CNNE 259013 - 160217165124-hieronymous-21-super-169

(CNN) – Podría decirse que Hieronymus Bosh tenía la imaginación más salvaje y fantástica en la historia del arte, al pintar nuestros más profundos temores y nuestros más profundos deseos.

Quinientos años después su muerte, se le ha concedido un honor casi impensable durante su vida: una mirada hacia atrás a su ciudad natal de Hertogenbosch (mejor conocida como “Den Bosch” o “El bosque”) en el sur de los Países Bajos. Ahora que apenas han pasado 16 años del nuevo siglo, un crítico del arte británico ya ha calificado a la exhibición como la más importante de nuestra época.

Al igual que un posterior maestro holandés, Vermeer, Bosch no nos dejó tanto, solo 25 pinturas y 25 dibujos. Pero el pequeño Museo municipal de Noordbrabants ha logrado pedir prestados la mayoría de ellos (20 cuadros, 19 dibujos… casi todo excepto “El jardín de las delicias terrenales”, su obra mejor conocida que queda), aunque no tenía nada que prestar a cambio.

Material de pesadillas

Charles de Mooij, director del museo.

El director del museo Charles de Mooij quedó asombrado por la generosidad de sus colegas del museo, por su deseo por compartir y aumentar el conocimiento que el público tiene de Bosch.

Las pinturas han venido del Museo del Louvre en París, del Museo del Prado en Madrid, de la Academia en Venecia, del Museo Metropolitano en Nueva York y de la Galería Nacional de Arte en Washington. Muchos cuadros han sido bien conservados, y se ha logrado reunir a los trípticos para altares. Estas son obras que originalmente colgaban en iglesias, monasterios y palacios reales y ducales.

Bosch nos dio el material de pesadillas, cosas y personas atravesadas, y de todo tipo de bestias. Un bibliotecario del rey (a Felipe II de España, quien coleccionó a Boch después de su muerte) describió su trabajo como ” una sátira en pintura sobre los pecados de los hombres” y evidentemente es así.

La influencia de Bosch en la cultura popular

En este caso, el demonio está literalmente en los detalles. Las imágenes descabelladamente ingeniosas y el bestiario sin duda han seguido alimentando a la imaginación moderna.

Los críticos por lo general establecen comparaciones con Dali y Mgritte y Francis Bacon. George Lucas al parecer se inspiró en Bosch cuando ideó algunos de sus extraterrestres para “La guerra de las galaxias”.

El escritor estadounidense de suspenso, Michael Connelly, desde hace mucho tiempo ha considerado a Los Ángeles como el “Jardín de las delicias terrenales” contemporáneo; él llamó Harry “Hieronymus” Bosch a su detective de la policía de Los Ángeles .

Charles de Mooij no iba a ser atraído a los sentimientos negativos subconscientes de las imágenes. “No soy psicólogo”, dijo entre risas. Él sugirió que quizá del siglo XX en adelante, empezamos a imponer nuestras ideas sobre Bosch en lugar de que fuera al revés.

Mooij ve a Bosch como un artista absolutamente singular, muy admirado por sus contemporáneos y tratado con condescendencia por la Iglesia y la nobleza. Él era un católico comprometido, un miembro de una hermandad cristiana influyente en su ciudad natal con sus 30 iglesias. Sabemos que él provenía de una gran familia de pintores: su padre, su abuelo, sus tíos y sobrinos… casi todos ellos pintaban. Sin embargo, los dones de Bosch lo distinguían de los demás.

Las obras que están en exhibición han sido investigadas y restauradas exhaustivamente, y han revelado sorpresas imprevistas.

“Algo impredecible” acerca de Bosch

Él contaba historias, y representaba al hombre común como un peregrino en su viaje a la muerte. El objetivo era que las obras fueran piezas de conversación, y que hicieran que el espectador reflexionara en sus propias debilidades y pecados. Básicamente, Bosch estaba poniendo el temor de Dios en los demás hombres.

Estás advertido: cuida de tu alma eterna.

Mooij calcula que algunas de las obras más importantes podrían haber tardado hasta un año en pintarse. Y Bosch trabajaba con cierta desventaja. El tiempo era relativamente corto. Como todos los buenos cristianos, él no pintaba en los días festivos, y ellos representaban casi un tercio del calendario.

Luego de realizar un estudio cercano en infrarrojo, particularmente de los dibujos, Mooji se maravilla ante lo rápido y colorido que era el trabajo de Bosch. “Puedes ver que cambiaba constantemente”. Hay algo impredecible acerca de Bosch. Él cambia de opinión y tiene otra idea mientras el cuadro aún está fresco. Finalmente, en el aniversario de su muerte, Hieronymus Bosch recibe el mismo nivel de estudio en el campo académico que desde hace mucho tiempo se le ha otorgado a su contemporáneo italiano Leonardo da Vinci.

La exhibición en el Museo de Noordbrabants —”Hieronymus Bosch: Visions of Genius”— se presentará hasta el 8 de mayo antes de trasladarse al Museo del Prado en Madrid, donde se unirá a la obra de Bosch “El jardín de las delicias terrenales”.