Londres (CNN) – La videoinstalación de William Kentridge en la galería de arte Marian Goodman de Londres sigue a los refugiados mientras que marchan a través de las fronteras y por todo el terreno incierto en lo que el artista llama una “danza de la muerte”.
La película animada, titulada ‘More Sweetly Play the Dance’, ocupa toda una planta, donde forma la pieza central dramática de una exhibición de las nuevas obras del artista sudafricano.
A lo largo de una proyección de ocho pantallas y 45 metros de largo, vemos un desfile ininterrumpido de siluetas, bailando al son de una banda de música, mientras llevan sus posesiones restantes sobre sus hombros. Envolviendo al espectador, las figuras pasan una tras otra… trayendo inevitablemente a la mente los cientos de miles de refugiados que el mundo ha visto hacer el peligroso y largo viaje para buscar asilo en Europa.
Sin embargo, esta exhibición no fue creada como una reacción ante la crisis de los refugiados que ha dominado los programas de noticias durante septiembre 2015: la película ha estado en producción durante años, y fue vista en el EYE Film Museum en Ámsterdam en abril de 2015.
Entonces, ¿cómo un artista prevé tan perfectamente este tipo de tragedia?
Si eres Kentridge, de 60 años de edad, no intentas hacerlo.
Desde que Kentridge saltó a la fama internacional hace 20 años, él ha seguido los pasos de sus padres (dos abogados que lucharon contra el régimen del apartheid en Sudáfrica) para luchar contra lo “absurdo” de los gobiernos tiránicos. En su obra, destaca víctimas de la guerra y desastres naturales… que siempre empiezan, dice, con una hoja en blanco.
No es cuestión de usar su imaginación, explica Kentridge. Tiene que ver con trabajar con los materiales… aquí al carboncillo, tinta negra y papel periódico se les da vida en la animación. Él comienza por analizar las capacidades de estos materiales, y llega a la imagen que quiere mostrar.
Al caminar por la exposición, Kentridge habla de su trabajo anterior, diciendo: “Si me hubiera dicho a mí mismo: ‘este es un acto monstruoso que ha sucedido aquí en Sudáfrica… ¿cuál es la mejor manera en que puedo derrotarlo?’ No lograría nada”.
Años en producción
Esta es la primera exposición individual a gran escala que Kentridge presenta en Londres durante 15 años. El artista cubre el espacio de la entrada con anotaciones ampliadas de diccionarios y periódicos de 3 metros de altura, salpicadas con tinta color negro azabache.
Hay otra videoinstalación importante, ‘Notes Toward a Model Opera’, que surgió de la investigación que Kentridge hizo sobre la historia social de la China moderna para la exposición de este año en el Centro de Arte Contemporáneo Ullens de Beijing. Él dice que está inspirada en la ópera de propaganda “vanagloriosa” de la época de Mao de China, pero también contiene mucho de Sudáfrica… desde la música del “salón de baile colonial” hasta la coreografía de la bailarina sudafricana contemporánea, Dada Masilo.
Pancartas que contienen lemas políticos son transmitidas rápidamente durante la película, incluyendo el lema “baile frente a la certeza”. Es un estribillo que se ve a lo largo de toda la presentación: la desconfianza de Kentridge en cuanto a la certeza absoluta, sobre todo cuando es apoyada por gobiernos ideológicamente incuestionables.
Al dirigir un recorrido por la exposición de su lanzamiento, Kentridge se encuentra al final de algunas esculturas, aparentemente pegadas con cartón corrugado, pedazos de papel para notas y mapas rasgados. Cuando golpea con su nudillo las esculturas, el sonido es metálico. Las obras están costosamente fundidas en bronce y pintadas para que parezcan estar hechas de materiales cotidianos.
Sin embargo, como era de esperarse, los críticos se han centrado en la épica y oportuna obra ‘More Sweetly Play the Dance’. Y Kentridge parece solo medio sorprendido por la premonición de la película.
Él dice que el trabajo fue originalmente motivado por un éxodo anterior: las imágenes de familias en Liberia y Sierra Leona que huían de las aldeas azotadas por el virus del ébola durante la epidemia de hace dos años. Kentridge dice que ha estado interesado en las imágenes de estas procesiones —danzas de la muerte— que han reaparecido de forma rutinaria desde las plagas de la Edad Media.
Al ver nuevamente la película, detrás de toda la actividad febril de la multitud que baila, es fácil pasar por alto los cultivos ilustrados en el fondo. Estos crecen y caen mientras que las personas avanzan lentamente… como si pasaran meses y años, mientras que la desafiante procesión sigue avanzando.
Los derechos de autor de todas las imágenes le pertenece a William Kentridge. Cortesía del artista y de la galería de arte Marian Goodman de Londres.