Nota del editor: Vital Signs es un programa mensual que trae a los telespectadores relatos de salud de todo el mundo.
(CNN) - John Thurman pensaba que estaría seguro allí. Después de todo, estaba apostado en el Pentágono, no en una zona de guerra.
Tras pasar un tiempo en Alemania durante la Guerra Fría y luego en Arabia Saudita durante la primera Guerra del Golfo, un trabajo de escritorio en Washington era, sin duda, una apuesta segura.
Hasta que no lo fue.
“Pensé que era una bomba”, dijo Thurman. Luego, “se sintió como un terremoto”.
A las 9:37 a.m., el 11 septiembre de 2001, el vuelo 77 de American Airlines se estrelló violentamente en el lado oeste del Pentágono, el mismo lugar en donde Thurman trabajaba.
“Estábamos en esta pequeña habitación, sin ventanas”, recordó Thurman. “Nos vimos sumergidos inmediatamente en una profunda oscuridad. Hubo algo como una pequeña bola de fuego que subió por el techo”.
El instinto de supervivencia de Thurman y sus años de entrenamiento en el Ejército de Estados Unidos se activaron. “Intenté llegar hasta donde estaban algunos de mis compañeros que sabía que estaban en la habitación”, dijo. “Estábamos en ese punto de tener que gatear por el suelo porque ahora el lugar estaba lleno de humo y el aire estaba muy caliente. Si separabas tu cara del suelo no podías respirar”.
Culpa del sobreviviente y trastorno de estrés postraumático
Thurman y sus colegas estaban en el segundo de los cinco anillos del Pentágono. El avión pasó a través del tercer anillo.
Después de 20 minutos o algo así, Thurman dijo que logró llegar a la puerta trasera y conseguir ayuda. Lo llevaron al hospital de Arlington y lo trataron debido a una inhalación severa de humo.
John Thurman sirvió como primer teniente en la primera Guerra del Golfo, 1991.
“Fui realmente afortunado respecto a que en el exterior de mi cuerpo… yo no tenía cortadas ni quemadas”, dijo Thurman. “Mucho del combustible del avión salpicó dentro de nuestra área, y quemó a algunas personas de forma significativa. Sin embargo, al estar expuesto básicamente al querosén… sufrí una inhalación severa de humo”.
Thurman estuvo con un tubo de respiración y oxígeno durante 24 horas. Cuando se despertó al día siguiente, supo que las torres habían caído en Nueva York y que otro avión se había estrellado en Pensilvania.
Con su país ahora en guerra y ansioso por regresar al trabajo, Thurman dejó el hospital después de una semana y estaba de vuelta en el trabajo unas cuantas semanas después. Debido a que sus oficinas fueron destruidas en el ataque, Thurman y sus colegas estuvieron en una ubicación temporal en Alexandría, Virginia. No mucho después de dejar el hospital, Thurman comenzó a notar señales de trastorno por estrés post-traumático (TEPT).
“Solía tomar el metro en la estación subterránea y parábamos en la estación del Pentágono”, dijo Thurman. “Simplemente existía esta sensación de pavor incluso al pasar por la estación. La primera vez que estuve de vuelta en el edificio, todavía podía sentir aquel olor a querosén, el cual era perturbador”.
Thurman tenía problemas para dormir. Experimentaba pesadillas y recuerdos recurrentes. Los médicos le recetaron medicamentos para ayudarlo a dormir, pero Thurman dice que nada realmente lo ayudaba. Además de los síntomas del TEPT, también experimentaba la culpa del sobreviviente. De las 125 personas que murieron dentro del Pentágono ese día, 26 eran compañeros de trabajo de Thurman.
“Las personas que no lograron sobrevivir ese día, que murieron muy cerca de mí… todas esas cosas realmente se sienten sumamente pesadas en tu corazón”.
Los beneficios del yoga
Durante seis meses después del ataque, Thurman sanaba físicamente, pero no mentalmente. Entonces un día, un amigo le sugirió el yoga.
“Tenía dudas, pero estaba dispuesto a probar cualquier cosa”, dijo Thurman. “Tomar medicamentos para dormir, tomar medicamentos para… simplemente todo… eso se sentía como cenizas sobre tu vida. Así que yo estaba dispuesto a probar cualquier cosa. Y muy rápido, en unas cuantas semanas, yo ya sentía algunos de los beneficios”.
Está científicamente demostrado que el yoga ayuda a reducir el estrés. Para Thurman, el mayor beneficio fue una reducción en lo que él llamaba el “parloteo de la mente” y que experimentaba con el TEPT. Por primera vez en mucho tiempo, él se sentía relajado. El yoga le funcionó tan bien a él que tomó un curso de formación para maestro a fin de profundizar su comprensión acerca de la práctica. Finalmente, Thurman decidió ejercer el yoga a tiempo completo. En 2013, abandonó el ejército.
“Para mí, como maestro, ¿qué es lo que deseas hacer con tu yoga? Para mí tenía dos funciones: una era ofrecerle el yoga a los hombres”, dijo Thurman. “Es un buen entrenamiento. Haces ejercicio cardiovascular, trabajas en tu fuerza pero también trabajas en la flexibilidad y en la longitud de tus músculos. La otra (razón) era llevarlo para que fuera de beneficio específicamente para los miembros del servicio y los veteranos”.
John Thurman mientras da clases de yoga en el Pentágono.
El Pentágono –el lugar donde este viaje comenzó para Thurman– lo contrató para dar una clase semanal en el centro deportivo del lugar. Así que todos los jueves encontrarás a Thurman y a una clase repleta con una cantidad que oscila entre 40 y 50 estudiantes. Él calcula que su clase es una mezcla de militares en servicio activo y civiles, así como militares retirados.
“Vienen todos los jueves al mediodía”, dijo Thurman, “lo cual creo que es una gran evidencia, porque cuando ves que alguien que está trabajando en el Pentágono… te da una hora de su tiempo… creo que eso es una gran evidencia en sí misma”.
El Departamento de Asuntos de los Veteranos calcula que casi un 20 por ciento de veteranos que regresan de Iraq o Afganistán sufren de TEPT. En un intento por reducir el medicamento recetado para el dolor, la Administración de Salud de Veteranos de Estados Unidos ha comenzado a incorporar el yoga en los programas de terapia alternativa para el TEPT.
Thurman dice que no hay duda de que esto le sirvió a él.
“Creo que tú sabes, una de las cosas que dejó el 9/11 es el hecho de que he sido capaz de lograr ser resistente, recuperarme y vivir mi vida. Tengo la responsabilidad de hacer eso. Por las personas que perdieron su vida ese día, tú tienes la responsabilidad de vivir y estar bien”.