Nota del editor: S.J. Friedman es la autora del libro ‘Silenced No More: Voices of Comfort Women’. Las opiniones expresadas son únicamente suyas.
(CNN)– Después de 70 años, los gobiernos de Japón y Corea del Sur finalmente dieron a conocer una declaración conjunta que esboza un acuerdo bilateral para resolver la cuestión de las ‘mujeres de confort’, un eufemismo para las niñas y mujeres obligadas a tener sexo con los soldados japoneses desde la década de 1930 hasta el final de la Segunda Guerra Mundial.
El acuerdo establece que el gobierno japonés ofrecerá una disculpa única final y pagará 1.000 millones de yenes (8,3 millones de dólares) para proporcionar cuidado para las víctimas por medio de una fundación.
Mientras algunas personas sostienen que este es un gran avance para el movimiento de las ‘mujeres de confort’, el movimiento activista de mayor trayectoria sobre la esclavitud sexual en la época moderna, este acuerdo solo aborda un país: la reconciliación entre Japón y Corea del Sur.
No empieza a abordar el hecho de que otras naciones continúan con un resentimiento similar hacia el gobierno japonés.
En los últimos días, los líderes de otros gobiernos han comenzado a pronunciarse. El presidente de Taiwán, Ma Ying-jeou, hizo un llamado al gobierno japonés para que se disculpara y ofreciera una compensación a las mujeres taiwanesas utilizadas como esclavas sexuales en época de guerra.
Cálculos
Los estudiosos han calculado que 200.000 mujeres y niñas a lo largo de Asia Pacífico fueron obligadas a participar en la esclavitud sexual por parte del ejército de Japón. Si bien se calcula que hasta la mitad de esas víctimas eran de Corea, hubo muchas más víctimas de China, Taiwán, los Países Bajos, Filipinas e Indonesia que también fueron utilizadas como esclavas sexuales por el Ejército Imperial de Japón.
El principal erudito en China sobre las mujeres de confort, Su Zhiliang, de la Universidad Normal de Shanghai, me dijo que el número de víctimas podría ser mucho más alto —de 400.000— y 200.000 mujeres chinas fueron obligadas a trabajar como prostitutas sin pago.
Él calcula esta cifra a partir de aproximadamente 1.000 burdeles militares que fueron administrados por el gobierno y el ejército japonés. Cada año en China, más mujeres encuentran el valor para salir a contar su propia historia
Durante la investigación que realicé para mi libro Silenced no More, entrevisté a docenas de mujeres de China y otros países, quienes habían sido obligadas a dedicarse a la prostitución. Al igual que sus homólogas coreanas, el período de cautividad que experimentaron destruyó sus vidas.
Muchas de ellas sufrieron del trastorno por estrés postraumático.
Enfrentaron problemas físicos y emocionales debilitantes que les impedían vivir vidas normales.
La primera sobreviviente china que alzó la voz, la fallecida Wan Aihua, tenía 15 años cuando fue capturada, torturada y violada repetidamente. Wan tenía episodios en los que se desmayaba siempre que hablaba de sus experiencias durante la guerra. Incluso cuando era mayor, sentía un gran dolor físico y emocional; no fue capaz de casarse y tener hijos. A la larga adoptó a una hija.
Wan Aihua fue la primera sobreviviente china que testificó en público en China. Ella era de Shanxi, una provincia de donde provenían muchas de las víctimas; Hainan era otro lugar de origen importante.
Disculpa sincera
Estas víctimas merecen una disculpa sincera que traiga sanidad y una restitución oficial.
¿Acaso no son sus necesidades de reconciliación tan importantes y relevantes como las de sus homólogas coreanas? ¿No deberían sus gobiernos buscar también una disculpa similar y una compensación para sus víctimas?
Si el gobierno japonés y el primer ministro emiten una disculpa para Corea, este mismo proceso debe ser llevado a cabo en los otros países donde las mujeres sufrieron el mismo destino. Estas mujeres también quieren que el gobierno japonés admita tener la responsabilidad legal de lo que realmente ocurrió con una voz fuerte y sincera que les ofrezca la dignidad y el respeto que se merecen.
Tan importante es este tema para el gobierno chino que en diciembre de 2015 abrieron un museo en Nankín que se enfoca en la difícil situación de las mujeres de confort.
Durante la inauguración, unos cuantos niños adoptados de sobrevivientes chinos asistieron en nombre de sus madres que habían fallecido. El museo fue establecido para crear consciencia de esta tragedia de derechos humanos y como manera de honrar a las mujeres de confort y a su legado. También busca impedir que una violencia sexual similar se desarrolle en conflictos militares alrededor del mundo.
El cierre de estas heridas de guerra es sumamente necesario para todas las personas involucradas. Esta reconciliación ayudará a sanar tanto a las víctimas como a los agresores por igual, al igual que a las naciones involucradas.
Incluso después de 70 años, los sentimientos de animosidad y odio aún prevalecen entre los chinos en contra de los japoneses. Si esto no es abordado, seguirá siendo trasmitido de generación en generación. Para romper este ciclo, una disculpa traería sanidad y ayudaría a facilitar un proceso de reconciliación básico.
La esclavitud sexual de hoy en día en época de guerra
Las voces de las sobrevivientes mayores de la esclavitud sexual del Ejército Imperial Japonés han hecho que las personas se identifiquen con su sufrimiento. Romper su silencio fue un acto heroico.
Ellas podrían haberse llevado estos secretos a su tumba. Pero en cambio, para impedir que suceda de nuevo, tuvieron el valor de salir al frente por otros.
Las sobrevivientes mayores han dejado un legado de valentía moral y activismo por los derechos humanos. Lo que le sucedió a estas mujeres debe ser recordado.
Debemos reflexionar y comprender las lecciones universales de estos crímenes en contra de la humanidad y ver que no sucedan de nuevo. También necesitamos aprender de este capítulo de la historia. Esta forma de explotación y abuso no terminó con la Segunda Guerra Mundial.
Continúa hoy en día, en Iraq y Siria, donde las mujeres son esclavizadas en conflictos armados.
Para que este ciclo termine, el mundo necesita adoptar una postura y declarar de una vez por todas que hay límites que no deben ser cruzados en la guerra. Estos límites tienen que ser respaldados con tribunales de crímenes de guerra y un monitoreo agresivo. La violación sistemática por medio de la prostitución forzada es un crimen en contra de la humanidad que solo se detendrá cuando se le dé la importancia que se merece.