 40 años de edad, ha sido el líder del sindicato de la Confederación de Trabajadores de México en Rassini durante 18 años y dice que la relación entre el sindicato y la gerencia es mucho mejor hoy en día. Él está orgulloso de lo que ha logrado como líder de la negociación colectiva del sindicato, incluyendo un reciente aumento de sueldo que dice que es el más alto en Piedras Negras.
“El negocio mejoró, el sindicato mejoró y, sobre todo, los trabajadores mejoraron”, dice Heredia.