(CNN) – “Esto no se trata de ‘cupos mínimos’, son vidas humanas”.
Esa fue una frase de un mensaje en Facebook que la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, publicó en protesta por lo que describió como la “patética” respuesta del gobierno español ante la crisis de inmigración que ahora presiona a gran parte de Europa.
Los simples números que inundan todo el mar Mediterráneo, las imágenes desgarradoras de los niños que se ahogaron en el mar y de las familias desesperadas que luchan para subirse a los trenes, han dividido a la gente y a los gobiernos de Europa, tanto jóvenes como viejos (aunque no siempre como uno podría esperarlo) y desde el este al oeste.
Efusión de simpatía
Las manifestaciones de compasión han sido evidentes. Durante el fin de semana en toda Alemania, las banderas fueron izadas en los partidos de fútbol de la Bundesliga que simplemente decían “bienvenidos refugiados”.
El campeón alemán Bayern Múnich ha anunciado planes para establecer un campo de entrenamiento para los niños refugiados, los cuales ofrecerán sesiones de fútbol, así como clases de alemán y alimentos. La policía de la ciudad alemana dijo que han estado ‘abrumados’ por las donaciones para los refugiados.
El hashtag #refugeeswelcome se ha extendido de forma viral entre los usuarios de Twitter en Europa.
En Gran Bretaña, una petición para ‘aceptar a más solicitantes de asilo y aumentar el apoyo a los migrantes refugiados’ tenía casi 300.000 firmas para el jueves por la noche. Y en Barcelona, en respuesta a la apelación de Colau, cientos de residentes han ofrecido habitaciones en sus casas para los migrantes que podrían ser admitidos en España.
Tema tóxico
Sin embargo, esas habitaciones podrían permanecer vacías.
La inmigración —legal y de cualquier otra clase— es un tema políticamente explosivo en muchos países europeos, lo que explica el gran aumento de los partidos de derecha en Escandinavia, el surgimiento del Partido de la Independencia del Reino Unido (UKIP, por sus siglas en inglés) en Gran Bretaña y el Frente Nacional en Francia.
Los gobiernos conservadores del Reino Unido y España han adoptado medidas drásticas en cuanto a migración, quienes insisten que los esfuerzos europeos deberían estar enfocados en los traficantes de personas —quienes han dado lugar a la crisis— y mejorando las condiciones en los países de origen de los migrantes.
Apoyando a la canciller alemana, Angela Merkel, esta semana, el primer ministro español, Mariano Rajoy, rechazó la idea de establecer ‘cupos mínimos’ de refugiados para cada estado de la UE. “Algunos países no quieren refugiados”, dijo. “No puedes obligar a nadie”.
España se ha comprometido a recibir a menos de 3.000 personas.
¿Refugiados o migrantes por causas económicas?
Algunos argumentan que la mayoría de los que han llegado a Europa no son refugiados que huyen de la persecución política, sino migrantes que buscan mejores oportunidades económicas. Esa es una distinción que hace la primera ministra polaca, Ewa Kopecz.
“Ante todo, nuestras decisiones tienen que ser eficaces para ayudar a quienes lo necesitan, no para quienes buscan oportunidades de una vida mejor en Europa”, dijo en una conferencia de prensa el jueves.
Para otros, eso es irrelevante. Europa es un enorme y rico continente, pero que está envejecido, que realmente se beneficia de la inmigración; lidian con eso al igual que Estados Unidos.
Para el periodista político veterano, Philip Stevens, la gestión de la crisis se ha enfrentado a una “noble retórica en cuanto a la acción colectiva que ha sido refutada por un terrible repliegue hacia el más estrecho de los nacionalismos”.
“Los países ricos de la UE tenían otras cosas en mente: austeridad, recesión y la crisis del euro que no logra solucionarse”, escribió Stevens en el Financial Times el jueves.
Problema a largo plazo
No es como si hubieran tomado por sorpresa a la Unión Europea.
Al inicio de este año, el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, hizo un llamado para una política común de asilo… reclamando que “un mismo solicitante de asilo podría tener un 70-75% de probabilidad de que se le concediera asilo en un país de la Unión Europea y menos de 1%, con las mismas razones, en otro país”.
En abril, el primer ministro italiano, Matteo Renzi, habló de la primera oleada de arribos a medida que mejoraba el clima del Mediterráneo.
“Es inconcebible que ante una tragedia de tal magnitud, no existe el sentimiento de solidaridad que Europa ha demostrado en otros casos”, dijo.
Durante los meses que han transcurrido desde ese entonces, poco ha cambiado. Las propuestas de Juncker fueron rechazadas en las cumbres europeas en abril y de nuevo en julio.
En la última cumbre, un plan de la Comisión para compartir unos 32.000 solicitantes de asilo entre los Estados de la UE fue rechazada. Apenas dos meses después, la Comisión ahora quiere que los Estados miembros compartan 160.000 solicitantes de asilo.
Las detenciones no logran frenar la oleada
Lo que sí cambió fue la preparación de Europa para vigilar el Mediterráneo, ya que triplicaron el presupuesto de la agencia fronteriza en abril y los Estados miembros contribuyen más en la forma de recursos navales y aéreos. Esto podría haber llevado a una mayor aprehensión de traficantes… pero no ha logrado un impacto en la oleada de personas que se dirigen hacia el norte.
Después de la crisis de deuda que casi acabo con la eurozona, Europa nuevamente está dividida.
Alemania se prepara para recibir a 800.000 solicitantes de asilo solo este año… cuatro veces más que en el 2014 y más en comparación con la cantidad que los demás países de la UE, en conjunto, recibieron el año pasado. No es de extrañar que los agotados y hambrientos sirios coreen “Alemania” en los campos de Macedonia y estaciones de ferrocarril de Hungría.
La canciller alemana, Angela Merkel, dijo que era una cuestión de principios.
“Si esta estrecha relación con los derechos civiles universales se rompe”, dijo sobre el derecho de asilo, “entonces no sería la Europa que hemos deseado”.
Suecia ha sido uno de los pocos países europeos en compartir el enfoque alemán.
En relación al número de habitantes, recibió la mayor parte de los más de 600.000 solicitantes de asilo que llegaron a la UE en el 2014, según cifras de Eurostat, el organismo de estadísticas de la UE.
¿Empeorando las cosas?
Para algunos observadores, estos países han tomado la autoridad moral; para otros, esta generosidad solo ha exacerbado el problema, atrayendo a los desesperados que ahora se desplazan hacia el sur de Europa para llegar a Alemania.
El primer ministro húngaro, Viktor Orban, se quejó de que la crisis era más un “problema alemán” que uno europeo.
Los países del este de Europa se han resistido más a aceptar refugiados. Parte de la resistencia se debe al posible impacto que tendría en los presupuestos públicos. Gran parte de ese temor —sin lugar a dudas— se debe al temor a una afluencia de musulmanes en países con poca experiencia con la inmigración.
Eslovaquia ha dicho que solo aceptará a refugiados no musulmanes. “Eslovaquia como un país cristiano realmente puede ayudar a los cristianos de Siria a encontrar un nuevo hogar en Eslovaquia”, dijo el portavoz del gobierno, Ivan Netik.
El primer ministro húngaro, Orban, fue más franco al hablar en Bruselas el jueves.
“Todos los países tienen derecho a decidir si quieren vivir con un gran número de musulmanes en sus países”, dijo. “Si quieren, lo pueden hacer. Nosotros no queremos y tenemos derecho a decidir si no queremos recibir a un gran número de personas musulmanas en nuestro país”.
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El principio de la libre circulación está en peligro
Eso no será suficiente para Alemania, cuya generosidad viene con un precio… y una amenaza velada.
A menos que los estados miembros de la UE acepten los actuales cupos mínimos obligatorios, dijo el Ministro del Interior, Thomas de Maizière, todo el principio de libre circulación dentro de la mayor parte de la Unión, estipulados en el Acuerdo de Schengen, estarán en peligro.
“Si nadie se adhiere a la ley, entonces Schengen está en peligro. Es por eso que necesitamos soluciones europeas con urgencia”, dijo el mes pasado.
De acuerdo con la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, François Hollande, las soluciones europeas incluyen las cupos mínimos obligatorios.
Frente a la magnitud de la crisis, y las imágenes que inundan las pantallas de televisión y las redes sociales, el lenguaje ha comenzado a cambiar. El primer ministro polaco, Kopacz, habló de “un deber moral de aceptar refugiados” el jueves, aunque se resistía al cupo mínimo.
Gran Bretaña, la cual se había comprometido a admitir solo a 1.000 refugiados, está revisando su política. El primer ministro, David Cameron, dijo que lo había conmovido la imagen del niño sirio ahogado en una playa de Turquía y declaró el jueves: “Gran Bretaña es una nación moral y vamos a cumplir con nuestras responsabilidades morales”.
Esa fotografía —del cuerpo sin vida del niño de tres años de edad, Aylan Kurdi— ha conmovido a decenas de miles de personas, entre ellos a presidentes y primeros ministros. Incluso podría ayudar impulsar a Europa para que tome medidas.