(CNN) – El fotógrafo Daniel Kariko usa pinzas para hacer posar a sus sujetos. Las criaturas que fotografía no son exactamente lo que podríamos llamar fotogénicas.
Otras posibles formas de describirlas son: aterradoras o fascinantes. También son hermosas.
“Se ven como personajes que podrías conocer en la escena de la cantina de Star Wars”, dijo Kariko.
Sin importar que pienses de sus sujetos, las fotos de Kariko revelan los rostros de nuestros compañeros invisibles: los insectos domésticos comunes.
Desde el 2012, Kariko ha estado creando geniales retratos de diminutos monstruos con los que muchos estadounidenses viven todos los días, incluyendo al gorgojo del algodón, escarabajos de alfombra, palomillas, chinche asesina, hormigas y tijeretas.
Su equipo no es lo que esperarías. Él mezcla el arte y la ciencia al usar el equipo de un laboratorio de universidad: un microscopio estereoscópico y un sofisticado microscopio electrónico de barrido.
“No hay muchas personas trabajando con este tipo de enfoque”, dijo Kariko, profesor asistente de fotografía artística en la Universidad del Este de Carolina.
El resultado ha sido la creación de más de 50 imágenes, muchas de las cuales son impresionantes en cuanto a color y detalle.
“Eso fue lo que me atrajo primero”, dijo. “A simple vista, ves el insecto como un bicho café. Pero cuando lo agrandas, realmente ves los maravillosos colores que se originan del proceso”.
A medida que avanzaba el proyecto, comenzó a experimentar con la forma en que la luz del equipo de laboratorio les daba un toque a los insectos.
La luz es inspirada, dijo, por las pinturas de algunos de los maestros holandeses como Johannes Vermeer.
“Es un proyecto divertido, sobre todo”, dijo Kariko. “Están destinados a ser un tanto irónicos”.
En resumen, así es cómo lo hace:
Kariko podría encontrar un insecto muerto en su casa o en su oficina. Al escogerlo como candidato para un retrato, se lo lleva a un laboratorio del campus y lo coloca en un soporte bajo un microscopio estereoscópico, con una cámara digital montada en la parte superior de la misma.
Bajo las luces LED, utiliza pequeñas pinzas para hacer posar al insecto. Esto requiere una mano firme.
“Tienes que controlar la cantidad de cafeína que consumes, para asegurarte de que estás muy tranquilo”, bromeó Kariko.
Luego viene la parte realmente genial.
Kariko coloca el insecto montado en una cámara de vacío, para que así pueda obtener imágenes con un microscopio electrónico de barrido.
Los científicos usan los microscopios electrónicos de barrido para ver a algunos de los objetos más pequeños de la naturaleza. Los microscopios tradicionales utilizan lentes para ampliar objetos. Los microscopios electrónicos de barrido escanean objetos con rayos de partículas llamados electrones —los cuales son más pequeños que los átomos— para crear imágenes súper ampliadas de cosas muy pequeñas.
Luego, Kariko combina imágenes de los dos microscopios para crear su producto final.
Según dijo, le toma entre 15 a 25 minutos hacer cada foto, dependiendo del insecto.
Estar frente a frente con los insectos con los que compartimos nuestras casas y lugares de trabajo podría generar un debate, dijo Kariko. Ese debate, espera, podría ayudar a fortalecer la brecha que existe entre los mundos del arte y la ciencia.
Daniel Kariko es un fotógrafo que reside en Greenville, Carolina del Norte. Su trabajo también está representado en LensCulture.