(CNN) – Al lado de una colina en Pocheon, aproximadamente a 30 kilómetros de la zona desmilitarizada que separa a Corea del Norte y Sur, los objetivos están desplegados.
Hay enormes números pintados y dibujos de tanques que portan la emblemática estrella norcoreana.
A través de un megáfono, un soldado anuncia qué objetivo deben observar. Un avión de combate F-16 surcoreano pasa zumbando por encima poco después, dejando caer una bomba justo en ese sitio.
A continuación nos regalan una impresionante vista de un E-737 “Peace Eye”, una aeronave de vigilancia de última generación que puede detectar movimiento a través de la mayor parte del espacio aéreo de Corea del Norte desde detrás de la frontera de Corea del Sur.
Se nos había permitido un acceso poco frecuente a un simulacro de fuego en vivo que involucra a fuerzas armadas de Corea del Sur y de Estados Unidos.
Esto se hizo para que coincidiera con el ejercicio militar anual conocido como “Ulchi Freedom Guardian”, una serie de simulacros principalmente computarizados que involucra aproximadamente a 80.000 tropas. Su objetivo es simular la defensa de Corea del Sur en caso de un ataque del Norte.
Desde detrás de nosotros, el rugido del cañón antiaéreo sacude el suelo debajo de nosotros y nos deja tosiendo a través del humo espeso y acre. El olor es parecido al que queda después de un gran espectáculo de fuegos artificiales en la víspera de Año Nuevo.
Una flotilla de helicópteros Surion, utilizados habitualmente para transportar tropas, lanza bengalas diseñadas para eludir los misiles tierra-aire norcoreanos.
Luego comandos descienden en rappel con cuerdas hasta el suelo… simulando la infiltración de líneas enemigas.
“Nuestros soldados están preparados y capacitados”, dice el comandante de batallón, Heo Jing-Nyeong, del ejército surcoreano. “Con la voluntad y el coraje para luchar contra el enemigo”.
El soldado de primera clase estadounidense, Israel Corona, parte del contingente militar estadounidense, nos dice: “Estamos preparados para luchar esta noche”.
Cólera de Corea del Norte
Este simulacro tiene lugar cada tres a cinco años, con alrededor de 3.000 militares surcoreanos y estadounidenses.
La mayoría de los ejercicios conjuntos entre los dos aliados provocan una airada respuesta por parte de Piongiang, quienes tienden a considerar estos eventos como una provocación y preludio de guerra.
Este año no fue diferente.
En el período previo al Ulchi Freedom Guardian, la agencia estatal de noticias KCNA dijo que Corea del Norte podría atacar el territorio continental de Estados Unidos si los simulacros continuaban este año.
La ira sobre las minas terrestres a lo largo de la zona desmilitarizada que hirió a una patrulla de Corea del Sur, así como la colocación de altavoces que lanza la propaganda de Corea del Sur, ha dado lugar a que las tensiones sean particularmente mayores últimamente.
De forma impasible, Corea del Sur aun así siguió adelante con el UFG y con este simulacro de fuego en vivo. Esto era algo que quería que sus ciudadanos vieran.
A los miembros del público incluso se les invitó a ver la demostración… la cual fue completada con una banda militar que tocaba música patriótica. Cada vez que una bomba alcanzaba su objetivo el público aplaudía con entusiasmo.
El público estaba especialmente impresionado por el espectáculo de explosiones en perfectas formaciones en “V”, junto con el humo de varios colores que salía de los aviones que sobrevolaban.
Después de la teatralidad, se tenía la oportunidad de inspeccionar las armas de última generación, así como también de tomarse fotos con los soldados que estaban disponibles para explicar cómo funciona todo.
Evacuaciones en la frontera
“Me siento realmente nervioso y preocupado por vivir en esta zona”, dijo un vecino de Pocheon, Song Choon-soon. “Pero después de ver las demostraciones ya no me siento preocupado en lo absoluto. Corea del Norte no puede vencernos”.
La gente aquí está acostumbrada a las amenazas habituales de Corea del Norte. Pero los militares de Corea del Sur y Estados Unidos se han tomado muy en serio las recientes hostilidades.
Algunos residentes que viven cerca de la línea de fuego fueron evacuados, después de que Piongiang estableciera una fecha límite a Corea del Sur para desconectar los altavoces, prometiendo acciones militares si la emisión continuaba.
Para la multitud reunida aquí, la demostración de fuego en vivo parece haber tenido el efecto deseado… asegurarles que Corea del Sur tiene el poderío militar para hacerle frente a la amenaza de su imprevisible vecino.