(CNN) – Después de un año en que nunca se ha alejado de los titulares, la revista satírica francesa Charlie Hebdo vuelve a ser noticia, esta vez por una caricatura que los críticos dicen que va demasiado lejos.
La publicación generó controversia por una caricatura que sugiere que el bebé sirio Alan Kurdi, que se ahogó en el Mediterráneo en septiembre —y cuya imagen provocó una ola de simpatía por los migrantes—, habría crecido para convertirse en un abusador sexual como los responsables de recientes agresiones sexuales en Colonia, Alemania.
Dibujada por el actual editor de la revista, Laurent “Riss” Sourisseau —quien estaba en las oficinas de Charlie Hebdo en enero de 2015 cuando 11 de sus colegas fueron asesinados por terroristas islamistas— la caricatura muestra dos hombres persiguiendo mujeres aterrorizadas, con sus lenguas afueras y brazos extendidos.
Titulada “Migrantes”, el texto de la caricatura dice: “¿En qué se habría convertido el pequeño Aylan al crecer? (Un) manoseador en Alemania”. (Cuando la imagen del cadáver del niño fue dada a conocer, los documentos del gobierno lo llamaban “Aylan”, pero el padre del niño le dijo a CNN que su nombre era Alan).
Dentro de la caricatura está dibujada la famosa imagen de Alan boca abajo en una playa turca, que es considerada como el factor que cambió la actitud hacia los más de un millón de inmigrantes que han entrado a Europa en el último año, muchos huyendo del conflicto en Medio Oriente.
La caricatura hace referencia a la ola de ataques sexuales colectivos sin precedentes reportada en Colonia y otras ciudades europeas durante las celebraciones de Año Nuevo, en la que cientos de mujeres reportan ser agredidas sexualmente o haber sido víctimas de robos por hombres de apariencia norafricana o árabe.
El episodio ha despertado un sentimiento antiinmigrante en contraste con la solidaridad pública hacia los refugiados inspirada por la muerte del pequeño sirio hace unos meses.
¿Racista y ofensiva?
La caricatura generó reacción inmediata en redes sociales; muchos usuarios la calificaron de ofensiva y racista, y otros cuestionaron si la multitud de personas que tuiteó con la etiqueta #JeSuisCharlie en solidaridad tras los ataques de enero de 2015 sentirían el mismo apoyo tras ver la caricatura.
“La desagradablemente racista caricatura de Charlie Hebdo me hace cuestionar ‘Je suis Charlie’”, tuiteó la periodista australiana Ebony Bowden.
“Me preguntó cuántos seguidores tiene Charlie Hebdo ahora”, tuiteó George Galloway, exparlamentario británico y candidato a la alcaldía de Londres. “Una desagradable racista es islamofóbica caricatura del pequeño Aylan Kurdi después…”.
Y Mina Al-Oraibi, periodista iraquí en Londres, tuiteó: “La más reciente caricatura racista de Charlie Hebdo que deshonra la memoria del pobre Alan Kurdi es imperdonable.”
Pero otros defendieron la caricatura.
Maajid Nawaz, presidente del think tank de contraterrorismo de Londres Quilliam, argumentó en Facebook que los críticos no ven el punto de la caricatura, y de otras en la publicación, como crítica las volubles actitudes en Europa hacia los migrantes.
“El gusto siempre está en el ojo de quien mira”, escribió. “Pero estas caricaturas son una dura crítica de nuestro sentimiento antirefugiados”.
“Dejen de intentar volver racista a Charlie hebdo”, tuiteó el usuario @Chriss_m.
CNN intentó contactar a Charlie Hebdo pero se negaron a dar declaraciones.
La revista ha sido controversial por su enfoque atrevido y provocador desde que empezó a publicarse en 1970.
Sus objetivos han sido políticos, figuras públicas y símbolos religiosos de todas los credos. pero en años recientes la publicación ha ganado notoriedad internacional por atraer violentas respuestas de parte de extremistas musulmanes enfurecidos por la irreverente visión de su religión.
En respuesta a los ataques terroristas en parís en Noviembre, en que elementos de ISIS dispararon y se hicieron explotar asesinando a 130 personas en ataques coordinados, la revista publicó una desafiante portada pregonando las virtudes del estilo de vida parisino sobre el de los atacantes.
“Ellos tienen armas: ¡que se pudran, nosotros tenemos champán!” decía, y mostraba a un hombre celebrando mientras la bebida sale por huecos en su cuerpo.