Karen Garsee y su familia haciendo cabotaje en el Lady Bird Lake en Austin, Texas.

(CNN) – Cuando Karen Garsee recogió a su hija de cinco años de la guardería en septiembre, no estaba preparada para lo que Kaylee le iba a contar.

- Los niños de la escuela no jugaron hoy conmigo.

¿Por qué?

Porque soy morena.

Esas palabras golpearon directamente al corazón de Garsee. Siendo blanca, no supo qué decirle a su hija para que se sintiera mejor. En ese momento, lo único que se le ocurrió fue abrazarla.

“No pensaba que los niños a esa edad pensaran que otros chicos fueran diferentes”, cuenta Garsee.

No sería la última vez que sus compañeros de colegio no querrían jugar con Kaylee.

“Vivimos en el sur y el racismo sigue estando ahí”, comenta.

Una encuesta de CNN/Kaiser Family Foundation sobre la diversidad y la realidad revela que casi la mitad (49%) de la población de Estados Unidos considera que el racismo es un gran problema en la sociedad. Solo por comparar, en 2011 el porcentaje era del 28%. Y en 1995, poco después del juicio de O. J. Simpson y un par de años después de los disturbios raciales en Los Angeles, el 41% opinaba que el racismo era un gran problema en la sociedad.

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Cuando no sabes qué decirle a tu hijo

No hay muchos con un físico parecido al de Kaylee en Georgetown, Texas. Su madre, Karen Garsee, es blanca y su padre, Chris Garsee, es nigeriano, por lo que la niña tiene el pelo rizado y castaño, la piel color caramelo y unos ojos marrones profundos.

“Ahora que empezó el colegio, Kaylee ve que ella es diferente”, dice Garsee. Kaylee es la única de su clase que no es blanca.

Tanto Karen como Chris Garsee pasaron sus años de secundaria en la misma ciudad donde viven ahora, y Karen Garsee cuenta que no ha notado cambios en la diversidad. En 2010, los negros eran el 4% de la población de Georgetown, según la oficina del censo de Estados Unidos.

Kaylee posa para la cámara en Moody Gardens, Galveston, Texas.

Empieza a mencionar las diferencias que ve entre ella y otra gente.

Mamá, tú eres blanca. Pero papá y yo somos morenos.

Lo sé, pero eso está bien. Si el arcoiris solo tuviera un color no sería tan maravilloso.

“Trato de enseñarle cómo responder ahora, porque va a pasar por esto el resto de su vida”, dice Garsee.

Garsee, banquera de profesión, dice que ve racismo a menudo. Cuenta que ha visto a padres alejar a sus hijos de Kaylee cuando están en el parque, y cree que la policía ha parado a Garsee y a su marido en el pasado porque él es negro.

“Hay lugares en Texas a donde no llevo a Chris porque temo por su vida”, señala Garsee.

Chris y Karen Garsee viven en Georgetown, Texas.

Garsee no quiere que Kaylee viva ese tipo de miedo. Le recuerda todos los días a su hija que está bien ser diferente, aún cuando los niños del colegio no quieran jugar.

“Le dijo que es preciosa tal como es. Pero a veces me quedo sin palabras. Si fuera yo, no sabría cómo lidiar con eso”, agrega.

Espera tener más hijos con Chris para darle a Kaylee hermanitos con los que pueda relacionarse.

“Creo que tener hermanos que sean como tú, gente que comparta las mismas experiencias y se parezcan a ti puede hacer las cosas más fáciles”, dice Garsee.

“Sobre todo en los días en que Kaylee se siente tan diferente, como una descastada”.

Cuando no te sientes bienvenido

Daniel Martinez-Vlasoff creció en un pequeño pueblo esquimal de Alaska viviendo de la tierra, cazando focas para comer y recolectando frutas silvestres. Hacía lo mismo que los demás niños indígenas de la aldea, pero no se parecía a ellos.

Llamaba la atención por su piel clara y sus ojos verdes, una mezcla derivada de los orígenes diversos de su padre, con una madre española y un padre Alutiiq, un grupo indígena esquimal de la costa sur de Alaska.

“La gente siempre decía que me veía diferente y me hacía sentir raro”, cuenta este hombre de 33 años, dedicado a la tecnología.

Su esposa Natalie, una ingeniera, tiene una historia similar, pues también creció en un hogar mixto. De raíces negras, mexicanas y hawaianas, se sintió como una extraña gran parte de su adolescencia.

“Me sentía muy solitaria, incluso en la universidad. La gente tendía a salir con los de su propia raza”, explica.

La encuesta de CNN/KFF muestra que el 68% de los blancos que viven en Estados Unidos y que tienen entre 18 y 34 años, dice que la gente con la que socializan es en totalidad o en su mayoría de su misma raza. Entre los hispanos es el 37% y entre los negros el 36%.

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Natalie y su marido educaron a sus cuatro hijos en Los Angeles y dicen que todavía experimentan los prejuicios cuando salen en familia.

La gente suele acercarse a ellos e intenta adivinar su raza, cuenta.

Ustedes tienen que ser filipinos…

Somos mixtos.

¿Son de la India?

Natalie fotografía a la familia y los padres de Daniel durante una visita al Laboratorio de propulsión a chorro de la NASA.

Los extraños también tienden a ignorar a Natalie y a Daniel Martinez-Vlasoff cuando intentan explicar su origen étnico, explica ella. La pareja dice que hay muy pocas familias mixtas en su comunidad, de mayoría hispana.

“Intentamos ir a actividades comunitarias, pero no nos sentíamos bienvenidos”, dice Natalie Martinez-Vlasoff.

Recuerda que cuando intentó inscribir a sus hijos en unas clases en un centro recreativo en Los Ángeles y uno de los administradores le dijo que no podía. Pensó en aquel momento que era porque su familia era mixta.

“Estamos en una zona donde parece haber un historial de familias que no se juntan con gente que no sea de su raza”, explica Natalie.

No cree que las familias mixtas y birraciales sean tan comunes como la gente piensa.

“Creo que es tradición que la gente se case dentro de su propia cultura y raza. Fuera de nuestros amigos, no veo familias como nosotros”, dice.

Alrededor del 10% de las familias estadounidenses son interraciales, según el Censo de 2010. Los datos muestran que eso es un aumento del 28% con respecto al 2000.

Daniel Martinez-Vlasoff piensa que las familias están empezando a cambiar y a ser más diversas, pero eso ocurre muy despacio. Por ahora, la pareja piensa por dónde empezar cuando se trata del tema racial con sus hijos pequeños.

“No hemos abordado el racismo que enfrentarán. Ni siquiera lo hemos hablado. Pero estamos empezando”, señala Natalie.

Cuando tus amigos no se parecen a ti

A veces, cuando salen, Kristin Njimegni escucha a la gente hablar de su marido.

Me pregunto cómo pudo llegar hasta aquí.

Se recuerda a sí misma que esos comentarios no siempre son maliciosos, porque su marido Eric es de Camerún y viven en Keewatin, Minnesota, una ciudad de unos 1.000 habitantes.

Pero incluso en esta pequeña localidad siente que Eric Njimegni se ve diferente.

En 2010, había cinco personas de raza negra en Keewatin, según el Censo.

Son pareja desde 2012, cuando Kristin Njimegni enseñaba en Moscú. La pareja aguantó mofas e insultos de algunos rusos cuando iban en el tren o salían de compras, recuerdan Kristin Njimegni. Era algo cotidiano.

Cuando regresaron a Estados Unidos y se asentaron en Minnesota, no sintieron la misma tensión racial que vivieron en el extranjero, dice la maestra.

La encuesta de CNN/KFF descubrió que el 46% de los estadounidenses cree que las tensiones raciales en Estados Unidos han aumentado en los últimos 10 años, mientras que una cuarta parte dice que siguen igual. Al evaluar sus comunidades, menos gente ve un aumento en las tensiones raciales: el 23% dice que han aumentado en su comunidad; el 18% opina que se han reducido y el 57% cree que se han mantenido igual en la última década.

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Njimegni se muestra optimista en que la gente sea más abierta a la diversidad y a los matrimonios mixtos con los cambios que ve en la selección de actores de los programas de televisión y en los anuncios de cereales.

**—PHOTO— **Eric y Kristin Njimegni se conocieron en Moscú cuando estudiaban y trabajaban, y ahora viven en Keewatin, Minnesota.

“Incluso en esta ciudad de mil habitantes he visto parejas interraciales”, comenta esta mujer de 28 años.

Aunque sigue creyendo que el racismo es un gran problema en el país, tiene esperanza en el futuro. Ella y su marido Eric tratan de tener su primer hijo.

“Nuestra raza no define nuestra relación, pero es una parte enorme”, dice. “Quiero tener una palabra en la que no se pongan etiquetas”.

*La encuesta de CNN/Kaiser Family Foundation se realizó entre el 25 de agosto y el 3 de octubre de 2015 entre una muestra aleatoria a nivel nacional de 1.951 adultos, que incluyó a 501 estadounidenses de raza negra y 500 hispanos. Los resultados de todos los grupos se han ajustado para reflejar su distribución nacional. Las entrevistas fueron realizadas con teléfonos fijos y celulares convencionales, en inglés y español, por SSRS of Media, Pa. Esta encuesta fue desarrollada y analizada por CNN y personal de la Kaiser Family Foundation (KFF). Los resultados de la muestra completa tienen un margen de error de más menos 3 puntos porcentuales; los resultados basados en los estadounidenses de raza negra o hispanos tienen un margen de error de más menos 6 puntos porcentuales.*