(CNNMoney)– Cuando conoces a Shyama Rose, hay algo familiar en ella. Ella es pequeña, rubia y tiene un aire que te hace sentir que es alguien apropiado para tomarte una cerveza.
En su espalda baja tiene un tatuaje que según dice ella parece un pollo al revés… se lo hizo hace más de una década, es un dragón.
Ella es una hacker. Lo que inició como un pasatiempo cuando era niña, no solo le provee un sustento, sino que le salvó la vida. El hacking la ayudó a escapar de la opresiva comunidad religiosa donde se crió. El ashram, Barsana Dham, era dirigido por un pedófilo que abusaba sexualmente de ella.
Parte de esto podría parecer familiar. Shyama Rose es casi una extraña versión de la vida real de La chica del dragón tatuado.
“Creo que mi historia y la de La chica del dragón tatuado son bastante parecidas”, dijo Rose. “Sin duda ella hackea a las personas… y su pasado fue todo un infierno”.
Al igual que la chica ficticia con el dragón tatuado, Lisbeth Salander, la historia de Rose inicia con momentos oscuros de su infancia.
Ella creció en un complejo religioso en las afueras de Austin, Texas, donde cientos de personas dedicaban sus vidas a un gurú conocido como Swamiji. Todo era una fachada de una horrible perversión: Swamiji fue declarado culpable de abusar sexualmente de dos de las chicas en el complejo.
Rose tenía 11 años cuando ocurrió la primera vez.
“Yo estaba de pie en la cocina… usando este gigantesco sari… y él estaba tratando de ajustarlo a mi alrededor y él solo, ya sabes, comenzó a tocar”.
El abuso se prolongó durante siete años. Ella dice que a los seguidores como su madre les lavaban el cerebro y no podían ayudar.
“No solo no lo impedían, lo reconocían y lo fomentaban. Nos solían enviar a las manos de este tipo de forma regular y nos decían que lo disfrutáramos”.
Como consuelo, Rose solía recurrir a una Macintosh SE que su mamá le compró.
“Cuando adquirí la computadora fue un alivio para mi vida”, dijo. “Fue una total salvación”.
En el ashram, aprendió a codificar y luego a hackear. Cuando se graduó de la escuela secundaria, Rose hizo algo que muy pocas personas en su comunidad hacían: fue a la universidad. Ella dejó el complejo y se convirtió en un arma importante en el sector de la seguridad cibernética.
“Siento la necesidad de proteger porque he visto que suceden muchas cosas malas en el mundo”, le dijo a CNNMoney.
Para satisfacer esa necesidad, el trabajo actual de Rose es pensar como un tipo malo y hacerlos tropezar antes de que puedan atacar.
Ella es alguien a quien llamarías hacker sombrero blanco y ha trabajado para algunas de las mayores compañías del mundo, manteniendo a los hackers hostiles fuera de sus redes. Ella identifica los lugares donde los intrusos —como gobiernos hostiles, el Ejército Electrónico Sirio o competidores que tratan de robar la propiedad intelectual— podrían entrar y luego descubre cómo prevenirlo.
Por ejemplo, fue contratada por la bolsa de valores Nasdaq para mantener a los hackers alejados de su sistema.
“Si China llegara a atacar a Nasdaq, ¿cómo lo haría?” Ese era el tipo de preguntas para el que contrataron a Rose. Ella analizaría el software de Nasdaq, examinando dónde ingresaban los datos los usuarios y determinando cómo un tipo malo haría que el sistema acepte spyware.
De adulta, Rose pudo enfrentar a su propio atacante. En el 2011, Rose testificó en contra de Swamiji. Él fue declarado culpable de 20 cargos de indecencia con un menor y condenado a 280 años de prisión. Él pagó la fianza —11 millones de dólares— y huyó antes de ser encerrado. Swamiji aún sigue fugitivo.
Rose también se encuentra liberada de otras maneras. La Salander ficticia monta una motocicleta alrededor de Suecia; Rose usa un casco similar mientras cae del cielo sobre el sur de California. Ella pasa casi 20 horas a la semana en una pista de aterrizaje en medio de las montañas… el paracaidismo es donde encuentra la paz y el control.
“Mucha gente podría pensar que son cosas completamente diferentes… es decir, el hackeo es algo que se hace con la mente y el paracaidismo es algo en el que te lanzas cuello abajo”, dijo. “Para mí, son cosas complementarias, ya que logro controlar tanto mi cuerpo como mi mente al mismo tiempo”.
Ella describe el paracaidismo como una experiencia que la lleva a través de la montaña rusa de la vida. A la edad de 35 años, su vida ha tenido algunos cambios dramáticos.
“Tengo todo el derecho a ser una prostituta drogada… pero prefiero ser una nerd”.