(CNN) – Se avecinan problemas en el esfuerzo por mantener a Reino Unido como parte de la Unión Europea.
El primer ministro británico David Cameron necesita la aprobación unánime respecto a un acuerdo especial para el Reino Unido.
Hace tres años, Cameron —bajo la presión de un partido que se opone a la Unión Europeo y de algunos miembros de su Partido Conservador— prometió que haría un llamado a un referéndum sobre la adhesión de Gran Bretaña a la UE.
Si tan solo los votantes lo reeligieran a él y a su partido, por favor.
Así fue, y ahora él tiene que cumplir.
Cameron prometió renegociar los términos de la adhesión de Gran Bretaña a la Unión Europea y luego llevar a cabo un referéndum sencillo: ¿debería Gran Bretaña seguir o no siendo parte de la UE?
Entonces, ¿qué va a ocurrir?
En una cumbre en Bruselas, Bélgica, los líderes de los 28 países miembros de la UE sostendrán una reunión crucial en torno a si deben negociar o no un acuerdo que persuadirá a los votantes británicos a permanecer en la UE en un referéndum que probablemente se realice en junio. Los líderes, algunos de quienes resienten las exigencias de Gran Bretaña de tener un trato especial, deben aprobar el acuerdo de forma unánime, una tarea cuesta arriba para cualquiera.
En la reunión de este jueves no hubo progreso.
Un informe publicado el miércoles en el periódico The Guardian dice que cuatro países de Europa Oriental —Polonia, Eslovaquia, Hungría y la República Checa— han rechazado las propuestas de Gran Bretaña de limitar los beneficios para los trabajadores migrantes. El informe salió un día antes de la reunión en Bruselas.
El Parlamento Europeo también debe aprobarlo.
La UE surgió de las cenizas de la Segunda Guerra Mundial como una zona de libre comercio. Su logro notable ha sido permitir el libre movimiento de bienes y personas con la esperanza de que la integración económica iba a evitar una nueva guerra continental.
Gran Bretaña ha salido de esas dos disposiciones de la UE y ve con escepticismo los esfuerzos de la UE por extenderse a nuevos campos, donde regularía todo desde los pesticidas hasta los derechos humanos y también crearía una política exterior unificada.
La expectativa es que los líderes nacionales se reúnan en la tarde, empiecen con una suculenta comida y luego discutan tras puertas cerradas hasta tarde en la noche.
¿Qué es lo que Cameron intenta lograr?
En esencia, Cameron está tratando de encontrar un equilibrio. Quiere ser capaz de decir que negoció firmemente con los burócratas —a veces llamados “eurócratas”— en Bruselas. Quiere salir del compromiso estándar de la UE en relación a que sus miembros deben trabajar hacia una “unión más cercana”. Quiere que Gran Bretaña esté exenta de tener que concederle diversos beneficios sociales a los recién llegados —incluso de otros países que son parte de la UE— hasta que hayan vivido en el país durante varios años.
Al final, él quiere decir que ha tratado firmemente con la UE que muchos detestan… y, bueno, quedémonos en esta organización porque claro que nos interesa.
¿Por qué muchos en el Reino Unido quieren irse?
Esto tiene que ver en parte con la migración, y las grandes cantidades de personas que huyen de la guerra civil en Siria solo han aumentado ese temor. Existe un sentimiento en relación a que los recién llegados viven de los contribuyentes británicos, o les quitan empleos, quizá por un menor sueldo del que un británico pediría. Y esto baja los salarios y hace que el desempleo suba.
También parece haber un sentido de prejuicio cultural entre unos cuantos opositores a la adhesión de Gran Bretaña a la UE. Si bien no ha habido protesta por la inmigración desde Estados Unidos o Australia, por ejemplos, algunos miembros del principal partido que se opone a la UE, el UKIP —el Partido de la Independencia del Reino Unido— han hecho comentarios plagados de prejuicio.
Y está el elemento del nacionalismo. Existe una renuencia a cederle la soberanía a la UE, que es lo que la adhesión a la misma implica en ciertos sentidos.
¿Ha habido problemas antes entre la UE y el Reino Unido?
Sí, por supuesto.
Gran Bretaña siempre ha estado distante de la UE hasta cierto punto, lo que refleja un poco la mentalidad de isla.
Aunque gran parte de la UE implica viajar sin pasaporte entre los países miembros, no ocurre lo mismo con Gran Bretaña. Y cuando muchos países de la UE cambiaron sus monedas nacionales por el euro, Gran Bretaña dijo no gracias, nos quedaremos con la libra.
La difícil relación del país con la UE no es nada nuevo. En los años sesenta, el presidente francés Charles de Gaulle no solo se opuso a que Gran Bretaña entrara a lo que entonces se conocía como el Mercado Común, sino también se opuso a cualquier negociación al respecto.
Gran Bretaña no se unió a la Comunidad Europea, como era conocida en ese entonces, sino hasta 1973, para cuando Gaulle ya había muerto.
Y en los años setenta y ochenta, la primera ministra Margaret Thatcher clamó contra lo que veía como los poderes excesivos de Bruselas. Negoció un reembolso para Gran Bretaña por sus contribuciones a la UE y se opuso a tener “un súper estado europeo que ejerciera un nuevo dominio desde Bruselas”.
¿Hay una posibilidad de que Gran Bretaña salga de la UE?
Sin duda. Los referéndum nacionales pueden terminar de cualquiera de las dos formas. La prensa británica es en gran medida hostil hacia la UE, y a veces presenta una imagen distorsionada de ella.
Al leer los periódicos locales, uno podría pensar, por ejemplo, que la UE tiene una enorme burocracia. De hecho, la UE emplea a unas 23.500 personas para atender su área de 28 naciones. Por el contrario, hay más o menos 6 millones de empleados del gobierno en el Reino Unido solamente.
Y la cifra histórica de personas que huyen del conflicto y la pobreza en Oriente Medio y el Norte de África —la mayoría de ellos en dirección a Europa— solo aumenta las probabilidades de que los británicos, temerosos por sus trabajos e identidad nacional, traten de construir ese puente levadizo y que lo hagan por su cuenta.
Además, mientras Cameron espera hacer campaña a favor de que Gran Bretaña permanezca en la UE, los miembros del Partido Conservador están divididos en el tema; algunos miembros importantes de su partido están a favor de que Gran Bretaña salga de la UE.
Aun así, los analistas dicen que generalmente es más difícil votar por el cambio que por el statu quo. Salir de la Unión Europea sería un cambio. Y eso engendra sus propios miedos.
Los líderes en algunos países están a favor de una Unión Europea que incluya a Gran Bretaña. Esto hace que tratar con Europa sea más fácil, le da al continente una voz más fuerte en el mundo y permite que se impongan sanciones europeas coordinadas, por ejemplo, en contra de Rusia por la anexión de Crimea, o en contra de Irán por su programa nuclear.
Por su parte, el presidente Barack Obama ha instado a Gran Bretaña a que permanezca en la UE. El hecho de que el Reino Unido sea miembro de la UE “nos da una confianza mucho mayor en la fuerza de la unión transatlántica”, dijo Obama en julio.