Según la autora, el número mujeres que participan en la industria de la tecnología es muy bajo: sólo el 26% de los puestos son de mujeres.

Nota del Editor: Susan Wojcicki es la directora ejecutiva de YouTube. Anteriormente, fue vicepresidente de publicidad y comercio en Google. Las opiniones expresadas en este comentario son exclusivamente las de la autora.

(CNN) – Mi hija tenía 10 años cuando me dijo que odiaba las computadoras.

Como alguien que ha pasado su carrera ayudando a construir una de las más grandes compañías de tecnología en el mundo, yo estaba impactada. De repente, un problema que había enfrentado repetidamente en el trabajo –la falta de mujeres involucradas en la tecnología– golpeaba de frente en mi casa.

La historia puede sonar familiar: teníamos una computadora en casa y en palabras de mi hija: mi hijo “la había dominado”. Por si acaso, ella agregó que el gusto por las computadoras era “super aburrido” y que ella tenía mejores cosas que hacer en su ocupada vida.

Hoy en día, este mismo patrón está desarrollándose en los hogares a lo largo de Estados Unidos. Las niñas están siendo dejadas de lado en la conversación cuando se trata de tecnología, lo que las lleva a pensar en la tecnología como algo aislante y antisocial sin haberles dado alguna vez la oportunidad de corregir estas percepciones.

A pesar de que son las mujeres las que obtienen la mayoría de licenciaturas, ellas obtienen únicamente el 12,9% de los títulos de ciencias de la computación, de acuerdo con Computing Research Association (Asociación de investigación de informática).

Estas estadísticas tienen serias implicaciones en nuestra economía y para las mujeres en general. Para el 2020, se espera que los empleos en ciencias de la computación crezcan aproximadamente dos veces más rápido que el promedio de la nación, lo que suma cerca de 5 millones de empleos. Sin embargo, hoy las mujeres ocupan solo el 26% de todos los empleos de tecnología, según American Association of University Women (Asociación estadounidense de mujeres universitarias).

El hecho de que las mujeres representen una porción tan pequeña de la fuerza laboral tecnológica no debería ser tan solo una llamada de atención… debería ser un momento Sputnik. La industria de la tecnología no es el futuro de Estados Unidos, es nuestro presente. Desde la confección, hasta el cuidado de la salud, la agricultura y las artes, la tecnología está revolucionando todas las industrias a un ritmo sin precedentes, rehaciendo el mundo durante su despertar.

Si las mujeres no participan en la tecnología, con su masiva prominencia en nuestras vidas y en la sociedad, corremos el riesgo de perder mucho de lo que hemos ganado a lo largo de décadas en lo económico, lo político y lo social. Podríamos estar retrocediendo en una era en la que deberíamos estar solidificando y fortaleciendo nuestro progreso.

Esa es la razón por la que me sentí tan animada al ver al alcalde Bill de Blasio cuando exigió que todas las escuelas de Nueva York ofrecieran cursos de ciencias de la computación en los siguientes 10 años. Esto no solamente ayudará a que los estudiantes de la ciudad estén preparados y puedan competir por empleos futuros, sino que tendrá un efecto gigantesco en las mujeres, las minorías y las personas pobres, quienes tienen el menor acceso a la educación en ciencias de la computación.

La única forma en que podemos abordar el problema de las mujeres en la tecnología, mientras que preparamos a nuestros estudiantes para un futuro competitivo, es que más estados y distritos sigan el ejemplo de la ciudad de Nueva York y que ofrezcan la enseñanza de las ciencias de la computación a todos los estudiantes en Estados Unidos, con el objetivo final de que llegue a ser algo obligatorio.

Ya algunos distritos grandes han instituido propuestas similares. En San Francisco, la Junta de Educación votó para que se dieran cursos de ciencias de la computación (CS, por sus siglas en inglés) desde el preescolar hasta la secundaria, y para que sea obligatorio hasta el octavo grado para el año escolar 2016-17. Y en Chicago, la ciudad se ha comprometido a dejar para el 2018, como requisito para la graduación de secundaria, un curso de ciencias de la computación de un año de duración.

Otros países están comenzando a instituir normas similares. El año pasado, el Reino Unido se convirtió en el primer país de la Unión Europea en donde los cursos de ciencias de la computación son obligatorios para todos los niños entre 5 y 16 años, e Italia rápidamente siguió su ejemplo. Además, Israel y Corea del Sur tienen algunos de los más rigurosos planes de estudio de ciencias de la computación en el mundo.

Es indiscutible que muchas escuelas carecen de recursos y constantemente enfrentan retos presupuestarios. Pero según una investigación que Google le encargó a Gallup, nueve de cada 10 padres ven las ciencias de la computación como un buen uso de los recursos escolares y dos tercios piensan que su aprendizaje debería ser un requisito. Ese punto de vista solamente se fortalece entre los hogares con ingresos menores.

Si no hacemos de las ciencias de la computación una prioridad al exigir que las escuelas lo ofrezcan, corremos el riesgo de hacer que las brechas de género, de clase y raciales empeoren ya que el ingreso y las oportunidades fluyen hacia los estudiantes a quienes se les da la oportunidad de sentarse detrás de una computadora.

Mi hija ahora ama las computadoras. La inscribí en un campamento de codificación solo para chicas donde ella empezó a ver que la tecnología podía mejorar su propio mundo. Es una historia conmovedora dentro de mi hogar. Pero, a menos que actuemos para asegurarnos de que se enseñen las ciencias de la computación en todas las escuelas, millones de niñas a través de Estados Unidos nunca tendrán la misma oportunidad.