En estos días de verano y vacaciones, las carreteras se colapsan y las playas se abarrotan de familias con ganas de desconectar de la ciudad. El objetivo fundamental de este periodo no es otro que el de favorecer una actitud de descanso que permita la recuperación física y psíquica de la persona.
Esa recuperación es necesaria tras un período laboral que se ha prolongado a lo largo de meses aunque se haya visto interrumpido de forma ocasional por otros momentos de vacaciones.
Esta faceta del descanso ha ido variando con el paso de los años. El aumento de los recursos económicos y la globalización han provocado que las personas conciban las vacaciones como un periodo para probar experiencias nuevas, así como para realizar una serie de actividades que aparentemente no pueden hacer durante el período laboral.
Según el doctor Francisco Javier Lavilla, especialista del Servicio de Nefrología de la Clínica Universidad de Navarra, este aumento de actividad suele provocar cierto desgaste, por lo que muchas veces acabamos obteniendo el resultado contrario al deseado.
Para ello, es importante saber qué tipo de vacaciones necesitamos en función de nuestro estado físico y psicológico. Por ello, debemos tener en cuenta las siguientes 10 ideas:
- Reflexionar sobre nuestra situación actual: para una persona que ha sufrido un desgaste físico o psíquico, es suficiente un planteamiento relajado de las vacaciones durante las cuales prima esa recuperación. En cambio, para las personas que desean romper una rutina o buscar un estímulo, son más planteables unas vacaciones que incluyan algún tipo de viaje o la posibilidad de adquirir nuevas experiencias. El aprovechamiento de las vacaciones dependerá de los objetivos que hayamos establecido, por lo que es conveniente hacerse las siguientes preguntas:
- ¿En qué medida necesito un verdadero descanso?
- ¿Cuál es mi estado físico y psíquico antes de las vacaciones?
- ¿Qué provecho quiero sacar de este período de tiempo?
- ¿De qué medios económicos dispongo?