Ciudadanos levantan velas para celebrar el veredicto afuera de una corte donde un juez sentenció a cuatro de los violadores en septiembre de 2013. Tras el caso, muchas cosas siguen sin ser abordadas en India.

(CNN) – Por un lado están los crímenes y por el otro está el mal, tan simple como eso.

Bajo cualquier principio, los hechos ocurridos el 12 de diciembre de 2012 solo pueden describirse como maldad: la peor depravación de la que nuestra raza es capaz.

Seis hombres violaron repetidamente a una mujer, la trataron como un perro enloquecido saquearía a una muñeca, sacudiendo, golpeando, penetrando… Las heridas fueron tan graves que los órganos internos de la víctima sufrieron daños que no pudieron ser reparados. Luego la lanzaron para que muriera.

La policía dice que uno de los violadores se ahorcó en prisión. Otros cuatro fueron condenados a muerte. Hubo un violador más, un joven al que le faltaban pocos meses para cumplir 18 años. Él no lo sabía entonces, pero esa pequeña singularidad en cuanto al tiempo terminaría por salvarle la vida. Ahora es un hombre libre, de acuerdo con una decisión del sistema legal.

¿Por qué?

La ley de menores de la India dice que la sentencia máxima para cualquier menor no puede ser más de tres años, sin importar la gravedad del crimen. No importa el hecho de que ahora tiene casi 21 años y según varios informes de los medios ha demostrado sentir poco remordimiento por sus acciones.

Para muchos indios, la liberación del violador juvenil vuelve a abrir las heridas de tres años atrás. Siguieron la ley escrita, pero no parece que se hubiera hecho justicia.

El caso también vuelve a abrir dolorosas preguntas: ¿La India hace lo suficiente para proteger a las mujeres? ¿Está creando un disuasorio lo suficientemente fuerte para los crímenes contra las mujeres? ¿Qué ha cambiado desde aquel espantoso día de 2012?

¿Qué ha cambiado?

Según Kirti Singh, un activista por los derechos humanos y abogado, “el cuerpo completo de leyes en torno a la agresión sexual ha cambiado” en la Corte Suprema del país, lo que ha hecho que las leyes de la India sean más severas que las de la mayoría de países.

La ley de enmienda al derecho penal de 2013 de la India amplía la definición de violación para incluir a cualquier forma de penetración; menciona castigos estrictos no solo para la violación, sino también para la agresión sexual, el voyeurismo y el acoso.

“El proceso inició antes de 2012”, dijo Singh. “Pero el caso de violación en grupo de 2012 aceleró los cambios legales”.

Singh también mencionó cómo los tribunales de procedimientos acelerados ahora pueden escuchar casos de violación… pero no hay suficientes en todo el país.

Quizá la mayor secuela del caso de violación de 2012 es cómo la India ha empezado a hablar sobre las violaciones: en la televisión, en los periódicos, en público. Las violaciones ya no parecen ser un tema tabú. De hecho, es lo contrario: seguir las noticias en la India invariablemente implica escuchar acerca de truculentas historias de agresión sexual en sitios remotos del país.

Según la Oficina Nacional de Registros Criminales de la India, 36.735 violaciones fueron registradas en 2014, en un aumento de más o menos el triple desde 2012. El 28% de los casos reportados se convirtieron en condenas.

El aumento en el número de violaciones reportadas en ocasiones se interpreta como que son más las violaciones que ocurren. La verdad es que no lo sabemos. A diferencia de otros crímenes como apuñalamientos o tiroteos, las violaciones rara vez son reportadas. Es más probable que el marcado aumento en los casos reportados provenga de una consciencia nacional sobre el crimen, de la importancia de reportarlo y de una sensación de que la ley puede castigar a los agresores.

Hay otros pasos más pequeños que las autoridades han estado impulsando. La policía de Delhi ha instalado rastreadores con GPS en los buses públicos y en los carros de culí, con la esperanza de disuadir a los posibles violadores. Y a medida que más mujeres de la India obtienen acceso a teléfonos inteligentes, ellas podrán permitir que sus familiares y amigos rastreen su paradero en cualquier momento en el que sientan que no están a salvo.

Problemas muy arraigados

Singh señaló que los problemas de la India con las violaciones no pueden ser resueltos sencillamente con leyes más estrictas.

“Como sociedad, hemos tenido una respuesta enardecida”, dijo. “Los llamados a que haya venganza y justicia punitiva pueden asegurar que los posibles visitantes no tengan una sensación de impunidad, pero eso no resuelve todos nuestros problemas”.

La India no está adecuadamente equipada para procesar no solo las agresiones sexuales y las violaciones, sino todos los tipos de crímenes, dice Singh, quien señaló que la India tiene escasez de laboratorios forenses. Agrégale a eso que la India tiene una de las peores tasas de policías por ciudadanos del mundo y muchos menos abogados y jueces de los que necesita para procesar los casos.

Esa es solo la infraestructura.

Existe un conjunto incluso más profundo de problemas que la India debe enfrentar: cómo las mujeres son tratadas en general.

Según el informe de 2015 sobre la brecha de género del Foro Económico Mundial, la India ocupa la posición no. 108 en el mundo en cuanto a las oportunidades que le da a las mujeres. Las mujeres de la India ocupan la posición no. 136 en cuanto a la participación en la fuerza laboral; la no. 127 en el mundo por su tasa de alfabetismo; la no. 115 del mundo en cuanto a su participación en el parlamento.

Todo surge en el inicio.

La India ocupa la posición no. 143 de 145 países por su razón de sexo de femenino a masculino. Lo que esto significa es que los indios siguen priorizando a los niños, y a menudo abortan a las niñas repetidamente.

La sociedad india tiende a tener algunos de los peores excesos de patriarcado. Los dotes matrimoniales siguen siendo exigidos y recibidos. Los niños crecen con el conocimiento de que son especiales. Considerando todas estas discrepancias, ¿es realmente una sorpresa que la India tenga una mala reputación por la forma en la que trata a las mujeres? ¿Y realmente es una sorpresa que las mujeres no se sientan a salvo?