Doris Day y Rock Hudson durante una conferencia de prensa, en julio de 1985. El actor sorprendió por una drástica pérdida de peso y se movía con lentitud. Hudson murió menos de tres meses después, el 2 de octubre de 1985.

(CNN) - Prometía ser una tranquila tarde de viejos amigos recordando viejos tiempos.

Rock Hudson y Doris Day, la pareja de la pantalla grande de las comedias de finales de los años cincuenta y principios de los sesenta, se reunieron con el propósito de promover una serie de televisión sobre mascotas para el canal Christian Broadcasting Network.

Day, una incondicional defensora de los derechos de los animales, había salido de su retiro como la anfitriona del programa, y su coestrella favorita había prometido ser su primer invitado.

Hudson llegó tarde a la conferencia de prensa del 15 de julio de 1985, pero impresionó a Day y a los reporteros cuando finalmente apareció. Quien una vez fuera una estrella de cine bien parecida se veía sorprendentemente delgado, se movía con lentitud y se comportaba como si tuviera más de 59 años.

Menos de una semana después, el actor colapsó en el lobby de un hotel en París, a donde había ido en un último intento desesperado por recibir tratamiento médico.

Las imágenes de un Hudson enfermo con Day, quien se mantenía alegre y vibrante, le dieron la vuelta al mundo una vez el público se enteró de que el símbolo de la hombría de los años cincuenta había contraído el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida, o SIDA, y los informes de los medios de comunicación indicaron que la enfermedad era “más prevalente entre hombres homosexuales y los usuarios de drogas intravenosas”. Una portavoz del artista confirmó su enfermedad ese 25 de julio.

“Había algo acerca del diagnóstico de Hudson que parecía tocar una fibra arquetípica en la conciencia estadounidense. Durante décadas, Hudson había estado entre los pocos actores que personificaban una sana masculinidad estadounidense; ahora, de una sola vez, se reveló que era gay y que padecía de la aflicción de los parias”, escribió el fallecido Randy Shilts en su crónica sobre la crisis que fue éxito de librería, titulada “And the Band Played On”.

“Los doctores involucrados en la investigación sobre el SIDA se refirieron al anuncio de Hudson como el evento más importante en la historia de la epidemia, y pocas personas conocedoras lo discutieron”.

Miles ya habían muerto de la enfermedad para mediados de los años ochenta, pero la revelación de un miembro de la realeza del cine de pronto hizo que las personas adquirieran conciencia de “niños con SIDA que querían ir a la escuela, obreros con SIDA que querían ir a trabajar, e investigadores que querían financiamiento”, señaló Shilts.

La cobertura de la prensa en relación con la epidemia se triplicó una vez se dio a conocer la noticia, según el libro “Covering the Plague: AIDS and the American Media” de 1989.

Para cuando “Doris Day’s Best Friends” salió al aire ese otoño, Hudson había muerto, y así se convirtió en la primera celebridad importante que murió por causas relacionadas con el SIDA el 2 de octubre de 1985. Treinta años más tarde, su muerte sigue siendo un momento crucial en la epidemia y su impacto es una parte clave de su legado.