ISIS considera a los yazidíes apóstatas.

Nota del editor: La cobertura del rescate de los yazidíes en el monte Sinjar, con reportajes de Ivan Watson, Elise Labott, Barbara Starr y el conductor Wolf Blitzer, está nominada al premio Emmy a mejor documental y noticia 2015.

TEMPLO DE LALISH, Kurdistán iraquí (CNN) — “Adiós”, murmuró en kurdo una mujer vestida con un chal negro mientras besaba la mano extendida de un clérigo anciano.

“Ora por mí”, dijo la siguiente mujer de la fila mientras inclinaba la cabeza y besaba la mano del viejo sacerdote.

Esta era una ceremonia de despedida para 66 mujeres y niños que fueron prisioneros del movimiento islamista armado conocido como ISIS.

La mayoría de los presentes sufrieron vejaciones innombrables en manos de los militantes yihadistas. Todas las víctimas eran yazidíes, miembros de una etnia y minoría religiosa antigua cuyo futuro en Iraq está en duda.

En el atrio del antiguo templo de Lalish, junto a un portal con imágenes talladas en piedra del sol, la luna y una serpiente negra que abarca todo el atrio, Baba Sheikh, el líder espiritual de los yazidíes, se apoyaba en un bastón mientras daba la bendición final a la congregación.

Las mujeres que iban cubiertas de negro, el color del duelo, viajarían pronto con sus hijos a Alemania, en donde les ofrecieron refugio, ayuda psicológica y un escape de los horrores de la guerra en Iraq.

“Lo que ISIS les hizo no se repetirá”, dijo el patriarca yazidí, quien llevaba unas túnicas blancas vaporosas y una larga barba blanca.

“Dejen de vestir de negro”, urgió a las mujeres allí reunidas. “Las ropas negras solo nos recordarán la destrucción de nuestras aldeas y las cosas malas que nos ocurrieron”.

Una persecución histórica

El Iraq moderno es el hogar tradicional de los yazidíes, un grupo religioso ancestral que se cree que existió antes de la cristiandad y el islam. La religión cuenta con aproximadamente 600.000 miembros a los que se les enseña que, desde hace siglos, la población mayormente musulmana que los rodea los ha perseguido.

Los líderes yazidíes suelen decir que su comunidad sufrió 73 masacres y genocidios.

En varias ocasiones, los conquistadores musulmanes arrasaron con el templo de Lalish, el sitio más sagrado de la religión yazidí, y lo transformaron temporalmente en una escuela musulmana.

En épocas más recientes, en 2008, una serie de atentados suicidas con camiones contra un grupo de pueblos yazidíes en Iraq, cerca de la provincia de Sinjar, cobraron la vida de más de 300 personas.

Sin embargo, pocas personas habrían podido predecir la ferocidad del ataque de ISIS contra los yazidíes en Sinjar, en agosto de 2014.

La conquista relámpago de la provincia desató un éxodo: cientos de miles de personas huyeron de sus hogares. Los grupos yazidíes y el Gobierno Regional del Kurdistán documentaron la muerte de al menos 3.000 civiles yazidíes a manos de ISIS, así como el secuestro de más de 5.000 yazidíes, en su mayoría mujeres.

Esclavitud moderna

ISIS considera que los cristianos y los judíos son “Gente del Libro”, es decir, religiones reconocidas y respetadas en el Corán. Sin embargo, detestan a los yazidíes, a quienes consideran apóstatas. De hecho, ISIS revivió con orgullo una práctica despreciable como castigo para los yazidíes e impone versiones modernas de la esclavitud a sus prisioneros yazidíes.

Varias exprisioneras han descrito a CNN la forma en la que las compraron y vendieron como objetos a lo largo del último año.

“ISIS encontró algunos versículos del Corán para justificar la esclavitud en la actualidad”, explicó Mamo Othman, exministro yazidí del gobierno iraquí que ahora da clases en la Universidad de Duhok, en el Kurdistán iraquí. “ISIS nos ha hecho retroceder 1.400 años”, dijo Othman.

“Todos estamos traumatizados”, dijo Myrza Dinnayi, asesor yazidí del Gobierno Regional de Kurdistán. Dinnayi dijo que ha entrevistado a más de 1.000 mujeres yazidíes que escaparon de las garras de ISIS. Casi todas sufrieron ataques sexuales constantes. Muchas de ellas eran esclavas sexuales de ISIS.

“Los combatientes de ISIS las golpeaban y las torturaban. Estuvieron varios meses en prisiones de ISIS, así que tienen TEPT (trastorno por estrés postraumático), depresión profunda. No tenemos en Iraq los instrumentos para tratarlas”.

El largo proceso de sanación

Dinnayi y su organización benéfica AirBridge Iraq han estado colaborando con el gobierno del estado alemán de Baden-Wurttenberg para reubicar en Alemania a cientos de mujeres y niños que han sido víctimas de ISIS. Allá, reciben un permiso de residencia por dos años, tratamiento psicológico y apoyo del gobierno para vivienda y educación para los niños. Dinnayi reconoció que esto solo será el principio de un largo proceso de sanación para unas personas que podrían no recuperarse nunca de las atrocidades que soportaron.

“No es un procedimiento quirúrgico normal”, dijo Dinnayi, quien también es médico. “Sé que están heridos… nuestro deber es ayudar a estas víctimas a vivir mejor con sus heridas”.

Dinnayi dijo que era importante que la dirigencia yazidí de entender a las víctimas que a pesar de los ataques sexuales que sufrieron durante su esclavitud, siguen siendo bienvenidos y queridos en la comunidad yazidí.

La peregrinación final

Antes de viajar a Alemania, cada grupo de mujeres y niños hizo una última peregrinación al templo de Lalish.

Situado en un valle de la región semiautónoma iraquí de Kurdistán, el templo cuenta con una serie de santuarios y grutas con torres piramidales. Este pacífico santuario tiene un aire atemporal. Al atardecer, los ancianos yazidíes, con sus largos bigotes y sus turbantes, observaban a un joven voluntario que corría descalzo de un santuario a otro para encender velas, musitando oraciones por las víctimas de las masacres y besando las piedras del templo.

Tras recibir la bendición de Baba Sheikh, la congregación de 66 mujeres y niños salió del templo y bajó la loma hacia unos autobuses que los esperaban. Todos iban descalzos, como es la costumbre entre quienes visitan este lugar sagrado.

Entre los viajeros está Sabah Mizra Mahmoud, de 15 años, quien viajará con su madre, su hermano menor y su hermana de 16 años. ISIS tomó como rehén a la hermana de Mahmoud durante tres meses y finalmente la liberaron.

“Su situación fue horrible”, recuerda Mahmoud.”La llevaron a Siria. Regresó con nosotros, pero ISIS todavía tiene a 12 primas mías”.

De hecho, más de un año después del ataque de ISIS, los activistas yazidíes dicen que aún hay 3.000 mujeres yazidíes prisioneras de ISIS.

Una despedida emotiva

Las lágrimas rodaron por el rostro del joven Mahmoud mientras se acercaba al autobús que lo llevaría al aeropuerto. Él y su familia tendrán la oportunidad de iniciar una vida nueva en Alemania. Pero eso no facilitó la partida de casa. “Estoy feliz y triste a la vez”, dijo el muchacho sobre el inminente viaje.

Luego, empezó a mencionar los crímenes adicionales que ISIS ha cometido contra su familia. “Mataron a mi papá. Mataron a mis primos y a mi tío. Secuestraron a 25 de mis familiares, incluidas las mujeres”, cuenta Mahmoud.

Un tío de Mahmoud, Jamil Jato, desdobló un trozo de papel con fotos de más de una docena de familiares a los que ISIS asesinó. Entre ellos está el padre de Mahmoud, a quien mataron frente a su hijo adolescente, de acuerdo con Jato. El mismo Mahmoud se salvó de morir por poco.

“Lo acostaron en el suelo para matarlo”, contó Jato. “Estaba con otros ocho o nueve niños. Los acostaron en el suelo y les preguntaron si sabían disparar un arma. Dijeron que no, así que ISIS los dejó ir”.

Mahmoud y su hermano menor lloraron junto al autobús mientras se despedían de su tío canoso. “Anden, suban al autobús”, susurró Jato mientras luchaba por contener el llanto.

Cerca de allí, una niñita gritaba y lloraba; se negaba a subir con su madre al vehículo.

Los trabajadores de asistencia de la Organización Internacional para las Migraciones, organismo que ayudó a facilitar el viaje a Alemania, lloraban mientras acomodaban a los viajeros sollozantes en el autobús.

Cuando el autobús partió finalmente, uno de los primos jóvenes que lloraba y ondeaba la mano en despedida quedó inconsciente en el suelo, abrumado por la emoción del momento.

Este es el calvario de los yazidíes.

Limpieza étnica

Desde 2014, ISIS ha logrado hacer una limpieza étnica al ahuyentar a cientos de miles de yazidíes de sus hogares. Muchos de los sobrevivientes se han refugiado en los vastos campamentos del Kurdistán iraquí. Lo hacen a sabiendas de que miles de sus familiares mujeres siguen sufriendo la esclavitud.

Quienes pueden, se van del país.

“No tenemos futuro en Iraq, dijo Jato, luego de ver a sus sobrinos traumatizados iniciar el largo viaje a Alemania.

Con información de Ingrid Formanek.