Nota del editor: Camilo Egaña es el conductor de Encuentro. Las opiniones expresadas en este artículo son exclusivas del autor.
(CNN Español) – “En este mundo traidor, nada es verdad ni mentira, todo es según el color del cristal con que se mira”. Suena a bolero pero no lo es. Es una frase que siempre se ha atribuido al escritor y pensador español del siglo XIX, Ramón de Campoamor y Campoosorio. Con el tema de los derechos humanos cada quien echa mano de cierto cristal para justificarse, vanagloriarse o difuminarse.
El régimen de Corea del Sur esgrime la bandera de los derechos humanos como los franceses, celebran sus vinos.
El gobierno de Venezuela considera un acto soberano negar la entrada al país de observadores internacionales de cara a las elecciones.
Todavía hoy, a Cuba le parece ‘necesario’ restringir y controlar Internet y mantener un único partido político. Y que en Bangladesh maten a machetazos a un bloguero va camino de convertirse en algo demasiado habitual.
En la sede de la ONU en Ginebra se le ofreció a Venezuela una sesión para hablar de derechos humanos ‘’como un acto de cortesía”. Eso dijo al menos el presidente del Consejo, el alemán Joachim Rücker, que sin embargo, recordó que fue en 1996 la última vez que un grupo de relatores de la ONU visitó Venezuela para investigar las alegaciones de violaciones a los derechos humanos en el país.
El presidente Maduro dijo que su país es un ‘un estado social, viable y exitoso”, en materia de derechos humanos. (La verdad es que no entiendo cómo un estado puede no ser social)
El alto comisionado de Derechos Humanos de la ONU, Zeid Ra’ad Al Hussein, denunció la presión a la que son sometidos los jueces y fiscales venezolanos, sobre todo en “casos políticamente sensibles”. Al Husein dijo que “los casos de la jueza María Luisa Afiuni y Leopoldo López son ilustraciones evidentes de estos problemas”.
La agencia EFE dice que Maduro ignoró lo que dijo el alto comisionado de derechos Humanos de la ONU y al término de su comparecencia, se reunió con un grupo de diplomáticos amigos de la revolución bolivariana.
De lo otro, de la detención de los sobrinos de la primera dama por narcotráfico, no se habló… al menos en público.