(CNN) – Tres horas y 11 candidatos después, esta es nuestra lista de los ganadores y perdedores del debate republicano de CNN llevado a cabo el miércoles por la noche en la Biblioteca Presidencial Ronald Reagan.
Ganadores:
Carly Fiorina
En el período previo al debate, Fiorina insistió en que ella pertenecía en el escenario del debate con los aspirantes de primer nivel a la Casa Blanca.
Ella lo demostró la noche del miércoles.
Por segundo debate consecutivo, Fiorina una vez más fue la estrella de la noche; se enfrentó a Donald Trump, el favorito republicano, con delicadeza y átrapó a la audiencia con respuestas elegantes y enérgicas, al igual que con un apasionado enfoque en contra del aborto.
Fiorina se ganó quizá el mayor aplauso de la noche cuando atacó a Planned Parenthood.
“Aquí lo importante es el carácter de nuestra nación y si no nos movemos y obligamos al presidente Obama a que vete este proyecto d ley, nos debería dar vergüenza”, dijo Fiorina ante un estallido de aplausos que fue el momento más importante de la noche, uno que resultará atractivo para la base social conservadora del partido.
Fiorina evadió una oportunidad temprana para atacar a Trump, pero no cometió ese error de nuevo cuando le pidieron que hablara sobre los comentarios recientes del empresario acerca de su aspecto en una entrevista con Rolling Stone, en la que sugirió que su rostro haría que nadie votara por ella.
“Creo que las mujeres en todo el país escucharon con claridad lo que el señor Trump dijo”, expresó, una vez más ante un estruendoso aplauso.
Marco Rubio
Rubio demostró el miércoles en la noche por qué tantos miembros de élite del Partido Republicano desde hace mucho tiempo han considerado que es uno de los principales aspirantes a la nominación republicana: él puede entrelazar su fuerte manejo de la política con una narrativa personal convincente.
Rubio se enfrentó a Trump no como lo hizo Fiorina o Bush, sino abordó al favorito sin atacarlo directamente; en cambio, dirigió el debate hacia sus fortalezas.
Cuando Trump hizo referencia a las ausencias de Rubio en las votaciones en el Senado, Rubio se rehusó a responder con otro ataque.
“Tiene razón, he faltado a algunas votaciones, y le diré por qué, señor Trump. Esto se debe a que en mis años en el Senado, me he dado cuenta muy rápidamente de que el establishment político en Washington, D.C. en ambos partidos políticos está completamente desconectado de las vidas de nuestra gente”, dijo Rubio. “Por eso he faltado a algunas votaciones. Porque estoy dejando el Senado, no me estoy postulando a la reelección, me estoy postulando a la presidencia porque sé lo siguiente: a menos que tengamos al presidente correcto, no podemos hacer que Estados Unidos alcance su potencial, pero con la persona correcta en el cargo, el siglo XXI puede ser la mejor era que nuestra nación jamás ha conocido”.
Jeb Bush
Bush se destacó con varios momentos clave durante el debate que tranquilizaron a sus partidarios luego de que bajara en las encuestas recientes, y tras lidiar con cómo manejar el hecho de que Trump se mantenga a la cabeza en la contienda.
Bush pareció haber salido del caparazón de la tortuga al que tanto se ha aferrado como su símbolo, para darle a los votantes un indicio de la pasión que tanto le ha costado mostrar.
“¿Sabes qué? En cuanto a mi hermano, de una cosa estoy seguro. Él nos mantuvo a salvo”, le dijo Bush a Trump ante uno de los aplausos más fuertes de la noche. “¿Recuerdas al bombero que abrazó los escombros? Él envió una clara señal de que Estados Unidos tendría la fuerza y lucharía contra el terrorismo islámico, y efectivamente nos mantuvo a salvo”.
Y también enfrentó a Trump de manera exitosa por la sugerencia que el multimillonario hizo en relación a que la esposa mexico-americana de Bush es la razón por la que él apoya una reforma migratoria integral.
“Involucrar a mi esposa en medio de una escandalosa conversación política fue completamente inapropiado, y espero que te disculpes por eso, Donald”, dijo Bush. “¿Por qué no te disculpas tú con ella?”, declaró Trump.
Con bajas expectativas, los varios momentos destacados de Bush y la mejora general que vimos frente a su desempeño en el primer debate le aseguraron un lugar entre los ganadores de la noche.
Chris Christie
Mientras Bush y Fiorina tuvieron sus momentos destacados a partir de sus riñas con Trump, el gobernador de Nueva Jersey enganchó el suyo al utilizar un momento clave para hacer que sus oponentes se vieran narcisistas y al representarse como el adulto del salón.
“Aunque estoy tan entretenido como todos por esta discusión personal acerca de la historia de Donald y la carrera de Carly, por el trabajador de la construcción de 55 años de edad que está en la audiencia y no tiene trabajo, quien no puede financiar la educación de su hijo, tengo que decirles la verdad. Sus carreras no les interesan, les interesan las suyas”, dijo Christie. “Empecemos a hablar de eso en este escenario y dejemos de jugar… dejemos de participar en juegos”.
Anteriormente en la noche, Christie sugirió que el problema con el debate era que “nos estamos peleando entre nosotros” acerca de cómo abordar el desfinanciamiento de Planned Parenthood a pesar de que “estamos de acuerdo”.
Y fue ahí cuando Christie, quien ha sido acusado de ser demasiado moderado, dio su mejor respuesta hasta ahora para demostrar sus credenciales conservadoras.
“Ella (Hillary Clinton) cree en el asesinato sistemático de niños en el vientre para preservar sus partes del cuerpo… de tal forma que maximiza su valor para que sean vendidas a fin de obtener ingresos”, dijo Christie.
Sin definir
Donald Trump
Trump recibió un torrente de críticas de un grupo de aspirantes que evidentemente estaban más preparados, y ansiosos, por enfrentarse al desenvuelto multimillonario. Quienes asestaron golpes en el debate pasado —como Scott Walker y Jeb Bush— no dudaron en enfrentarse a Trump, ansiosos por retomar sus titubeantes posiciones en las encuestas.
El resultado fue variado, ya que Trump tuvo tanto momentos memorables como momentos vergonzosos. Sin embargo, ahora que el favorito intenta mantener la delantera mientras suben las cifras del neurocirujano retirado Ben Carson, es difícil ver que Trump no haya resultado al menos parcialmente herido en el desempeño del miércoles.
Trump tropezó al contestar la hábil respuesta de Fiorina respecto a sus comentarios acerca de su rostro, y con torpeza la llamó “hermosa” después de sugerir que su apariencia impediría que los estadounidenses votaran por ella.
Y cuando Bush lo atacó por una “falta de juicio” y una “falta de entendimiento de cómo funciona el mundo”, Trump recurrió a una táctica empleada a menudo de vincular a Bush con la presidencia de su hermano al sugerir que “el gobierno de tu hermano nos dio a Barack Obama porque fue tal desastre… que Abraham Lincoln no podría haber sido electo”.
La pronta respuesta de Bush —que su hermano mantuvo el país a salvo— desequilibró a Trump mientras la multitud bramaba en señal de aprobación.
Sin embargo, Trump llegó a sus mejores momentos cuando estuvo en el lado de la ofensiva, al pronunciar algunos de los comentarios estándar que sus partidarios probablemente devoraron. Él dijo que nunca atacó al senador Rand Paul por su apariencia, aunque “hay mucho material en ese sentido”, y atacó tanto los antecedentes de Fiorina como de Walker con cifras que respaldaban su retórica.
Mientras enfrentaba preguntas en relación con la política exterior y al dar su errónea respuesta al presentador de radio conservador Hugh Hewitt, quien fue uno de los interrogadores del debate, Trump hábilmente se volvió hacia Hewitt. aislándose así de ataques adicionales por parte de sus rivales.
Trump logró evadir la principal pregunta sobre su conocimiento de varios grupos terroristas y sus líderes, al señalar que Hewitt recientemente había reconocido un malentendido entre los dos cuando Hewitt habló de las fuerzas Quds, lo que Trump escuchó como “kurdas”, y esto llevó a una discusión entre los dos, no entre Trump y otro candidato.
John Kasich
No hubo mucha diferencia entre el desempeño del gobernador de Ohio en el primer y segundo debate.
Sin embargo, en el segundo debate, Kasich careció del impulso que definió su primera participación en el escenario del debate, cuando apenas logró ser parte de los candidatos de primer nivel e impresionó a los observadores políticos tan solo semanas después de haber lanzado su candidatura.
Perdedores
Rand Paul
Paul siguió lanzando cosas contra la pared el miércoles… y aun así, nada pareció quedarse pegado.
El senador de inclinación libertaria una vez más se dirigió a la yugular de Trump. Ante la pregunta de si le confiaría a Trump los códigos nucleares, Paul dio una firme respuesta: absolutamente no.
Pero con cada ataque, Paul no logró hacer lo que los candidatos deben hacer para salir adelante en un debate: sacar a luz sus propias fortalezas. En cambio, simplemente señaló las debilidades de Trump.
Los momentos más fuertes de Paul se produjeron cuando defendió su punto de vista libertario en relación con las intervenciones militares extranjeras y con la reforma a la justicia penal. Sin embargo, aunque esos comentarios probablemente fueron bien recibidos por su base libertaria de seguidores, Paul pareció ser el que queda fuera cuando discutió la política exterior en medio de un campo de partidarios de dicha política.
Scott Walker
Walker se defendió al inicio del debate, evidentemente ansioso por enfrentarse al favorito luego de haber bajado en las encuestas en las últimas semanas, debido a una estrategia que en gran medida evitaba confrontar a Trump.
“No necesitamos un aprendiz en la Casa Blanca. Hay uno ahí ahora mismo”, dijo Walker respecto a Trump en lo que evidentemente fue una ocurrencia preparada… una por la que Bush hizo un gesto de aprobación.
Luego, Walker respondió a los ataques de Trump sobre su período como gobernador, y después defendió su oposición al salario mínimo, pero pronto se desvaneció del escenario.
Él dio sus respuestas con más fervor en una participación que superó a la de su primer debate, pero terminó la noche sin momentos destacados que podrían resultar siendo necesarios ahora que Walker busca retomar su posición en la contienda.
Ben Carson
Carson fácilmente se hubiera podido llevar el segundo debate republicano: la participación del neurocirujano retirado viene de un reciente aumento que lo ha elevado a la posición no. 2 en la contienda.
Pero en cambio, Carson no se arriesgó, mantuvo su comportamiento tranquilo y calculado, evitó las peleas que se desarrollaban a su alrededor e inyectó su característico buen humor en sus respuestas.
Y no hubo falta de oportunidades: Carson tuvo varios momentos en los que pudo derribar a Trump, pero no lo hizo, incluso cuando Trump habló de datos científicos superficiales para respaldar sus opiniones sobre las vacunas.
Unas cuantas ocurrencias podrían haber brindado el impulso que Carson necesita para derrotar a Trump en al menos cuatro de los estados de las votaciones tempranas en los que poco a poco ha ido alcanzando al favorito multimillonario.
Sin embargo, Carson podría llegar ahí de todas formas: su atractivo poco ortodoxo que mostró el miércoles se aleja de los momentos que se llevan el centro de la atención y a menudo definen los debates presidenciales… no a diferencia de su primera participación en un debate.
Ted Cruz y Mike Huckabee
Mientras ambos dieron respuestas sólidas a las preguntas que recibieron, ni el exgobernador de Arkansas, Mike Huckabee, ni el senador de Texas, Ted Cruz, aprovecharon las oportunidades para destacarse en medio del abarrotado escenario que compartieron con 11 candidatos.
No quisieron enfrentarse a Trump y ambos revelaron poca voluntad por discutir asuntos clave de política con los otros candidatos.
¿El resultado? Se perdieron en el fondo.