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(CNN) – “Vamos, amigo, ¿qué hiciste?”

La policía estaba interrogando a un hombre “sonrojado” y “sin aliento” que había abierto la puerta de un apartamento en Wollstonecraft, un pequeño suburbio cerca del puerto de Sydney, Australia.

Los estruendosos sonidos de un hombre que gritaba “te voy a matar” y de una mujer que gritaba histéricamente habían resonado anteriormente en el bloque de apartamentos, en algún momento antes de las 2:00 a.m. del sábado 21 de noviembre. La conmoción inquietó a los vecinos, quienes rápidamente alertaron a las fuerzas de la policía local.

“¿Dónde está tu esposa?”, preguntó uno de los agentes de la policía.

“No tengo esposa”, respondió el dueño de la vivienda, luego de inhalar un poco de aire.

“¿Dónde está tu novia?, continuó el agente.

“No tengo”, respondió.

No satisfecho con la pregunta, el mismo agente lo presionó: “Recibimos un reporte de un problema doméstico y de una mujer gritando, ¿quién es ella?”

“No sé de qué están hablando. Vivo solo”, protestó el hombre.

Los funcionarios luego le dijeron al hombre que los vecinos habían escuchado amenazas de muerte, gritos y ruido de muebles que eran lanzados por todo el apartamento.

“Era una araña”, explicó con vacilación el hombre.

“Una muy grande”.

Incrédulo, el agente le preguntó: “¿Qué hay de los gritos femeninos?”

“Sí, lo siento era yo”, dijo. “Realmente odio mucho a las arañas”.

Había surgido una nueva teoría… el hombre de hecho estaba solo en el apartamento, él era responsable tanto de los gritos “femeninos” como de las amenazas de muerte. Estos no estaban dirigidas a una mujer, sino a un arácnido de ocho patas.

Consciente de que solo podría tratarse de una audaz mentira, el agente registró el apartamento destrozado. Sin embargo, encontraron solo a una víctima, una araña “bastante grande”.

Después de deliberar, los agentes de la policía llegaron a la conclusión de que el alboroto de hecho fue causado por un hombre aracnofóbico que perseguía salvajemente a una araña alrededor de su vivienda, mientras que desesperadamente sostenía una lata de insecticida Mortein.

Después de romper una incómoda pausa con una risa de alivio, la policía se fue.

A la mañana siguiente, la policía local publicó una transcripción de la extraña conversación en su página de Facebook (desplázate hacia la parte inferior para leer la publicación).

¿Quién dijo que la policía no tiene sentido del humor?