(CNN) – “Hay una famosa expresión que a mi abuela le gustaba. Ella decía: ‘No existe tal cosa como una sociedad… encuentra a las personas que quieres que estén a tu alrededor y crea la tuya propia’”.
Para la diseñadora sudafricana Katherine-Mary Pichulik, la sociedad que ella ha creado es una que evidentemente la adora; la siguen fashionistas a nivel mundial que deliran por su elaborada y ostentosa joyería.
Sus piezas regularmente se ven en la revista Vogue, en las ediciones españolas y británicas. Debido a que exporta a 14 países en todo el mundo, Pichulik fue parte de las 10 mejores marcas africanas nominadas por Vogue que se deben ver en 2015, y se encuentran en la compañía de Orange Culture de Nigeria y ART/C de Marruecos.
CNN se sentó con Pichulik para discutir exactamente por qué sus obras son “experiencias íntimas”, y explorar el proceso detrás de estas hermosas obras de arte para lucir.
Desde su estudio en Woodstock, Ciudad del Cabo, Pichulik explica que el simbolismo es parte integral de su joyería, “el trabajo con piedras preciosas y piezas que tienen su propio significado”.
Ágata de Mali, talismanes toureg, tótems turcos: Pichulik es una acaparadora cultural que lanza de manera conjunta las civilizaciones con un hermoso abandono.
“Esto es totalmente emocionante”, dice ella. “A menudo creas estas colecciones que son un cruce continental… estas representan la esencia de la marca, son la materialización, la metonimia”.
“Trabajo con determinados distribuidores: un caballero de gambiano, también senegalés, y la fuente de todos estos objetos de toda África”, explica.
“Muchos de ellos comercian cuentas, y entonces tienes piezas que vienen de Ghana, Níger… de Marruecos, de Mali… me reúno con ellos en espacios de almacenamiento temporal.
“Lo que me parece tan emocionante es la relación informal que tengo con estos comerciantes. En Johannesburgo veo a un tipo llamado Abucar; él llega con un auto y lo sigo a lo más profundo dentro del centro de Johannesburgo… y con una confianza absoluta”.
“Me voy sola conduciendo detrás de él y luego llegamos a una bodega al azar, pasas a través de tres o cuatro puertas y llegas a una habitación llena de muchísimos objetos sumamente preciosos… No existe una estructura económica formal para ello. Es una manera increíblemente polifacética y ambidiestra de hacer negocios que resulta increíblemente inspiradora y emocionante”.
Una inverosímil fuente de inspiración
Para Pichulik, sus creaciones altamente valoradas son una continuación de sus experimentos de cuando era niña.
“Creo que siempre he hecho joyas de manera caprichosa”, dice. “Nací en 1987, así que mientras crecía, el estilo de mi mamá era de la época… cabello difuso y muchísima joyería de fantasía. Fue un tiempo de épicas hombreras, labios violeta y mandarina, carmesí y rojo, y muchos aretes grandes dorados.
Cuando yo era pequeña, [mamá] siempre tenía una caja con todos los aretes quebrados y yo siempre los arreglaba y creaba mi propia joyería”.
La diseñadora también cita a su abuela como una inspiración. “Ella solía viajar a lugares hermosos”, recuerda, “y traía con ella una especie de cofre con joyas fantásticas”. Pero fue el padre del exnovio de Pichulik quien se convirtió en una pieza crucial en el rompecabezas de su carrera.
“El padre de mi exnovio, Johann, es el dueño de una tienda que abastece principalmente a la industria de la navegación en yates. Él me dio unas cuerdas y me dijo: ‘Juega un poco con ellas’”. Rope World, la tienda en cuestión, es ahora uno de sus proveedores principales.
El objetivo de Pichulik es crear “joyas audaces para mujeres valientes” y la cuerda es el medio a través del cual lo hace. “Se trata de utilizar un material como la cuerda, la cual tiene una historia de retención, pero a través de estas piezas y a través de su creación –y mediante su uso– eres capaz de exponer la persona que realmente eres, y quizás sentir libertad de ser tú misma”.
“Las cuerdas se utilizaban para restricción, supongo que ahora –a través de su reimaginación– son [utilizadas] para liberación”, agrega.
“Tomar algo que no se considera valioso, de la misma manera que con nosotras mismas cuando pensamos que no somos valiosas ni lo suficientemente buenas, y a través de tu compromiso con ello, lo logras ver como algo precioso, valioso… Así es como trataríamos la joyería, y así es como trataríamos a las mujeres que usan la joyería”.
“Me encanta la idea de que en algo como la joyería tenemos la capacidad de infundir significado, que podemos infundir sanidad y sentimientos”.
“Sí, supongo que es algo poético lo que está sucediendo”.