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(CNN) – Cuando ISIS dio a conocer su más reciente video de propaganda la semana pasada, todas las miradas estaban sobre el nuevo representante del grupo militar. Vestido de negro, con una pistola en mano y con su rostro oculto por una máscara de esquí, él hace amenazas en un característico acento de Londres.

Las similitudes con “John, el yihadista”, quien fue asesinado en un ataque con drones en noviembre, eran obvias y presuntamente intencionales. Las redes sociales se encendieron cuando las personas clamaban por averiguar la identidad del así llamado “nuevo John, el yihadista”.

Mientras las autoridades han dicho que siguen trabajando para confirmar la identidad del hombre, se dice que las agencias de seguridad están enfocadas en un hombre de 32 años que se convirtió al Islam desde el hinduismo y que se hace llamar Abu Rumaysah.

En respuesta a las preguntas en el Parlamento sobre la reciente identificación de Abu Rumayssah, la secretaria del Interior británica, Theresa May, se negó a comentar acerca del nombre, citando una investigación que está en curso.

El londinense, quien había sido arrestado bajo sospecha de pertenecer a una organización prohibida y otros cargos relacionados con el terrorismo, salió bajo fianza en septiembre de 2014; huyó del Reino Unido con su esposa e hijos y viajó a Siria para unirse a ISIS.

Mi hermano Sid

Pero para la estudiante de derecho de 29 años de edad, Konika Dhar, él no es Abu Rumaysah, sino Siddhartha Dhar —o simplemente Sid— su hermano mayor. Mientras tomábamos té y después en una entrevista, ella me contó su historia.

“Creo que él era un hermano normal”, dijo Konika. “Le gustaba jugar básquetbol, en lo que era bastante bueno, los videojuegos y las películas. Y también le gustaba coleccionar historietas… era un buen hermano mayor, muy normal”.

Konika es una joven extraordinariamente serena, aunque la presión que la radicalización de su hermano ha puesto sobre su familia era obvia mientras hablábamos.

Estaba visiblemente tensa, y evitaba cuidadosamente decir algo incorrecto. Dijo que quiere que el mundo vea un lado distinto de él, el lado con el que ella creció. Me mostró fotos de un adolescente sonriente que partía un pastel de cumpleaños.

“Él era muy amigable, algo relajado, no demasiado preocupado por la política o cosas así…” Su voz se atenuó.

Después de convertirse al Islam cuando era joven, Dhar comenzó a cambiar, dice Konika. Él se negaba a comer alimentos preparados por su madre porque no eran halal, o permitidos bajo la ley musulmana.

Y comenzó a relacionarse con Anjem Choudary, un abogado convertido en un predicador islamista radical que ahora enfrenta cargos de incitar al apoyo hacia ISIS en línea. Choudary se ha declarado inocente.

No estaba permitido amar a los que no son musulmanes

Entrevisté a Abu Rumayash para “60 Minutes” de CBS, poco antes de que huyera del Reino Unido. Durante nuestras conversaciones, él me dijo que ya no era capaz de amar a nadie de su familia, ni siquiera a su madre.

“Ella es mi madre y tiene derechos sobre mí, así que tengo que cuidar de ella. Tengo que estar pendiente de ella. Tengo que asegurarme, ya sabes, de que esté protegida y segura. Así que cumplo mis obligaciones de esa manera”, dijo.

“Pero no está permitido que ame a los que no son musulmanes. Así que eso es algo que es una cuestión de fe”.

Konika dijo que ella se sintió impresionada y entristecida cuando vio la entrevista.

“Una cosa que he notado es que él ha sido despojado de su identidad por completo, y esto es lo triste… porque él tenía una personalidad tan alegre y creativa, y no sé a dónde se ha ido, ni qué fue lo que hicimos mal, pero la hemos perdido. Hay un elemento de culpa. Me pregunto ¿por qué no pude detenerlo? ¿Somos tan malos que tienes que marcharte? ¿O irte a vivir otra vida?”

Konika dijo que desesperadamente quiere creer que su hermano no es el hombre en el video de ISIS, que ella no puede conciliar a ese asesino con el chico con el que creció.

Pero ella reconoció que durante las pocas conversaciones que había tenido con Dhar desde que se unió a ISIS, él no ha mostrado señales de remordimiento acerca de las decisiones que ha tomado.

Konika dijo que cree, intuitivamente, que su hermano no es feliz. Dijo que cree que él es una víctima del lavado de cerebro, lo cual teme, solo empeorará mientras más tiempo permanezca en Siria. Dijo que quiere que él sepa que su familia lo ama y lo extraña, y que aún puede regresar a casa. Pero incluso mientras decía esto, torció su boca como si no estuviera segura de si realmente creía sus propias palabras.

“Estoy en un tipo de conflicto con una sensación de querer rescatarlo y salvarlo, y al mismo tiempo de llorarlo en mi propio tiempo… creo que es algo de lenta aceptación. Ahora creo que estoy llegando a aceptar la realidad. Y no creo que el proceso de sufrimiento llegue a su fin, y no creo que algún día lo haga”.