(CNN) – El presidente de Irán atacó a Arabia Saudita el martes, y dijo que su decisión de cortar las relaciones con Teherán luego de la agitación por la ejecución de un prominente clérigo chiíta era una medida extraña en respuesta a lo que describió como críticas justificadas.
“Sin duda, tales medidas nunca ocultarán ese gran crimen”, dijo el presidente Hassan Rouhani, según la agencia estatal Press TV de Irán.
La ejecución del sábado del clérigo Nimr al-Nimr y otras 46 personas en un solo día por cargos de terrorismo ha dado lugar a una enérgica reacción en Oriente Medio y más allá. Muchos países han tomado partido a lo largo de líneas sectarias; las naciones predominantemente chiítas como Irán han condenado la decisión, mientras quienes cuentan con mayorías musulmanas sunitas respaldan a Arabia Saudita.
El martes, por ejemplo, Kuwait, cuya familia gobernante y la mayoría de sus ciudadanos son sunitas, retiró a su embajador en Teherán, al citar “actividades incendiarias y de sabotaje” por parte de manifestantes iraníes.
“Tal acción constituye una flagrante violación de las convenciones internacionales, y una violación del compromiso internacional sobre la seguridad de las misiones diplomáticas en su territorio”, dijo el Ministerio del Exterior de Kuwait.
En sus comentarios en Teherán con el ministro del Exterior danés, Kristian Jensen, Rouhani defendió a quienes han reaccionado con enojo ante la ejecución masiva. Esto incluye el hecho de haber tomado por asalto y saqueado la embajada saudita en Teherán, lo que dio lugar a que Riad cortara los vínculos diplomáticos.
“Es natural que el crimen en contra de los derechos humanos e islámicos sea recibido con una reacción por parte de la opinión pública”, dijo Rouhani.
El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas ha condenado “en los términos más fuertes” los ataques en contra de la embajada saudita en Teherán y otra misión diplomática en Irán luego de que la ejecución del clérigo enfureciera a los manifestantes ahí.
También hizo un llamado a que Irán “protegiera las premisas diplomáticas y consulares en contra de cualquier intrusión o daño”.
El vocero del Ministerio del Exterior iraní, Jaberi Ansari, ha dicho que su país está comprometido con proteger las misiones diplomáticas, y reiteró que ningún diplomático saudita había resultado herido —ni había estado presente— durante el ataque de este fin de semana.
El Consejo de Seguridad de la ONU no abordó la ejecución de Nimr, quien había sido condenado de incitar conflictos sectarios, sedición y otros cargos luego de su arresto en 2012.
Sin embargo, otros se han enfocado en el clérigo, al calificar la decisión de Arabia Saudita de ser injusta y tomar acciones en respuesta.
Además de Arabia Saudita y Kuwait, Bahrein, donde un monarca sunita gobierna una nación predominantemente chiíta, también cortó relaciones diplomáticas con Irán. Los Emiratos Árabes Unidos retiró a su embajador, mientras Sudán expulsó al embajador iraní y a toda la misión diplomática iraní en el país.
El presidente de Irán, un país que ha sido criticado por su historial de derechos humanos, hizo un llamado para que los países fuera de la región también adopten una posición.
“No se debería responder a las críticas con decapitaciones”, dijo el presidente Rouhani. “… Esperamos que los países europeos, los cuales siempre reaccionan a los temas de derechos humanos, también actúen según sus obligaciones relacionadas a los derechos en este caso”.
Las potencias mundiales se pronuncian
El secretario de Estado de EE.UU., John Kerry, se puso en contacto con los ministros del Exterior de Arabia Saudita y de Irán para calmar las tensiones. El secretario de prensa de la Casa Blanca, Josh Earnest, hizo eco de esos sentimientos.
“Instamos a todas las partes a que muestren compostura y no exacerben las tensiones que ya están enardecidas en la región”, dijo el lunes el secretario de prensa de la Casa Blanca en una reunión informativa con reporteros.
Mientras tanto, el vocero del Departamento de Estado, John Kirby, instó a que hubiera un compromiso para llegar a “una solución pacífica para estos problemas, que sea diplomática y sin violencia”.
China hizo un llamado a que hubiera “diálogo y negociaciones”. Rusia sugirió que las naciones “muestren compostura”.
Francia pidió que los poderes “hicieran todo lo posible para prevenir la exacerbación de las tensiones sectarias y religiosas”.
El Ministerio de Asuntos Exteriores de Turquía sugirió que la diplomacia debería gobernar en este momento.
“Turquía hace un llamado a abandonar el lenguaje de amenazas, a volver al lenguaje de la diplomacia, y pide que haya cautela a fin de que las tensiones entre los dos países no tengan un reflejo negativo en la seguridad, estabilidad y paz de la región”, indicó el ministerio en su sitio web.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, habló con los ministros del Exterior de ambas naciones el domingo, y dijo que la ruptura de las relaciones era “profundamente preocupante”.
¿A dónde vamos a partir de aquí?
Fue solo unas cuantas semanas atrás, luego de meses de intentos, que EE.UU. logró que los ministros del Exterior de Arabia Saudita e Irán se sentaran en la misma mesa con Estados Unidos y otros países para tratar de discutir un plan para terminar con la sangrienta guerra civil en Siria.
Irán ha sido desde hace mucho tiempo un partidario del presidente sirio Bachar Al Asad, mientras Arabia Saudita le ha proporcionado asistencia financiera y armas a las divisiones rebeldes que luchan contra Assad.
No es nada nuevo que los dos países no estén de acuerdo.
La división data de 14 siglos atrás, y tiene que ver con disputas en relación a quién debería suceder al profeta islámico Mahoma como el líder de la fe islámica.
El islam sunita ha pasado a dominar la fe —casi el 90% de los musulmanes del mundo son sunitas—, incluso la rama Wahhabi que se practica en Arabia Saudita.
Los sauditas defienden la rama sunita de la fe, mientras Irán respalda al lado chiíta.
La ejecución del clérigo solo exacerbó sus diferencias y esto se desarrollará en las próximas semanas.