La Barbie que habla podría representar un grave riesgo para la privacidad de los niños. Grabar y analizar a los niños a través de un juguete podría representar graves cuestiones morales, éticas y potencialmente legales.

Nota del editor: Susan Linn es la autora del libro “The Case for Make Believe: Saving Play in a Commercialized World” (El caso de la fantasía: salvando el juego dentro de un mundo comercializado) y psicóloga en la Escuela de Medicina Harvard. Las opiniones expresadas en este comentario son exclusivamente las suyas.

(CNN) – El juego imaginario es una de las actividades más profundamente personales e importantes de la niñez. Hablar con y a través de sus juguetes, les permite a los niños la libertad de explorar la vida, intentar nuevos papeles y expresar sus más profundas esperanzas, miedos y sueños. El valioso espacio privado que los niños habitan cuando juegan no es lugar para mercados corporativos y fisgones.

Es por eso que la Barbie Hello de Mattel conectada por Wi-Fi es tan perturbadora. La muñeca capturará lo que los niños dicen en el juego, lo transmitirá a la nube y dará respuestas personalizadas… algo así como hablar con Siri, la “asistente inteligente” en los teléfonos de Apple. Los representantes de Mattel dicen que al grabar y analizar el juego de los niños, la Barbie Hello los ayudará a aprender lo que a los niños les gusta y lo que no les gusta y luego enviarles la información de nuevo a los niños.

Soy psicóloga y desde hace mucho tiempo he defendido la limitación de la comercialización en el juego de los niños. El verdadero valor de jugar con muñecas, animales de peluche o cualquier criatura inanimada o imaginaria es que los niños que les dan vida, les infunden personalidades distintas y los transforman según sea necesario en los amigos, adversarios, campeones y más. El silencio de la fantasía de los juguetes es su atributo más importante.

Susan Lin

No hay dos niños que jueguen exactamente de la misma manera. Un niño con el que jugué después de su cita con el dentista transformó una marioneta de un perro en un dentista. Otro, que enfrentaba una cirugía de corazón a abierto, transformó el mismo títere en un cirujano. Otro fingió que era una madre recogiendo a su hija en la guardería, un marcado contraste con el niño que creó a otra “madre” que observó pasivamente cómo su hija se ahogaba. Luego estaba la niña que usó el títere para expresar su manera de asumir un dilema familiar. “Mi corazón es judío”, dijo, “pero el resto de mi cuerpo es Navidad”.

Es probable que la Barbie Hello sea solamente la primera ola en una inundación de juguetes inteligentes que continúen con conversaciones en tiempo real con los niños. El hecho de que las empresas ahora puedan grabar y analizar estas conversaciones plantea graves cuestiones morales, éticas y potencialmente legales. Los defensores como yo ya han expresado su preocupación de que estos juguetes no solo sofoquen la creatividad, sino que también sean vehículos para la publicidad astuta y que sean vulnerables al hackeo. Y la intrincada naturaleza de los juegos infantiles plantea preocupaciones aún más complejas.

Considera esto: ¿Qué pasará si un niño le dice a la Barbie Hello que alguien está abusando de él o ella? El escenario no es improbable: 3 millones de niños estuvieron implicados con los servicios de protección de menores en 2013. Además de los padres, por lo general, los únicos adultos que pudieran presenciar el juego privado de los niños son los maestros, cuidadores y profesionales de la salud que tienen relaciones tanto con los niños como con sus familias. Ellos tienen la obligación de reportar las sospechas de abuso a las autoridades. ¿Qué hará Mattel?

La línea Barbie Fashionista presentó ocho diferentes tonos de piel, 14 estructuras faciales, 22 estilos de pelo de diferentes colores y 18 colores de ojos.

Mientras la Barbie Hello estaba siendo desarrollada, un portavoz de Mattel describía los esfuerzos de la compañía por encontrar las respuestas “correctas” a los comentarios o preguntas perturbadoras. Entre más de 8.000 líneas en el repertorio verbal de la Barbie Hello –principalmente una charla intrascendente sobre temas como la moda y las citas– están las frases que parecen animar a los niños a que hablen con los adultos sobre los temas y preguntas difíciles. Líneas como “Ooh, en realidad no soy la persona adecuada a quien deberías preguntarle eso. Deberías hacerle a un adulto ese tipo de preguntas”, y “Oh, siento mucho escuchar eso. Pero a veces hablar con un adulto sobre ello puede ayudar”.

Estas frases suenan benignas, pero no lo son. ¿Qué pasa si un niño está siendo lastimado por un adulto que lo está cuidando? ¿Qué pasa si un niño sigue el consejo de Barbie, le dice a un adulto y es castigado por ello? Es triste pensar que un niño a quien nadie escucha, le confíe un abuso a un objeto inanimado. Pero es inconcebible que una empresa de juguetes posea esa información y no hagan nada al respecto.

Pero, para hacer las cosas más complicadas, los juegos infantiles son a menudo metafóricos, no deben tomarse literalmente. Es igualmente inadmisible que una persona en cualquier empresa cause estragos en la vida de una familia al reportar esto a una agencia de servicio social únicamente en base a lo que un niño desconocido le dice a un juguete. Y si eso no es suficiente dilema, hay ramificaciones legales que se deben considerar. Varios estados requieren que absolutamente cualquier persona que tenga información de que un niño puede estar siendo objeto de abuso debe reportarlo.

Según un listado de Preguntas Frecuentes publicado por Mattel, si los empleados “se encuentran en una conversación que plantea preocupación respecto a la seguridad de un niño o de otros, cooperaremos con las autoridades policiales y con el proceso legal de la forma en que nos lo soliciten o como consideremos apropiado hacerlo según sea el caso”.

Compartí esta declaración con David Monahan, abogado de protección de los consumidores que forma parte de Campaign for a Comercial-Free Childhood (Campaña para una niñez libre de comerciales). Él dijo: “La política de Mattel de cooperar con respecto a conversaciones que pueden plantear preocupación como ellos ‘consideren apropiado’ no tiene sentido. En los estados en donde existe la obligación de denunciar cualquier sospecha de abuso o negligencia infantil, la ley gobernaría el curso de conducta apropiado”.

Mattel y su socio tecnológico ToyTalk están tratando de responder a las preocupaciones de los críticos acerca de los niños que revelan situaciones potencialmente peligrosas al permitir que los padres tengan acceso a las conversaciones de sus hijos, pero esa es otra violación a la privacidad potencialmente dañina. No hay manera de saber cómo todos los padres de todos los niños que juegan con la Barbie Hello reaccionarán a lo que sus hijos le dicen a la muñeca.

¿Supongamos que los niños dicen o hacen cosas que los padres encuentran censurables? ¿Qué pasaría si usan la Barbie Hello para experimentar cómo ser malos o para expresar curiosidad sexual? La mayoría de los adultos que conozco están agradecidos porque nuestros padres no sabían nada acerca de algunos de nuestros juegos privados, imaginarios y definitivamente experimentales que tan vívidamente recordamos.

La política de privacidad de la Barbie Hello ni siquiera se acerca a abordar adecuadamente ninguna de estas preocupaciones. De hecho, es difícil imaginar una que lo haga. Los niños tienen derecho a los pensamientos y sentimientos privados. Ellos tienen el derecho de un juego imaginario que les pertenece exclusivamente a ellos, y de tener una vida interior libre de la manipulación corporativa. Los juguetes interactivos serán cada vez más sofisticados y seductores.

Lo que nunca van a hacer es proporcionar lo que los niños realmente necesitan: privacidad, tiempo, espacio y seguridad para crear y llenar sus propios mundos.