(CNN) – Estados Unidos puede estar expuesto a un poco de amor rudo de parte del papa.
Después de toda una vida viendo de lejos a la nación más próspera y poderosa del mundo, el papa Francisco camina sobre el suelo de Estados Unidos por primera vez, a la edad de 78 años, tras llegar a Washington desde Cuba la tarde del martes.
Él está seguro de que recibirá una cálida bienvenida de millones de católicos de Estados Unidos, y sus números en las encuestas –los cuales serían la envidia de cualquier político– sugieren que partidarios curiosos de otras religiones e incluso los no devotos también esperan ansiosamente su visita.
Pero las bendiciones del primer papa latinoamericano en Estados Unidos también pueden contener incómodos desafíos a medida que se dirige a un país que condensa muchos de los males que él, como la cabeza de una de las religiones más grandes del mundo, ha denunciado. Aunque hay aspectos de la vida de los estadounidenses que Francisco acepta, él rápidamente se ha dado a conocer por sus críticas contundentes sobre la sociedad contemporánea y la economía global, y su crítica –desde el capitalismo hasta el cambio climático y la tecnología– abarca el espectro político.
“El papa Francisco es el máximo forastero de Washington. Sus prioridades no son las prioridades de Washington”, dijo John Carr, director de la Iniciativa sobre Pensamiento Social Católico y Vida Pública en la Universidad de Georgetown”. Pensamos que somos el centro del mundo. Nosotros no somos el centro del mundo del papa Francisco. Con toda sinceridad, él está más cómodo en las barriadas de Argentina que en los corredores del poder”.
De la ráfaga de encíclicas, escritos y otros comentarios que Francisco ha hecho públicos desde su elección hace dos años, Estados Unidos, el hogar del mercado más poderoso del mundo, una voraz cultura consumidora y que nutre el Internet, parece representar gran parte de lo que él aborrece.
El desafío político del papa
Esa es la razón por la que Francisco enfrenta una tarea política delicada mientras se encuentra con el presidente Barack Obama y se dirige al Congreso, además de celebrar misas y otros eventos públicos en Washington, Filadelfia y Nueva York esta semana.
Francisco está entrando en un intenso debate nacional sobre temas cercanos a su corazón, incluyendo la desigualdad en los ingresos, el cambio climático, la definición del matrimonio, la libertad religiosa y la inmigración. Los políticos rivales están seguros de que aprovecharán su visita para sus propios propósitos, y los mensajes que él imparte, potencialmente, podrían dar nueva forma a la manera en que esos temas aparecen en la campaña presidencial.
Una de las razones por las que puede tener poco que perder: a diferencia de los legisladores delante de quienes estará de pie durante el momento en que por primera vez un papa se dirija a una reunión conjunta del Congreso, Francisco es responsable solo de su fe y del evangelio, por lo que no es probable que se contenga por razones políticas.
El papa versus el Partido Republicano
“Él viene al país más rico del mundo. Creo que nos va a desafiar a decir que eso conlleva una gran responsabilidad”, dijo Rudy López, director ejecutivo de Interfaith Worker Justice.
Muchos observadores esperan que Francis reprenda implícitamente a los republicanos –algunos de los cuales niegan una relación entre la conducta humana y el cambio climático, un tema que él abordó en una encíclica en junio– por su renuencia a enfrentar el calentamiento global. El papa también puede vadear dentro del furioso debate sobre la inmigración en Estados Unidos, después de advertir anteriormente en este año que las naciones que le cierran la puerta a los inmigrantes deberían buscar el perdón de Dios.
Pero él va a ser un “perturbador de la igualdad de oportunidades”, dijo el reverendo James Martin S.J., editor independiente para la revista America, la revista de los jesuitas estadounidenses.
Las diferencias con los demócratas
Los demócratas podrían verse criticados por apoyar el aborto y el matrimonio entre personas del mismo sexo, políticas que entran en conflicto con la doctrina de la Iglesia católica.
Y el gesto que Francis hará al ir directamente a almorzar con las personas indigentes en lugar de ir con sus anfitriones del Congreso después de su discurso en el Capitolio resonará en ambos lados del pasillo.
“Él es una parábola que camina y que habla”, dijo Carr. “Este es un papa que mira al mundo desde abajo hacia arriba y desde afuera hacia adentro. Creo que él trae al Congreso y a la Casa Blanca una perspectiva diferente de la que están acostumbrados a escuchar”.
Y esa perspectiva podría ser irritante para ambas partes.
“El papel del cristiano es el de consolar a los afligidos –por supuesto–, pero también afligir a los que están cómodos. Tenemos personas que necesitan ser afligidas un poco, sobre todo en su perspectiva hacia los pobres y los marginados”, dijo Martin.
Aunque el papa no ha articulado una opinión clara sobre Estados Unidos desde que fue elegido, muchos de sus comentarios han sido dedicados a sus raíces argentinas y respecto a si él se adhiere a una perspectiva del mundo latinoamericano que sospecha de Estados Unidos y del capitalismo agresivo.
Pero es improbable que Francisco apunte con un dedo a Estados Unidos. Sus críticas podrían ser audaces, pero serán implícitas –posiblemente en una de sus famosas divagaciones de su texto preparado– y serán dirigidas con gracia y cortesía.
“Él es un buen maestro”, le dijo el cardenal Timothy Dolan, arzobispo de Nueva York, a New Day de CNN el lunes. “Él sabe que una de las maneras más eficaces de enseñar es reafirmar lo que es bueno, felicitar por lo que estamos haciendo bien”.
Por ejemplo, es probable que él elogie la libertad, la democracia, la oportunidad y la pluralidad religiosa y racial estadounidense.
“Cuando haces eso, una persona con sentido común dice: ‘Vaya, seguramente eso es bueno de parte de él, que esté afirmando lo que hacemos bien. Pero, por otro lado, ¿lo estaremos haciendo tan bien como deberíamos?’”, dijo Dolan. “Ese es el punto en donde entra el examen de conciencia”.
Altos índices de aprobación
Pero mientras que Francisco es universalmente elogiado por su ejemplo personal de humildad y por la manera en que vive su fe –su índice de aprobación en Estados Unidos estaba en el 59%, según un sondeo de opinión de Gallup en julio–, también ha atraído abundancia de críticas aquí.
Sus opiniones políticas progresistas sobre muchos temas –bastante de izquierda comparado con cualquier figura política importante estadounidense– son a menudo criticadas como los de un ingenuo que se desvía de su carril, y los conservadores dicen que él malinterpreta el papel que juega la libre empresa para ayudar a millones de personas alrededor del mundo a salir de la pobreza.
Su encíclica de junio proporcionó una crítica abrasadora del consumo de energía de los países ricos y su papel en el cambio climático, lo que él etiquetó como “uno de los principales desafíos que enfrenta la humanidad en nuestros días”.
En el mismo documento, también criticó a los medios sociales, en un mensaje que puede resultar una lectura inquietante en la nación que le dio al mundo el iPhone, Google, Facebook y Twitter: “Cuando los medios de comunicación y el mundo digital se vuelven omnipresentes, su influencia puede evitar que las personas aprendan cómo vivir sabiamente, a pensar de manera profunda y amar generosamente”.
Además, él ha reservado algo de su lenguaje más duro para el capitalismo tal como se practica en Estados Unidos y en otros lugares.
“Una búsqueda sin restricciones en cuanto a que el dinero es el que manda. El servicio del bien común se queda atrás”, dijo en una conferencia en Bolivia en julio. “Una vez que el capital se convierte en un ídolo y guía las decisiones de las personas, una vez que la codicia por el dinero preside todo el sistema socioeconómico, este arruina la sociedad, condena y esclaviza a los hombres y mujeres, destruye la fraternidad humana”.
Seis de los candidatos presidenciales actuales del Partido Republicano, entre ellos, Jeb Bush, Marco Rubio y Chris Christie, son católicos practicantes. Todos ellos han dicho que aunque reciben su enseñanza religiosa del papa, buscan orientación política en otros lugares.
Cuba en la agenda
Gran parte de la agenda de Obama, en comparación, se ajusta más cómodamente a las posturas del papa. El papa fue influyente, por ejemplo, en la negociación de la reciente apertura de Obama con Cuba, y el presidente ha hecho referencia a las declaraciones del papa en sus propias advertencias sobre los peligros de la desigualdad económica.
Pero el gobierno también tiene sus diferencias con el papa. El presidente ha sido criticado por haber invitado a un obispo episcopal abiertamente gay y varios activistas gais a una ceremonia de bienvenida para el papa de parte de la Casa Blanca. Además, el apoyo tradicional del Partido Demócrata a favor del derecho al aborto choca directamente con la doctrina católica.
Así que no es solo el Partido Republicano el que está esperando el mensaje del papa con un poco de ansiedad. Los funcionarios de la Casa Blanca admiten que no tienen idea de lo que va a decir.
“El papa es una figura muy independiente, y sabemos por sus viajes anteriores, que no sabemos lo que va a decir hasta que lo dice”, dijo Charles Kupchan, director sénior del Consejo de Seguridad Nacional para Asuntos Europeos, el cual incluye la Santa Sede.
Kupchan dijo que espera que la Casa Blanca no esté de acuerdo con algunos de los elementos del mensaje del papa.
Sin embargo, agregó: “Esperamos que su autoridad moral nos ayude a avanzar en muchos de los temas que consideramos muy importantes en nuestra agenda política”.