(CNN) – Una alarmante semana en la política convirtió la tragedia de París en una furiosa riña interna mientras que los líderes estadounidenses luchaban por demostrar que eso se asemejaba a un momento aterrador.
Las polifacéticas olas de asesinatos y bombardeos de ISIS hicieron que volviera la horrible amenaza de una ola de terrorismo internacional a un lugar dominante en la política de Estados Unidos que no había tenido lugar desde los días llenos de temor que le siguieron al 11 de septiembre de 2001.
Los nervios en Estados Unidos se alteraron por los relatos de terror que se filtraron al otro lado del Atlántico, por amenazas de bombas en las aerolíneas francesas en Norte América y por los sangrientos videos de ISIS en los que advierte que la siguiente masacre podría desarrollarse aquí.
Sin embargo, dado que la artillería policial pesada se extendió a lo largo de la ciudad de Nueva York y Washington, no existió ningún tipo de unidad de propósito como el que sostuvo a la nación después del 11-S. De hecho, los políticos de ambos campos respondieron al hacer que las divisiones de los partidarios sean aún más profundas a medida que surgen desagradables controversias sobre el papel de los estadounidenses en el Medio Oriente, sobre quien era lo suficientemente fuerte para hacer la guerra y abordar la situación de los refugiados.
Fue un momento surrealista en una campaña que ya había estado más volátil y más sorprendente que muchas contiendas anteriores para llegar a la Casa Blanca.
Antes de esta semana, es incierto si algún experto hubiera predicho que uno de los favoritos de la contienda presidencial de uno de los partidos importantes respaldaría la idea de que los musulmanes en Estados Unidos deberían ser obligados a registrarse en una base de datos para rastrear sus movimientos.
Sin embargo, el republicano Donald Trump hizo exactamente eso y cuando un periodista le preguntó en Iowa el jueves cómo la estrategia diferiría de la persecución de los judíos en la Alemania nazi, simplemente respondió: “Dígamelo usted”.
El magnate multimillonario de bienes raíces también cuestionó en Fox News si sería necesario cerrar algunas mezquitas.
El principal rival de Trump por la nominación del Partido Republicano, el neurocirujano Ben Carson, añadió su propia retórica inflamatoria, interviniendo en el debate sobre si se les debe prohibir la entrada a los refugiados sirios en Estados Unidos debido a la preocupación de que algunos son extremistas.
Él comparó a los terroristas que podrían tratar de evitar que Estados Unidos investigue a los refugiados con perros gravemente enfermos, lo cual inyectó un nuevo nivel de virulencia a un debate político sobre la capacidad de los funcionarios de Estados Unidos para llevar a cabo la verificación de antecedentes e investigación de personas que huyen de la guerra civil de Siria.
“Si hay un perro rabioso corriendo en tu vecindario, posiblemente no supondrás algo bueno de ese perro”, dijo Carson en Alabama el jueves. “Y posiblemente quites a tus hijos del camino. Eso no quiere decir que odias a todos los perros”.
A inicios de la semana, otro favorito republicano, Jeb Bush, también le agregó leña al fuego al sugerir que solo refugiados cristianos deberían ser recibidos en el país.
En una conversación con los medios de comunicación en Carolina del Sur, Bush argumentó: “Quiero decir, puedes demostrar que eres cristiano… si no puedes demostrarlo, estás en el lado de la precaución”.
La controversia sobre el destino de los refugiados no fue el único estímulo para la acalorada retórica en una semana en donde el candidato presidencial republicano Marco Rubio proclamara que Estados Unidos ahora estaba atrapado en un “conflicto de civilización” con terroristas islámicos.
Obama critica a republicanos durante viaje al extranjero
En el otro lado del campo político, el presidente Barack Obama parecía lo suficientemente satisfecho por avivar los ataques de los partidistas, al decir el miércoles que la retórica del Partido Republicano sobre los ataques era una “herramienta potente de reclutamiento” para ISIS.
Dos días antes, en su primera reacción ampliada por los ataques de París, Obama ganó críticas poco favorecedoras por una conferencia de prensa en donde parecía defensivo, molesto y no parecía estar totalmente en sintonía con el trauma que se estaba difundiendo en casa a causa de los ataques.
Dado que acababa de emitir su desafortunada declaración de que ISIS estaba “contenida” en Iraq y Siria horas antes de los atentados de París el pasado viernes, Obama se negó de forma irritable a morder el cebo de los periodistas que buscaban un mea culpa.
Reconoció que los ataques en París eran “atroces” “terribles” y “escalofriantes”, pero fracasó en dar un tipo de retórica de ofensiva y una fuerte confortación que algunos estadounidenses esperaban en momento de crisis.
En cambio, optó por defender su estrategia en Siria, que pareció muy fuera de tono: “Aun cuando nos entristecemos con nuestros amigos franceses, no podemos perder de vista que se están haciendo progresos”.
Obama luego se irritó cuando los periodistas le preguntaron si había subestimado a ISIS y cómo podía decir que su estrategia estaba funcionando cuando el grupo había tenido éxito en perpetrar los recientes y sangrientos ataques en Beirut, París y contra un avión de pasajeros ruso sobre Egipto.
“Acabo de responder esa pregunta con las últimas tres preguntas, así que no sé qué más quieren que añada”, le dijo Obama a Jim Acosta de CNN en determinado momento.
Él también recibió críticas por estar dispuesto a participar en la política interna más allá del límite, atacando a los republicanos por su postura sobre los refugiados sirios.
“Al principio estaban preocupados porque la prensa fura demasiado dura con ellos durante los debates. Ahora les preocupan los huérfanos de tres años de edad. Eso no me parece demasiado duro”, dijo el presidente.
Esos comentarios solo empeoraron la toxicidad de los pleitos políticos sobre el debate de los refugiados, ya que Obama enfrenta una posible mayoría para veto en relación a una legislación que pide un alto a la reubicación de refugiados sirios en Estados Unidos.
Eso representó una oportunidad para que el candidato presidencial del Partido Republicano, Ted Cruz, asumiera una actitud altanera luego de que los comentarios de Obama fueran ampliamente interpretados como dirigidos en parte al senador de Texas.
“Señor presidente, yo lo animaría a que si quiere insultarme, lo haga otra vez en mi cara”, dijo Cruz al referirse a Obama.
“Tengamos un debate sobre los refugiados sirios en este momento”, agregó. “Podemos hacerlo en cualquier lugar que desee. Preferiría hacerlo en Estados Unidos y no en el extranjero, donde usted está haciendo los insultos. Es fácil lanzar un insulto barato, cuando nadie puede responder”.
Kerry sombre el ataque a Charlie Hebdo
Los ataques de París también se convirtieron en un campo minado retórico para John Kerry, quien se confundió al ofrecer sus condolencias a Francia usando su lengua nativa, en lugar de usar su destreza lingüística para usar su fluido francés.
El secretario de Estado hizo una distinción entre el ataque a la revista satírica francesa Charlie Hebdo en enero y la ola de asesinatos dirigidos a cafés y una sala de conciertos en París, en comentarios sobre el más reciente acontecimiento.
“Hubo una especie de enfoque particularizado y tal vez incluso una legitimidad en cuanto a… no una legitimidad, sino una lógica a la que de cierto modo podrías adherirte de alguna manera y decir: ‘Está bien, realmente estás enojado por esto y aquello’”, dijo Kerry en la Embajada de Estados Unidos en París, refiriéndose al ataque contra Charlie Hebdo, el cual había satirizado frecuentemente a los extremistas musulmanes.
“Este viernes se trató de algo absolutamente indiscriminado”, dijo Kerry.
Los candidatos presidenciales del Partido Republicano, quienes están representando la respuesta del gobierno como engañosa e irresponsable, saltaron.
“Él tiene que dormir un poco y callarse”, dijo el gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, al referirse a Kerry en Fox News.
Alcalde cita caso sobre japoneses durante Pearl Harbor
Otro Demócrata, el alcalde de Roanoke, Virginia, David Bowers, también acaparó titulares al argumentar que sería “imprudente” permitir que los refugiados sirios sean reubicados en la parte que está bajo su cargo en ese estado.
Según el diario Richmond Times-Dispatch, Bowers también dijo que la amenaza que ISIS representa para Estados Unidos ahora era “tan real y seria” como la enfrentó el presidente Franklin Roosevelt cuando ordenó el confinamiento de los japoneses-estadounidenses en Estados Unidos después de Pearl Harbor.
Sanders y Clinton entran al debate
Tan surrealista fue la semana en la política que otro suceso notable de la campaña que habría sido considerado inconcebible en años anteriores pasó casi desapercibido.
El senador por Vermont, Bernie Sanders, pronunció un discurso en la Universidad de Georgetown en el que abrazaba su credo socialista democrático —un caso atípico en el espectro político estadounidense, como es la búsqueda de la nominación de un partido con el que uno no está afiliado— para restablecer preguntas sobre elegibilidad.
Ha sido durante mucho tiempo algo tópico que cualquiera con predilecciones socialistas no ha tenido la esperanza de ganar la Casa Blanca… pero este año la contienda ha estado marcada por más giros inesperados que los previstos.
Otro aspecto sorprendente de algunos turbulentos días es que todo se desarrolló sin ninguna contribución de la primera familia de la controversia política de Estados Unidos… los Clinton, quienes han vivido sus vidas en un torbellino de furia partidista.
De hecho, de todos los políticos probados por los atentados de París, Hillary Clinton podría haber sido la más acertada. El lunes, la exsecretaria de Estado le informó a su personal que quería diseñar una estrategia integral de lucha contra ISIS, lo que desencadenó una furiosa reacción de 72 horas por parte de sus asesores de campaña para reunir las ideas que ella había estado considerando durante meses en un discurso.
Clinton también escribió un tuit personal en el que atacaba a Trump sobre la idea de crear una base de datos de los musulmanes. “Esta es una impactante retórica. Debería ser denunciado por todos los que buscan dirigir este país”, escribió Clinton.
Después de un año de ser acosada por la controversia sobre su servidor de correo electrónico privado, las amargas disputas con los republicanos, los pasos en falso poco cuidadosos y varias conferencias de prensa en las que no ha tenido la sutileza para hablar, el discurso de Clinton el jueves resultó ser uno de los mejores momentos de su campaña hasta la fecha.