Cuatro aspirantes republicanos con menos apoyo en las encuestas debatieron más temprano sobre sus puntos de vista. Sin estar presente, Trump fue el gran perdedor en esta discusión.

(CNN) – Los candidatos presidenciales de segundo nivel atacaron a Donald Trump como alguien que no es apto para ser presidente y discutieron la posición de Kim Davis, la secretaria de un condado de Kentucky, quien está en contra del matrimonio entre personas del mismo sexo, en un enérgico debate transmitido por CNN el miércoles.

Los cuatro aspirantes a la Casa Blanca con menos apoyo en las encuestas, el senador de Carolina del Sur, Lindsey Graham; el exgobernador de Nueva York, George Pataki; el exsenador Rick Santorum y el gobernador de Luisiana, Bobby Jindal, también se pelearon por temas de impuestos, inmigración, seguridad nacional y el salario mínimo.

Justo desde el inicio del debate en la biblioteca presidencial Reagan, los candidatos arremetieron contra Trump, el favorito entre los republicanos, de quien se esperaba, iba a ser blanco de intensos ataques en un enfrentamiento posterior entre los 11 candidatos que se encuentran en las primeras posiciones de las encuestas nacionales de opinión.

Jindal dijo que los demócratas le estaban regalando las elecciones a los republicanos con la errante campaña de la favorita Hillary Clinton, pero él advirtió que la mejor forma de devolvérselas sería nominando a Trump.

“Él colapsará en las elecciones generales o si, Dios no lo quiera, llega a ocupar la Casa Blanca, no tenemos idea de qué haría”, dijo Jindal.

Bobby Jindal en 'el otro debate'

Pataki advirtió que Trump “no era apto para ser el presidente de Estados Unidos o el nominado republicano”, al afirmar que el multimillonario una vez había prometido hacer de Atlantic City un lugar genial, justo como ahora promete hacer de Estados Unidos un gran país, pero en su lugar había convertido el centro turístico costero en una pesadilla económica.

Graham, quien en ocasiones pareció tomar la iniciativa en el debate, impulsó su idea de que solo él, luego de haber pasado décadas en la Fuerza Aérea y de haber hecho 35 viajes a Iraq y Afganistán, está calificado para ser el comandante en jefe.

“El presidente Obama está haciendo un desastre del mundo”, dijo, y advirtió que es erróneo elegir otro “novato” para ser comandante en jefe, al argumentar que la falta de acción de Obama había provocado una crisis humanitaria en Siria.

“¿Cómo puede el presidente Obama dormir por las noches? Mira lo que has permitido que suceda bajo tu mando”, dijo Graham.

Mientras tanto, Pataki y Santorum discutieron por el destino de Davis, quien estuvo en prisión durante varios días por no emitir licencias de matrimonio para las parejas del mismo sexo.

George Pataki y Rick Santorum se enfrentaron por el tema de los hispanos en EE.UU.

El exgobernador de Nueva York dijo que él hubiera despedido a Davis por su negativa a honrar una decisión de la Corte Suprema a fin de abrirle camino al matrimonio gay a nivel nacional, a pesar de que ella ha surgido como una heroína entre los votantes conservadores.

Jindal se opuso: “Necesitamos a un presidente que se vaya a enfrentar a una corte que es abusiva, que ha suplantado su autoridad”.

Pataki contraatacó.

“Vaya. Sabes, vamos a tener un presidente que desafía a la Corte Suprema porque no están de acuerdo”, dijo, y argumentó que la Constitución requiere que los legisladores actúen si las leyes previas fueron anuladas.

Sin embargo, mientras los cuatro candidatos se enfrentaron por numerosos temas, también hubo llamados a que el Partido Republicano se enfoque en el premio máximo de retomar la Casa Blanca a fin de asegurar que no hubiera una mayoría liberal en la corte si un candidato demócrata llegara a ser presidente.

“Si es Hillary Clinton, Joe Biden o Bernie Sanders, ellos van a elegir personas con las que estaremos en desacuerdo todo el tiempo”, dijo Graham en referencia a las nominaciones para la Corte Suprema. “Por favor entiendan que tenemos que ganar estas elecciones”.

En el debate, cada candidato se dio a la tarea de preparar su camino para mejorar sus cifras en las encuestas. Graham se enfocó en la seguridad nacional, mientras Jindal aniquiló al establishment republicano en Washington, al quejarse de que los líderes del Partido Republicano no habían logrado derogar Obamacare a pesar de tener mayorías en el Congreso. Pataki dijo que él sería el único candidato que podría ganar apoyo entre los demócratas, y aparentemente, también tenía la mirada puesta en los votantes independientes que pueden ser importantes en las primarias de Nuevo Hampshire. Mientras tanto, Santorum buscó cortejar a los votantes social conservadores que lo ayudaron a ganar los caucus de Iowa en 2012.

Graham y Santorum también se batieron a duelo por la inmigración. Santorum dijo que él empezaría por reforzar la frontera del sur de EE.UU. mientras ordenaba que millones de personas que habían permanecido en el país con visas vencidas se retiraran. Sin embargo, Graham contraatacó al decir que cualquier republicano que cada vez más alejara a los votantes latinos importantes estaba condenado a perder la Casa Blanca.

“¿Quién ganó a los hispanos?”, preguntó, en referencia a las elecciones anteriores. “En mi mundo, los hispanos son estadounidenses”.

En un intenso debate de 75 minutos que se llevó a cabo entre los candidatos de las últimas posiciones, quienes están desesperados por mantener viva su candidatura poco probable para ocupar la Casa Blanda y por tratar, de alguna forma, de posicionarse entre el primer grupo de candidatos, no hubo mucho alivio.

Graham repetidamente advirtió que el fracaso de Estados Unidos por destruir a ISIS en Siria e Iraq daría lugar a ataques terroristas en suelo estadounidense.

Pero a pesar de su oscura visión del mundo, Graham efectivamente hizo algunos comentarios graciosos. En una ocasión, por ejemplo, recordó que Reagan solía compartir cocteles con el presidente demócrata de la Cámara, Tip O’Neill, cuando era presidente.

Él dijo que lo primero que haría en la Casa Blanca sería hablar con los demócratas para tratar de romper el bloqueo legislativo de Washington, y afirmó que “vamos a beber más”.