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Una gran parte de una investigación hace hincapié en los beneficios físicos y psicológicos del ejercicio. Para los adolescentes, estos beneficios son particularmente importantes, dado que la adolescencia es un tiempo de desarrollo acelerado y de formación de hábitos.

Desafortunadamente, también es un tiempo en el que muchas personas sufren bullying, y no existe mucha investigación respecto a la manera en que el ejercicio, con todas las cosas buenas que hace para la salud mental de una persona, podría ayudar a que las personas se defiendan de los muchos efectos nocivos del bullying.

Eso es lo que un equipo conducido por el Dr. Jeremy Sibold de la Universidad de Vermont se propuso investigar en un estudio publicado en la revista de la Academia Estadounidense de Psiquiatría del Niño y del Adolescente (AACAP, por sus siglas en inglés).

Los autores tomaron datos de 13.583 respuestas a la Encuesta Nacional sobre las Conductas de Riesgo en los Jóvenes del 2013, la cual le hace un montón de preguntas demográficas y de conducta a los adolescentes –así como algunas respecto a si han experimentado bullying real y en persona– y examinó las correlaciones entre el ejercicio y unos cuantos resultados diferentes e importantes.

En general, descubrieron lo siguiente:

“El 25,1% de los estudiantes que reportó que se ejercitó 6 o 7 días por semana se sintió triste durante 2 semanas o más en los últimos 12 meses, comparados con el 35,7% de estudiantes que reportó que se ejercitaba de 0 a 1 día”.

“De los estudiantes que hicieron ejercicio 6 o 7 días en la última semana, el 15,9% reportó que tuvo ideas suicidas, y el 6,4% reportó intentos de suicidio en los últimos 12 meses, comparados con el 24,6% y el 10,3% de estudiantes que se ejercitó de 0 a 1 día respectivamente”.

Los beneficios que el ejercicio tuvo tanto para los estudiantes que sufrieron bullying como para los que no lo sufrieron:

“De los estudiantes que sufrieron bullying y que se ejercitaron de 6 a 7 días por semana, el 34,7% se sentía triste o desesperado en comparación con el 42,5% de los estudiantes que sufrió bullying y que se ejercitó de 0 a 1 día, mientras que el 10,5% de los estudiantes que no sufrió bullying y que se ejercitó de 6 a 7 días a la semana se sintió triste o desesperanzado en comparación con el 18,1% de los estudiantes que no sufrió bullying y que se ejercitó de 0 a 1 día”.

“Del mismo modo, el 36,8% de los estudiantes que sufrió bullying y que se ejercitó de 6 a 7 días durante la semana pasada reportó ideas suicidas en comparación con el 45,9% de los estudiantes que sufrió bullying y que se ejercitó de 0 a 1 día, mientras que el 11,8% de los estudiantes que no sufrió bullying y que se ejercitó de 6 a 7 días durante la semana pasada se sintió triste y desesperado en comparación con el 20,7% de los estudiantes que no sufrió bullying y que se ejercitó de 0 a 1 día”.

“Además, el 16,2% de los estudiantes que sufrió bullying y que se ejercitó de 6 a 7 días durante la semana pasada reportó intento de suicidio en comparación con el 20,4% que se ejercitó solo de 0 a 1 día. En los estudiantes que no sufrieron bullying y que se ejercitaron de 6 a 7 días por semana, el 3,5% reportó intento de suicidio en comparación con el 6,4% que se ejercitó de 0 a 1 día”.

En conjunto, estos resultados sin duda apuntan a la idea de que el ejercicio puede ayudar a prevenir el arraigo de los peores daños psicológicos del bullying.

Pero como los investigadores destacan, existen límites de lo que puede ser deducido de este tipo de estudio correlacional. Por ejemplo, podría darse el caso de que el ejercicio no cause mejora en el humor sino que las personas que tienen un mejor humor logren armarse de valor para tener la voluntad de ejercitarse.

También sería muy interesante ver un estudio como éste que considere a fondo la gravedad del bullying. En las encuestas en cada caso, todos los elementos de bullying están presentados en la forma de sí/no dentro de la redacción de oraciones tales como “Durante los últimos 12 meses, ¿alguna vez has sufrido bullying dentro de las instalaciones de la escuela? [énfasis en el original]”

Ninguno de ellos mide qué tan severo o frecuente fue el bullying que el encuestado sufrió, por lo que podrían existir efectos ocultos aquí que vale la pena explorar.

También sería interesante aprender más acerca de cómo el ejercicio protege a los chicos de los peores síntomas del bullying así como también lo previene en general: Después de todo, es natural esperar que los chicos que se ejerciten mucho estén en mejor forma y, dependiendo del tipo de ejercicio, para ellos pueda ser más fácil encontrar otros chicos con quienes relacionarse.

Ambas situaciones podrían ayudar a evitar que sean víctimas, o al menos que reduzcan la frecuencia y severidad de la victimización.

Así que este estudio se suma a lo que podría ser una percepción muy importante del debate en curso sobre cómo hacerle frente al bullying, pero todavía existe mucho que no conocemos.