(CNN) – Cuando comenzó la invasión del pez león, Estados Unidos fue tomado por sorpresa… e infestado.
Hoy en día, el pez león goza prácticamente de una supremacía inigualable en su territorio en continua expansión desde la Costa Este hasta el Caribe. El peculiar intruso de rayas del Pacífico tiene pocos depredadores dispuestos a enfrentar sus espinas venenosas y un devastador apetito.
El pez león ha sido conocido por disminuir la población de especies autóctonas en un 90% tan solo a unas cuantas semanas de su llegada, diezmando muchas especies útiles tales como peces que se alimentan de algas que son perjudiciales para el coral. Ellos consumen suficientes como para llegar a ser obesos, e incluso recurrir al canibalismo.
Estos voraces depredadores se están extendiendo rápidamente –la hembra del pez león suelta dos millones de huevos al año–y dejan a los conservacionistas frente a una lucha cuesta arriba para contener sus cantidades y preservar los ecosistemas amenazados.
Trasladar la pelea a la mesa
En Florida, donde el pez león ha afectado enormemente la industria de la pesca, los lugareños se están defendiendo al comerlos.
La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés) ha dirigido una campaña para poner al pez león en los menús, impulsando a los pescadores y comerciantes a participar, mientras que la fundación de educación ambiental Reef organiza ‘derbies de pez león’ para atrapar tantos como sea posible.
Docenas de restaurantes locales han empezado a servir al recién llegado en forma de ceviche, sushi y otros platillos creativos, aunque la demanda aun tiene que igualar a la oferta.
El biólogo conservacionista, Joe Roman, cree que este enfoque puede proporcionar dividendos.
“Hemos visto algún impacto y la evidencia de que las poblaciones están disminuyendo”, dice Roman, citando el ejemplo de Cuba, donde el gobierno organizó un programa masivo de cosecha.
Desde 2003, Roman ha ayudado a promover el movimiento “invasivore” a través de su popular sitio web ‘Cómete a los invasores’, que ofrece información y recetas para ayudar a compensar el impacto desastroso de especies invasoras.
Desde los porcinos salvajes que pasaron arrasando a lo largo de Texas, hasta la pitón de Birmania que se sintió como en casa en Florida, las especies invasoras le cuestan a Estados Unidos más de 120.000 millones de dólares al año en daños, y además acaban con las especies locales y destruyen los ecosistemas.
Conservación con una ventaja
Roman no cree que el hecho de comérselos, por sí solo, pueda resolver el problema, pero lo ve como un valioso –y placentero– punto de acceso.
“He pasado mi carrera tratando de controlar los apetitos de las personas para manejar las especies autóctonas a fin de que no las agotemos”, dice el conservacionista. “Aquí hay un caso en el que los apetitos voraces le hacen un favor al ambiente. ¡Uno quiere que esto no sea una tarea, que sea divertido y sabroso!”
El movimiento invasivore se ha beneficiado de la creciente popularidad de los estilos de vida de sostenibilidad y de sus ramificaciones como la búsqueda de alimento y también de llegar a los cazadores que suelen estar en el lado opuesto.
“Existe un traslape”, dice Roman. “Tenemos más conservacionistas que salen a cosechar sus propios alimentos, y los cazadores que se enfocan en (matar) a las especies que mejoran el medio ambiente”.
El Dr. Matthew Barnes, ecologista de la Texas Tech University, quien mantiene el recurso en línea Invasivore.org, cree que el principal valor puede estar en la conciencia.
“Estoy muy esperanzado en que el comer los peces sirva como una herramienta educativa”, dice Barnes. “Las campañas como ‘limpia, escurre y seca’ entre los lagos han sido eficaces para hacer que las personas sean conscientes de mover los mejillones cebra y las plantas exóticas”.
Las especies invasoras se introducen comúnmente por el movimiento humano, el cual debe ser el enfoque, dice Barnes.
“Sabemos que cuanto antes en el camino intentes manejarlos, más eficaces serán los resultados. Es más barato prevenir la introducción que enfrentar una especie una vez está establecida”.
El blog de Invasive enfatiza la necesidad de seguridad. Las especies próximas a carreteras pueden acumular metales tóxicos; se descubrió que las pitones de la Florida contenían el doble del nivel seguro de mercurio.
Pero si los recolectores son cuidadosos, Barnes cree que puede ser accesible para todos, sobre todo si comienzan con las plantas invasoras.
“Siempre decimos que los dientes de león son una buena puerta de entrada invasora”, dice el ecologista.
Una respuesta a nivel mundial
El Dr. Piero Genovesi preside el Invasive Species Specialist Group (Grupo de especialistas en especies invasoras) de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), y está preocupado porque la situación se agrava cada vez más.
“El problema está aumentando en todas partes”, dice Genovesi, señalando al crecimiento invasor en el mar Mediterráneo, y la propagación del jacinto de agua a través de África –el que atraía mosquitos de la malaria– como las preocupaciones principales.
El conservacionista utilizó el cangrejo de río como un ejemplo: “Tenemos que considerar la posibilidad de usarlos como un recurso… en algunos casos su consumo puede ayudar a controlar a las poblaciones, pero también puede crear un interés por difundir las especies más aún”.
Genovesi añade que se ha comprobado que en la mayoría de los casos, con raras excepciones, como los gatos salvajes en regiones de Australia, la erradicación puede ser imposible, pero que el consumo puede ser mejor que los intentos de envenenamiento en masa que también matan a las especies autóctonas.
Sin embargo, su prioridad es lograr un consenso entre los reguladores y la industria para impedir las invasiones con anticipación, con señales tempranas de alerta y medidas de respuesta rápida para contar con el apoyo de algo.
La UE ha anunciado recientemente medidas de control para 37 especies, incluyendo el ibis sagrado y la rana toro. Genovesi le da la bienvenida a la medida pero se refiere a ella como “totalmente insuficiente” ya que miles de especies están causando daños.
Mantener la presión sobre los encargados es fundamental ahora, lo que significa mantener en alto el perfil de las especies invasoras.
Para los que se comen las especies invasoras (invasores), el reto es hacer que sus recetas sean irresistibles.