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Nota del editor: Este es un pasaje editado de un nuevo libro llamado “Fashion Tribes: Global Street Style”, por Daniele Tamagni, publicado por Abrams. Els van der Plas es la exdirectora del Prince Claud Fund for Culture and Development (1997 - 2011) y la directora general de la Ópera Nacional Holandesa y Ballet en Ámsterdam.

(CNN)– Dime la verdad chico, te estoy perdiendo para siempre / Solíamos besarnos toda la noche, pero ahora es inútil.

Así canta la estrella del pop estadounidense Solange Knowles, rodeada de africanos bien vestidos en el video musical de su exitosa canción Losing You (2012). Ellos son dandis congoleños, ‘sapeurs’, quienes terminaron en un popular video musical que ganó premios por la canción, el video y el diseño. Inspirada por el libro Gentlemen of Bacongo del fotógrafo Daniele Tamagni, un clásico fotográfico que representa la prolongada tradición de la moda pública de los hombres, Solange, con la colaboración de Tamagni y Dixy Ndalla, tomó a los ‘sapeurs’ y a su estilo en Londres y en Ciudad del Cabo. Y enseguida, la cultura callejera africana y sus protagonistas terminaron en un video que fue visto por más de 12 millones de personas.

A menudo, la moda no se crea y define en los talleres sino en la calle. Piensa en la Kinshasa post-colonial, el Londres de los sesenta y el Tokio de los ochenta. En aquellos tiempos, en aquellos lugares, lo que había que hacer era ser ‘cool’. Y muchas de las personas que vivieron allí se dedicaron a ser creadores de tendencias. Algunos querían atención, estatus social, y respeto, mientras que otros querían expresar sus propias visiones políticas e impulsos artísticos.

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En su período post-colonial, durante los años sesenta y setenta, Kinshasa, en la República Democrática del Congo, fue un lugar de esperanza, pero desesperadamente pobre. Sus habitantes no tenían nada y se rebelaron contra sus amos coloniales; sin embargo, al mismo tiempo —en especial los hombres— utilizaban el aspecto colonial para adquirir estatus social y llamar la atención. Ellos exageraban el traje occidental, usando la ropa para hacerle frente a su pasado y ganar buena reputación —honor, respeto— en un futuro incierto. Se hacían llamar los ‘sapeurs’. El acrónimo SAPE significa La Société des Ambianceurs et des Personnes Élégantes (La Sociedad de los Creadores de Ambiente y de Personas Elegantes).

En los sesenta, Londres era una ciudad relativamente rica, y en aquellos años de posguerra tenía una población joven que quiso expresar sus opiniones políticas y sociales y rebelarse contra las generaciones mayores. Para tal fin, crearon su propia apariencia y estilo, así como una escena musical inspiradora para combinarse con ella.

En los ochenta, los jóvenes de Tokio se rebelaron contra la estructura al elegir pasar unas cuantas horas a la semana vestidos como artistas de rock ‘n’ roll con transistores en una calle bloqueada de dos carriles, efectivamente negándole el acceso a muchas personas más. Vivían en un mundo de fantasía que giraba en torno a la música, a verse bien y a ser ‘cool’.

Al arreglarse y aparecer en trajes llamativos en las calles, estas personas obtuvieron atención, prestigio y poder en los que a menudo eran vecindarios muy pobres. Al mismo tiempo, ellos inspiraron a otros jóvenes para que se expresaran de manera creativa e independiente. Y esto a menudo iba acompañado de mensajes políticos y sociales también.

Verse bien, ser ‘cool’ o hacer una declaración (o una combinación de los tres) y la búsqueda de respeto e identidad son compartidos por estas personas alrededor del mundo. Ellos usan la calle como teatro, una pasarela pública —o una T, como los africanos la llaman— y un bulevar sobre el que pueden desfilar. Las motivaciones artísticas juegan un papel importante en esta forma pública de vida; al final del día, destacarse significa atraer la atención.

Atrapar la atención

Lo que muchas de estas subculturas tienen en común es que ellas imitan a Occidente, pero con un detalle. Ven hacia atrás, de una forma. Justo como los colonos las veían durante siglos, ahora ellas ven hacia atrás. Las usan, ridiculizan, critican y honran. Considera, por ejemplo, a los fanáticos del heavy metal de apariencia agresiva que participan en la escena del rock de Botswana: vaqueros que llevan puestos trajes de cuero y cinturones de plata en el calor africano. Tamagni quiere grabar la ropa, el estilo y los códigos de su contexto y ambiente. Los fanáticos del heavy metal en su mayoría son jóvenes de entornos pobres que quieren demostrar que son alguien. Ellos mezclan el heavy metal de los ochenta y el estilo de vaqueros occidentales con acentos africanos, lo cual da lugar a un comportamiento rudo, cool e intimidante. Como ocurre con los ‘sapeurs’, es cuestión de apariencia, identidad y de ganar respeto. Y al mismo tiempo, es un desafío ante los estereotipos sociales y culturales y ante los prejuicios, especialmente para las fanáticas del heavy metal, cuyas apariencias tienden a violar las normas establecidas.

Algunas subculturas fueron adoptadas por Occidente, pero quizá de formas inesperadas. Como lo mencionamos anteriormente, Solange Knowles se apropió del estilo callejero congoleño para su video musical, el cual fue filmado en varios municipios de Ciudad del Cabo, con la ayuda de ‘sapeurs’ congoleños y de Tamagni. Es Occidente el que ve hacia atrás hacia aquellos que ven hacia atrás y luego adapta esa mirada a su propio gusto. La subcultura se vuelve una corriente dominante. Knowles se inspiró por el video musical para la canción Got ‘til It’s Gone (1997), la cual, aunque estaba ambientada en Ciudad del Cabo durante el periodo del apartheid, en realidad fue filmada en Los Ángeles. Inspirado por imágenes de los fotógrafos africanos Seydou Keita (1921-2001), Samuel Fosso (1962 - ) y J.D. ‘Okhai Ojeikere (1930-2014), vemos ecos de esas imágenes en el mise-en scène de su video. Las fotografías de las subculturas inspiran moda, y los mensajes políticos se convierten en tendencia.

Adoptar la tradición

Lucha libre de cholitas en Bolivia

Del otro lado del mundo está ocurriendo lo contrario. En Bolivia, las mujeres están optando por su propia tradición. Ellas utilizan ropa tradicional boliviana y eligen la misma profesión que muchos de sus hombres: la lucha. Los luchadores se visten como Batman y otros héroes de historietas; las mujeres utilizan el atuendo tradicional. Sus motivaciones son las mismas: que las vean, establecer un lugar para ellas mismas, crear una identidad. De hecho, en Bolivia, las mujeres solían funcionar en el mismo margen del margen; ellas se colocaban detrás de sus hombres, quienes, debido a que provienen de un entorno de carencias, eligen la lucha e hicieron algo al respecto al vestirse como superhéroes. Sin embargo, son las mujeres —orgullosamente en acción en el ring y con sus hombres— en quienes se enfoca Tamagni. Para estas mujeres, el código es la tradición. La forma en la que se ven da fe de la valentía y de tener una conciencia de la historia.

Evidentemente, para muchos de estos grupos, tener un enfoque en Occidente es importante. Sin embargo, Tamagni siempre demuestra que cada cultura es única e importante en su contexto local. Por ejemplo, incluso los cubanos que fotografió en las calles de la Habana llevan puestas camisetas y otros artículos de marcas más conocidas como Dolce & Gabbana, Nike, Louis Vuitton y Armani, a pesar del hecho de que el ingreso promedio ahí es de más o menos veinte dólares por mes. Sin embargo, los cubanos tienen un poco más que sus cuerpos. Como ocurre con los ‘sapeurs’, sus cuerpos son las únicas cosas de las que pueden estar seguros, así que los decoran con marcas occidentales a manera de mostrar su estatus y los hacen desfilar por las calles.

Tamagni fotografía a estas personas con respeto por quiénes son, dónde viven y lo que sueñan para el futuro. Él pasa días con ellos para ganarse su confianza, lo cual le permite tomar las fotografías que quiere. Y aunque la ropa de sus sujetos hace una declaración, el ambiente a menudo juega un papel importante en la imagen completa. Una casa ruinosa, un jardín trasero con ropa colgada en un tendedero, un perro que ladra por ahí… todo demuestra que la vida ordinaria, su realidad, nunca está demasiado lejos. Pero, al mismo tiempo, no les impide que sueñen con un futuro mejor. Nunca lo sabes, podrías terminar en el video musical de una estrella del pop.

Fashion Tribes: Global Street Style ya está a la venta.