(CNN) – Vladimir Putin ha vuelto… y le está robando el protagonismo a Obama.
El presidente ruso llegó a las Naciones Unidas el lunes por primera vez en una década, propuso un golpe contra el liderazgo global de Estados Unidos y buscó arrebatar el control estadounidense de la coalición en la lucha contra ISIS.
Y él no fue el único líder de un país que desafió a Estados Unidos para efectivamente eclipsar a Obama en la reunión mundial anual, la cual el presidente de EE.UU. tradicionalmente utiliza para ser el centro de atención.
Los discursos del presidente chino Xi Jinping y el presidente iraní Hassan Rouihani en el septuagésimo aniversario de la creación del organismo mundial también dejaron a Obama defendiendo no solo su legado personal en la política exterior, el cual ya está siendo atacado en su país por parte de los candidatos presidenciales republicanos, sino todo el concepto de un orden mundial basado en siete décadas de liderazgo mundial de EE.UU.
El día de los discursos, el cual también incluyó una participación del líder cubano Raúl Castro y del presidente egipcio Abdel Fattah el-Sisi, puso de manifiesto los desafíos multipolares para el poder de EE.UU., a medida que imperios inactivos buscan resurgir y Estados Unidos enfrenta desafíos militares desde Europa del Este, elMedio Oriente, hasta Asia.
Obama ha adoptado una política de alentar a otros actores a abordar las amenazas en sus regiones, por ejemplo al presionar a Arabia Saudita y Jordania para que entren a la coalición a fin de combatir a ISIS. Pero el enfoque significa que otras fuerzas que se unen a la batalla —entre ellas Irán y ahora Rusia en Siria— pueden no estar necesariamente de acuerdo con el juego final preferido por Estados Unidos.
Obama ofreció una intensa justificación a de sus políticas —sobre todo al hacer hincapié en la diplomacia sobre el uso de la fuerza— en su propio discurso ante la ONU, pero parecía estar a la defensiva en medio de las acusaciones de los críticos en relación a que sus políticas han envalentonado a los adversarios de EE.UU.
El rival más acérrimo el lunes fue Putin, quien parece estar sondeando las aperturas en Ucrania y Siria, donde él cree que el presidente de EE.UU. no resistirá. Recientemente ordenó una escalada militar en Siria aparentemente en apoyo del presidente Bashar al Asad, un cliente de Rusia desde hace mucho tiempo, y lo hizo a espaldas de Washington para cerrar una alianza de inteligencia en contra de ISIS con Irán, Siria e Iraq justo este fin de semana.
Rusia critica intervenciones de Estados Unidos
El mensaje de Putin en el estrado de la ONU el lunes fue simple: las intervenciones de Estados Unidos y el unilateralismo han fracasado en el Medio Oriente, y es hora de intentar algo nuevo.
Su discurso hará poco para socavar una impresión generalizada en muchas capitales occidentales en relación a que su objetivo en Siria no es solo reforzar a un aliado de Moscú, sino sobre todo, frustrar el poder y la influencia estadounidense en Medio Oriente.
Putin se enfocó en particular en la participación de Estados Unidos en Iraq y Libia, la cual dijo fomentaba un vacío de poder que se llenaba con “extremistas y terroristas”.
“¿Te das cuenta ahora de lo que has hecho?”, preguntó.
Hizo un llamado a que hubiera una conferencia ministerial y después una resolución de la ONU para reorientar la estrategia contra ISIS, a pesar de que muchos observadores estadounidenses creen que su verdadero objetivo es darle prioridad a los ataques contra los rebeldes que se oponen a al Asad y frustrar las aspiraciones de Estados Unidos en una región en la que Obama ha mostrado poco interés en involucrarse.
Al igual que Rusia, China es también una nación que una vez disfrutó de gran poder y ahora está buscando un repunte. Xi, el presidente de una nación a la que Washington culpa de avivar las tensiones en Asia con sus disputas territoriales en el mar mientras cada vez más empuja a Estados Unidos en el Pacífico, atacó las críticas al sistema comunista de China.
Y en un sutil aviso en contra de nuevas aventuras militares de Estados Unidos, él advirtió que “quienes adoptan el enfoque superior de usar la fuerza encontrarán que solo están levantando una roca para dejarla caer sobre sus pies”.
E Irán, al que Estados Unidos acusa de apoyar el terrorismo a lo largo de Medio Oriente, interpretó su acuerdo con las potencias mundiales sobre su capacidad nuclear como un ejemplo de la capitulación de EE.UU. y culpó a “las acciones incorrectas de los recién llegados a la región y a los actores transregionales ingenuos” —una clara referencia a Washington— por el caos en Oriente Medio.
Al sentir los crecientes desafíos contra el poder de Estados Unidos que fueron demasiado evidentes en la ONU el lunes, Obama abiertamente criticó la percepción —alimentada por los candidatos presidenciales republicanos— de que él es un líder débil que ha envalentonado a los adversarios de Estados Unidos.
Obama busca defender su legado
Él parecía estar frente a los historiadores que considerarán su legado tanto como frente a sus contemporáneos en el escenario mundial, sobre todo cuando defendió su política de cooperación con algunos de los mismos líderes que culpa.
“Vemos en nuestros debates sobre el papel de Estados Unidos en el mundo una idea de fuerza que se define por la oposición a los viejos enemigos, a los adversarios percibidos, una China en ascenso, o una Rusia que resurge, un Irán revolucionario”, dijo Obama.
Fue particularmente despectivo con Putin, al burlarse del concepto de “medios de comunicación controlados por el estado” de una Rusia reanimada. Dijo que los ucranianos querían alinearse con Europa, no con Moscú, y señaló que las sanciones habían llevado a una “caída del rublo y a la emigración de más rusos ilustrados”.
“La historia está llena de fracasos de falsos profetas y de imperios caídos, que creyeron que siempre podrían arreglar la situación, y que continuará siendo así. Pueden contar con eso”, dijo Obama.
Pero Obama también reconoció que estaba abierto a un enfoque realista que podría llevarle a trabajar con Rusia e Irán para luchar contra ISIS y respaldar una “transición controlada” lejos de al Asad.
Ver que al Asad permanezca en el poder durante algún tiempo y cooperar con Irán en relación con Siria son posiciones con las que el gobierno ha estado en desacuerdo desde hace mucho tiempo, y adoptarlas expone a Obama a críticas en casa, así como por parte de los adversarios a quienes se enfrentó el lunes en el escenario mundial.
El senador por Florida Marco Rubio, quien está haciendo de la política exterior una pieza central de su campaña a fin de conseguir la nominación presidencial para 2016, advirtió que Putin estaba presentando el argumento en relación a que el liderazgo estadounidense había fracasado en Medio Oriente y que la culpa era de Obama.
“El presidente ha caído en eso. De hecho, ha fortalecido las manos de Putin”, dijo Rubio en una entrevista con NPR, la cual fue transmitida el lunes, en la que se quejó de que los estados en la región se estaban desesperando ante la falta de una estrategia de parte de Estados Unidos para derrotar a ISIS.
“Si se ven ante la elección de Rusia o nada, van a elegir a Rusia”, dijo Rubio.
Obama no ha mantenido en secreto el hecho de que considera a Putin como un acosador, y el líder ruso parece ver a su homólogo como alguien débil. Este aprecio negativo se hizo evidente en los días previos a la reunión a lo largo de los márgenes de la ONU, ya que cada parte argumentaba que la otra había hecho presión respecto a la reunión y declaraba que las pláticas estaban enfocadas por completo en sus propias prioridades: Ucrania en el caso de Obama y Siria para Putin.
Mientras podría decirse que Obama perdió el plan de poder al participar en la reunión —él ha rechazado a Putin desde la anexión de Crimea en 2014— ambas partes finalmente reconocieron que aún necesitan trabajar juntos al presentarse y darse un incómodo apretón de manos ante las cámaras el lunes.
Parecía evidente que Obama no quería estar ahí en particular, pero Ben Rhodes, un asesor nacional de seguridad delegado, dijo en el programa The Lead de CNN el lunes que habría sido “irresponsable” no reunirse con Putin y probar sus intenciones.
También fue una participación que probablemente tendrá mejores resultados en Moscú, donde Putin quiere convencer a los rusos de que él es un actor clave en el escenario global, que en Washington.