(CNN) – Los republicanos empezaron su debate el jueves en la noche con insultos y terminó con que tres de los candidatos prometieran apoyar a Donald Trump si ganara la nominación.
El senador por Florida, Marco Rubio, y el senador por Texas, Ted Cruz, siguieron atacando a Trump en el debate de Fox News… y a pesar de todo, el hombre de negocios multimillonario parecía disfrutar estar en el centro del escenario, defendiéndose de sus enemigos y de los moderadores mientras demostraba su entereza a los partidarios.
Los tres se mostraron felices por desviar los esfuerzos por involucrarlos en las continuas discusiones sobre política y mantuvieron las cosas personales. El gobernador por Ohio, John Kasich, se mostró satisfecho con permanecer al margen y observarlo todo.
Estas son siete lecciones del debate republicano del jueves:
Penes, perreros y yoga
En cuestión de minutos después del inicio del debate, Trump estaba haciendo alardes sobre el tamaño de su pene.
Claramente le molestó que Rubio hubiera bromeado días atrás sobre el tamaño de las manos de Trump —al sugerir, según las palabras de Trump, que “si ellas eran pequeñas, algo más podría ser pequeño”— el favorito de los candidatos republicanos hizo una afirmación que rara vez se escucha durante un debate presidencial.
“Te garantizo, no hay problema. Te lo garantizo”, dijo.
Este fue un inicio de clasificación PG-13 para una pelea que los padres no habrían querido que sus hijos vieran.
Al inicio, mientras Rubio presionaba a Trump para que diera más detalles sobre política, los dos se pusieron apodos el uno al otro. “No te preocupes por esto Pequeño Marco”, dijo Trump, a lo que Rubio respondió, “Te escucho, Gran Donald”.
Trump dijo que Florida no elegiría a Rubio como encargado de recoger perros después de todas las veces que ha faltado a las votaciones en el Senado. Cruz le dio a Trump instrucciones sobre cómo lidiar con su enojo: “Donald, aprende a no interrumpir; no es complicado. Cuenta hasta 10, Donald. Cuenta hasta 10. Cuenta hasta 10”.
Más tarde, cuando Cruz le dijo a Trump que “respirara”, Rubio saltó y bromeó con que los dos estaban haciendo yoga.
“Realmente espero que no estemos viendo yoga en este escenario”, respondió Cruz.
Y entonces Rubio hizo referencia a Trump, quien acababa de admitir su flexibilidad en cuanto a las políticas y dijo lo siguiente: “Bueno, es bastante flexible, así que nunca sabes”.
Los candidatos presidenciales dieron un espectáculo, pero no el tipo de espectáculo que quisieran dar ante el público de las elecciones generales. La analista de CNN Amanda Carpenter dijo que era “vergonzoso”. Y el encuestador Frank Luntz predijo que 22 de 25 participantes en el grupo focal que dirigió el jueves en la noche predijeron que el debate afectaría las probabilidades del Partido Republicano en noviembre. “Esto tiene que terminar. En serio”, tuiteó.
Trump bajo ataque
Aparentemente, Fox News se había cansado de la incapacidad de los oponentes de Trump para derrotarlo, así que los moderadores decidieron hacerlo ellos mismos.
Chris Wallace tenía una verificación de hechos en tiempo real en cola cuando Trump aseguró que él había reducido 500.000 millones de dólares en gastos, al señalar que sus estrategias, eliminar el Departamento de Educación y la Agencia de Protección Ambiental (a la que Trump llamó el Departamento de Protección Ambiental), ahorraría solo una fracción de esa cantidad.
Cuando Trump trató de afirmar que él cerraría esa brecha al negociar mejores precios para los medicamentos a través de Medicare, un constante punto de discusión para él, Wallace tenía una segunda gráfica ya preparada para señalar que eso tampoco lograría que Trump eliminara el déficit. El equipo de Reality Check de CNN está de acuerdo en ese punto.
Esto obligó a que se diera una afirmación incómoda e imprecisa acerca de “otras cosas” de parte de Trump.
“No solo estoy hablando de drogas, sino también de otras cosas”, dijo. “Ahorraremos más de 300.000 dólares al año si negociamos. Nosotros no negociamos”.
Megyn Kelly aprovechó su oportunidad más adelante, mostró tres videos en los que Trump aparece asumiendo una posición sobre política y, días después, asumiendo la posición contraria.
Trump respondió al insistir en que tenía explicaciones lógicas para sus cambios sobre los refugiados sirios, la guerra en Afganistán y más… y que por cierto, eso no tiene mucha importancia.
“Tienes que tener un cierto grado de flexibilidad”, dijo.
Ted Cruz toma el ejemplo de Chris Christie
Ted Cruz necesita que el impulso de Trump disminuya, igual que todos los demás, pero no pasó gran parte de la noche en una posición de ataque. En general, Cruz se mantuvo al margen y observó cómo Rubio y Trump se hacían pedazos, y luego se dirigió a la audiencia y levantó las manos.
“Megyn, solo déjame preguntarles a los votantes en casa: ¿es este el debate que quieren ver en las elecciones generales?”, dijo.
Cruz también atacó a Trump, pero dejó que Rubio hiciera el trabajo sucio, al asegurar que él, y no el senador por Florida, se llevaría los beneficios.
Rubio, por ejemplo, siguió con la línea de ataque que Mitt Romney había iniciado más temprano ese día en relación a la Universidad Trump, al presionarlo una y otra vez para que admitiera que había estafado a las personas que habían pagado 36.000 dólares por sus cursos en una escuela que ahora es objeto de una demanda colectiva.
Cruz está tratando de apropiarse del electorado molesto que Trump ha aprovechado, y su mensaje es simple: Trump es el villano con quien han estado enojados.
“Durante 40 años, Donald ha sido parte de la corrupción en Washington por la que están molestos”, dijo.
Es sumamente posible que el debate no hiciera nada por cambiar la suerte de Cruz. Sin embargo, él tiene una gran oportunidad en el horizonte.
De los cuatro estados que solo permiten que republicanos voten en las contiendas por la nominación del partido, Cruz ha ganado tres, gracias a su fuerza entre los conservadores y a las reglas que limitan la capacidad de Trump por ampliar el electorado. Y los cuatro estados que votarán el sábado —Kansas, Kentucky, Luisiana y Maine— tienen contiendas cerradas.
Kasich es Jekyll y Rubio es Hyde
Kasich, bajo ninguna circunstancia, se enfrentará directamente con sus enemigos en el escenario del debate.
“Como me lo dicen los demócratas todo el tiempo, yo puedo llevarme los votos de las personas que cambian de bando”, expresó al inicio del debate, y añadió que a menudo escucha el comentario en las asambleas ciudadanas de que él parece ser “el adulto en el escenario”.
“He hablado acerca de estos temas. Nunca he tratado de ir e involucrarme en estos pleitos que vemos aquí”, dijo.
Él demostró la experiencia que tiene en cuanto a los desafíos económicos y presupuestarios y en cuanto a la política exterior. Asimismo, no demostró señales de salirse de la contienda en un futuro cercano, especialmente no antes de las primarias del 15 de marzo en Ohio.
Para Rubio, eso representa un gran problema.
El hombre que se ganó los corazones de la estructura republicana al confrontar a Trump directamente en el último debate estaba listo para atacar una y otra vez al multimillonario, pero intervinieron los resultados de 1 de 11 en el súper martes, y parte del brillo desapareció.
Él confrontó a Trump una ve más, al acosar al magnate de los negocios por medio de apodos, atacar sus empresas y acusarlo de no saber nada sobre la política, aunque luchó con una voz ronca.
El baile de Trump sobre la inmigración
Durante el período de campaña, Trump ha propuesto cambiar las leyes de difamación para que los políticos puedan demandar a los periodistas más fácilmente.
Sin embargo, el jueves en la noche, Trump dijo que el vínculo entre los reporteros y los políticos que acceden a hablar de manera extra oficial es demasiado fuerte como para romperlo. Esa, dijo, es la razón por la que no le pedirá al New York Times que publique una conversación que sostuvo con la junta editorial del periódico sobre la inmigración.
“Creo que hablar de forma extra oficial es muy importante. Lo voy a honrar”, dijo.
Luego, Trump aceptó —como lo afirmaron sus contrincantes— que él podría haber suavizado la posición de línea dura que ha asumido durante el período de campaña en relación a que construirá un muro a lo largo de la frontera entre México y Estados Unidos y que deportará a 11 millones de inmigrantes indocumentados.
“Voy a decir que en la inmigración, al igual que en todo lo demás, tiene que haber un estira y encoge. Tienes que tener un poco de flexibilidad”, dijo. “Yo podría haber dicho algo parecido con el New York Times. Pero no voy a publicar algo de manera extra oficial”.
Los oponentes de Trump se abalanzaron sobre su comentario, pero ellos podrían estar malinterpretando su apoyo. Muchos partidarios de Trump dicen que ellos saben que no puede lograr todo lo que propone, pero creen que peleará por eso de manera más efectiva que nadie.
En una entrevista que realizó después con Dana Bash de CNN, él defendió esa flexibilidad y dijo: “Soy flexible con todo. No puedes decir simplemente ‘esto es todo y nunca voy a hablar’”, dijo. “Habiendo dicho eso, tienes que hacer buenos acuerdos”.
Fieles a la promesa
Menos de 12 horas después de que Mitt Romney lanzara un mordaz ataque contra Trump, la respuesta de los candidatos a la última pregunta del debate fue bastante sorprendente.
Los moderadores de Fox News le preguntaron a Rubio, Cruz y Kasich si apoyarían a Trump en caso de que llegara a ganar la nominación.
Los tres dijeron que sí.
El momento no ayudará a Rubio —quien se había unido al movimiento #NeverTrump de republicanos que prometieron no apoyar a Trump en Twitter la semana pasada— con esa multitud.
Sin embargo, lo más importante es lo que no dijeron.
La premisa de la pregunta era que Trump ya había ganado la nominación. Sin embargo, hay escenarios en los que los republicanos podrían tener más oportunidades de impedir que eso suceda, incluso después de que los 50 estados voten.
Romney tiene la mirada puesta en una pelea en la Convención Nacional Republicana, la cual se llevará a cabo en Cleveland en julio. Y ninguno de los candidatos dijeron que ellos no lucharían en una convención abierta.
Una mejor pregunta sería ¿acaso los republicanos apoyarían al candidato que gane la mayor cantidad de delegados?
Entonces, ¿qué cambia esto?
Trump tuvo dificultades con los detalles sobre la política, interrumpía cuando otros candidatos hablaban y discutió con los moderadores.
¿Qué más hay de nuevo?
Sus intercambios intensos y muy personales con sus rivales podrían haberse intensificado el jueves por la noche, pero aún se parecían mucho a los primeros 10 debates de Trump.
El favorito no se pone nervioso ni deja de ser ingenioso, incluso cuando está siendo atacado por todos en el escenario. Él a menudo parece disfrutarlo, como si las críticas de sus oponentes le dieran una excusa para dejar de limitarse.
Hasta ahora, ninguno de los debates han cambiado la trayectoria de la contienda —en parte porque Trump es el maestro de las etapas posteriores al debate, al encontrar maneras de desviar los puntos débiles y succionar el oxígeno de los medios mientras le pone apodos a sus contrincantes como “Pequeño Marco” o “Ted, el mentiroso” y afirma haberse llevado la victoria— sin importar qué haya ocurrido.