(CNN) – La escena empieza con un hombre blanco rechoncho echado en un sofá, viendo la televisión con un tazón de Cheetos en la mesa de sala.
Cuando se estira para tomar el control remoto, ocurre el desastre. Golpea el tazón y sus Cheetos caen al suelo. El hombre echa su cabeza hacia atrás en un dramático gesto de desesperación y alza sus manos al cielo mientras que dos palabras aparecen en la pantalla:
“Gracias, Obama”.
Si, gracias, presidente Obama. Entraste en la contienda y prometiste unirnos, pero en lugar de eso, nos diste el anzuelo de la raza, los disturbios raciales y Black Lives Matter. Convertiste la promesa de una era post-racial en uno de los mayores períodos raciales de la historia estadounidense.
Al menos, esa es la crítica clásica de Obama de la que el GIF de Cheetos –que se volvió viral– se burla con su sarcástica leyenda.
De hecho, según numerosas encuestas, Barack Obama es visto como uno de los presidentes más polarizantes en la historia de Estados Unidos. Mucha de esa polarización gira en torno a la raza. El autor Ishmael Reed se refiere a Obama como el “Exorcista en Jefe”, alguien cuya sola presencia en el Despacho Oval convoca a “todos los demonios del racismo estadounidense… desde la alcantarilla”.
No obstante, ¿qué les va a pasar a esos demonios, una vez que Obama deje el cargo? ¿Se calmarán las tensiones raciales una vez que finalice su mandato? ¿O los conflictos raciales son la nueva normalidad?
Una encuesta reciente de CNN y Kaiser Family Foundation podría apuntar hacia una respuesta. La encuesta le preguntaba a las personas de diversos grupos étnicos sobre sus impresiones en cuanto a las relaciones raciales, y sus respuestas no dejaron mucho espacio para la esperanza o el cambio.
La mayoría de los estadounidenses le dijeron a la encuesta de CNN/KFF que los conflictos raciales están empeorando. Cuando se les preguntó si las tensiones entre grupos raciales y étnicos aumentaron durante la década pasada, el 64% dijo que sí, al igual que una mayoría de blancos (67%), negros (65%) y latinos (55%).
Todas esas cifras han aumentado significativamente desde abril de 2001, cuando solo un 29% de los estadounidenses dijo que las tensiones habían empeorado a lo largo de los diez años anteriores. También son significativamente más altas que tras la Million Man March en 1995, cuando un 47% pensaba que las tensiones habían aumentado.
Pero cuando a algunos de los encuestados de este año y a otros observadores se les preguntó en entrevistas de seguimiento sobre el origen de este aumento de la tensión racial, sus respuestas eran tan fragmentadas como el electorado de la nación.
Considera la pregunta de si los conflictos raciales son ahora la norma.
“No veo que eso vaya a detenerse cuando Obama ya no sea presidente”, dice Steve Sailer, quien escribe para Unz Review y para Taki’s Magazine, ambos iniciados por exalumnos de The American Conservative. “Puedo imaginar a un presidente blanco como Hillary [Clinton] subiendo la apuesta, porque ella no tiene el beneficio de ser negra”.
Sailer dice que Clinton necesitará hablar más sobre los agravios raciales a fin de atraer a los votantes de las minorías porque no puede contar con el firme apoyo negro del que Obama disfrutó.
Él dice que los demócratas han decidido construir una coalición de grupos “marginales” al demonizar a las personas que “tienen motivos legítimos para representar el núcleo del centro de Estados Unidos”.
Sin embargo, esa decisión está provocando una reacción violenta de parte de los blancos, advierte Sailer. Más blancos están empezando a ver la necesidad de unirse al igual que otros grupos étnicos.
“Se ha hecho más aceptable que las personas insulten a los blancos, en especial, a los hombres blancos”, dice. “Ahora ves a más y más blancos empezando a desarrollar una cierta proporción de identidad blanca”.
No obstante, la tensión racial persistente en realidad puede ser buena para Estados Unidos, sugiere otro escritor.
“En realidad me gusta donde las cosas se encuentran ahora, y espero que no cambien hasta que llegue el progreso”, dice Isaac J. Bailey, un comentarista que escribió un ensayo político reciente que se volvió viral: “I’m the GOP’s Ideal Black Voter” (Soy el votante ideal negro del Partido Republicano). Bailey también es el autor del libro: “Proud. Black. Southern. (But I Still Don’t Eat Watermelon in front of the White People) (Orgulloso. Negro. Del sur. (Pero todavía no como sandía en frente de las personas blancas)”.
“Enfrentamos los problemas en lugar de dar vueltas en una especie de falsa paz”, dice Bailey. “Eso no es algo malo”.
Luego está la cuestión de la culpa. ¿Cuánta responsabilidad por el aumento de la tensión racial recae sobre Obama? ¿Podría él haber hecho algo al principio de su primer mandato para reducirlos? Las respuestas también varían.
Para empezar, una encuesta anterior descubrió que en 2011 –bien entrado el primer mandato de Obama– solo el 28% de los estadounidenses consideraba que el racismo era un gran problema, en comparación con el 49% en la encuesta de CNN/KFF de 2015.
Además, las redes sociales, los comentarios en línea y el acceso a las cámaras de teléfonos inteligentes ha crecido enormemente desde que Obama fue elegido por primera vez.
Las acusaciones de que la policía usa fuerza excesiva contra los afroamericanos, por ejemplo, ahora pueden obtener mucha más atención –mucho más rápidamente– que nunca.
Eduardo Bonilla-Silva, profesor de sociología en la Universidad Duke, lo llama parte del “nuevo racismo”.
Las comunidades de color en todo el país pueden conectarse más fácilmente, según Bonilla-Silva, y las personas se percatan de patrones que los estudiosos han discutido desde hace mucho tiempo.
“Las personas están poniendo en práctica el curso de introducción a la sociología. Pueden conectar a Walter Scott, los asesinatos de personas negras en una iglesia, la paliza que le dieron a una niña en una escuela”, dice. “Y entonces está en todo el país. Las personas están uniendo los puntos y dicen: ‘No más’”.
Muchas personas entrevistadas para esta historia dijeron que Obama se presentó como alguien que podría trascender las divisiones raciales del país. Él declaró durante su discurso en la Convención Demócrata de 2004: “No existe Estados Unidos liberal y Estados Unidos conservador. Existe un solo país llamado Estados Unidos de América”.
Y durante su discurso de 2008 sobre la raza en Filadelfia, dijo: “Al trabajar unidos podremos superar algunas de nuestras viejas heridas raciales y, de hecho, no tenemos otra opción si queremos continuar en el camino de una unión más perfecta”.
No obstante, ¿cuándo fue la última vez que escuchaste a alguien hablar en serio sobre la aparición de un país denominado “Estados Unidos post-racial”? Para algunas personas, volver a visitar ese término es como desenterrar las cartas de amor que escribió cuando era adolescente: algo vergonzoso.
La decepción en cuanto a la promesa post-racial que muchos esperaban que traería la elección de Obama junto con ella, fue capturada memorablemente en una carta abierta que Beth Reinhard escribió para National Journal en 2013, bajo el título: “Barack Obama: un divisor, no un unificador”. Ella escribió:
Señor presidente:
Pensábamos que usted era diferente, pero resultó ser como todos los demás. Usted prometió esperanza y cambio… pero los estados rojos y azules están más separados que nunca antes. …¿cómo pudo?
Firmado, sin esperanza y cambiado (para peor).
Tropezar hacia un futuro multirracial
Uno de los encuestados no se sintió defraudado porque, en primer lugar, nunca creyó en Obama.
Robert Randall, quien vive en Hillsborough, Carolina del Norte, dijo en la encuesta de CNN/KFF que la tensión racial había aumentado durante la última década. Cuando se le preguntó por qué, le echó la culpa a Obama.
Randall, de 68 años de edad, enumeró las razones: Obama no hizo nada cuando los miembros del Partido Pantera Negro intimidaron a los votantes en un local de votación durante las elecciones de 2008; envió una comitiva para el funeral de Michael Brown –un hombre negro cuya muerte en Ferguson, Missouri, provocó protestas en 2014 – pero no envió a nadie para el funeral de un reclutador del Ejército de Estados Unidos que fue asesinado en Arkansas cinco años antes; y él se puso de parte de un profesor negro de la Ivy League, Henry Louis Gates, quien fue arrestado en su domicilio por una oficial de policía blanco, antes de conocer los hechos.
“Él muestra compasión hacia los negros”, dice Randall –quien es blanco– respecto a Obama. “Ha hecho eso en varias situaciones. Él se queja de que tú no sabes lo que es ser negro”.
Randall dice que la reputación de los estadounidenses se ha erosionado bajo el mandato de Obama. Él dice que nadie en su familia se divorció y que todos trabajaban duro mientras él crecía. Randall trabajó en una fábrica textil para pagar su educación universitaria. Pero él dice que bajo el mandato de Obama, el gobierno quiere gravar las corporaciones y a los ricos para mantener los programas sociales que miman a los gorrones.
“Cuando introduces el socialismo en este país, esto envía un mensaje de que tú puedes tomar el dinero de las personas que trabajan duro y dárselo a los vagos”, dice.
El gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, quien se ha postulado para la nominación presidencial del Partido Republicano, también culpó recientemente a Obama por la división racial que ha empeorado.
“Yo no creo que alguien pueda ver con objetividad el lugar en donde en este momento nos situamos como país y decir que, en el tema de la raza, estamos mejor de lo que estábamos hace siete años en Estados Unidos con Barack Obama como presidente”, le dijo Christie a Jake Tapper, de CNN, en el programa “The Lead”. “De hecho, creo que él lo ha empeorado”.
Christie también dijo que Obama no ha tenido éxito en su promesa de unir al país, algo por lo que Obama luchó en 2008.
“Todos teníamos una gran esperanza, todos, incluso los que no votaron por él –y no lo hice – en 2008, teníamos la gran esperanza de que el primer presidente afroamericano podría ayudar a sanar algunas de las divisiones raciales que tenemos en este país”.
Sin embargo, un estudioso y activista de Nueva York, dice que culpar a Obama por un aumento en el veneno racial es absurdo porque él ha sido el objetivo principal.
Marcos Naison, profesor de historia y estudios afroamericanos en la Universidad de Forham, dice que algunos blancos están enojados porque su porción de la población del país se está reduciendo. A medida que el país se hace más moreno, ellos se enojan más.
“Piensan que este es su país, y son realmente especiales”, dice Naison. “Estas tensiones se van a empeorar. Tropezamos y llegamos a ser una sociedad más multirracial en donde las culturas de todos se respetan y todos tienen una oportunidad en el liderazgo”.
Naison dice que no está sorprendido por el aumento de la tensión racial. El vio signos de esto mientras que hacía campaña a favor de Obama en 2008.
“Nunca me sorprendió la profundidad del racismo en Estados Unidos”, dice. “Sus profundidades son ilimitadas. Hay un pozo en el que puedes excavar si eres blanco y justificas casi todo nivel de abuso que puedas dirigir hacia una persona negra que desafíe tu zona de confort”.
¿Qué debería haber hecho Obama?
No obstante, Obama podría haber hecho que la tensión racial fuera más difusa durante su presidencia a través del acercamiento más agresivo hacia los blancos de clase trabajadora, dice Naison.
Él cometió un error táctico cuando decidió crear un nuevo programa de atención médica a comienzos de su primer mandato, cuando los demócratas controlaban el Congreso. Fue a la altura de la Gran Recesión, y aunque Obama promulgó el programa de estímulo económico, Naison dice que Obama debería haber hecho más… debería haber seguido el ejemplo de Franklin Delano Roosevelt, quien entró en el Despacho Oval en medio de la Gran Depresión y enfatizó programas gubernamentales masivos que creaban empleos.
“Esa era su única oportunidad para ganarse a los blancos de ingresos bajos y moderados que desconfían profundamente de él”, dice Naison. “Podría haberse ganado a los blancos con un nuevo programa de empleos “New Deal” en lugar de una ley del cuidado para la salud”.
Bailey, el autor, dice que Obama podría haber reducido la animosidad racial al hacer algo aún más personal.
“Si Obama realmente quería abordarlo de frente, creo que debería comenzar, no en lugares como Ferguson, sino en lugares como Kentucky y entre los blancos más temerosos de lo que él representa”, dice Bailey. “Y no me refiero a ir allí y darles un sermón, sino a ir a escuchar… incluso si están enojados y lo insultan. Necesitan darle rienda suelta a su frustración y saber que necesitan ser escuchados”.
Sin embargo, había algo de optimismo enterrado en las entrevistas posteriores a la encuesta de CNN/KFF.
Uno de los encuestados que vive en Vermont, uno de los estados más blancos de la nación, estuvo de acuerdo en que la tensión racial había aumentado en la última década. Sean, quien prefirió ser identificado únicamente por su nombre de pila, culpa al aumento en las redes sociales y al simple racismo… no a Obama.
Sean habló de manera personal y consciente acerca de la raza, de una manera que parecía extraordinaria para sus 27 años de edad. Él dice que es brasileño por herencia, pero que se ve blanco. Él dice que debido a su aspecto angloamericano, a menudo escucha comentarios racistas que aparecen durante las conversaciones informales con los blancos.
“Yo en realidad no experimento discriminación racial”, dice Sean. “Reconozco que experimento un nivel de comodidad y el privilegio que algunos de mis amigos [de color] no experimentan. Nunca he tenido que pensar dos veces antes de ponerme una capuchón cuando hay frío, pero tengo un amigo [negro] que sí tiene que hacerlo”.
Sin embargo, la empatía solo logrará llegar hasta cierto punto en el alivio de las tensiones raciales de la época de Obama porque estas van más allá de tener a un hombre negro en la Oficina Oval, dice Paul Street, autor e historiador que ha escrito varios libros de Obama y su tiempo como presidente, entre ellos: “They Rule: The 1% v. Democracy” (Ellos gobiernan: el 1% versus la democracia”.
“Mucho de lo que impulsa las malas relaciones entre las razas es la escasez en las poblaciones de la clase trabajadora”, dice. “Tenemos todas estas preguntas que emergen junto con la globalización y la reducción. Estos son problemas estructurales subyacentes”.
Mientras que algunos se quejan de que Obama no se ha acercado lo suficiente a los blancos, otros dicen que tampoco ha hecho mucho por los negros.
Street dice que “a causa de su color de piel, él se ha mostrado más renuente que cualquier otro presidente demócrata en la historia reciente, a hablar sobre el racismo y a avanzar en las políticas específicas sobre la raza que ayudan a los negros pobres”.
Street no espera que esto mejore cuando Obama deje el cargo.
Si Hillary Clinton gana la presidencia, Street dice que es probable que la “máquina de odio” cambie de objetivos.
“Las políticas de identidad probablemente cambiarán su enfoque de la raza al género”, dice.
Y si alguien más gana en 2016, Naison de Fordham sugiere que los demonios raciales que acechaban la presidencia de Obama, pueden incluso empeorar.
“Si crees que hay tensión racial ahora”, dice, “espera a que Donald Trump sea elegido”.