(CNNMoney) - La promesa de una nueva laptop… eso fue lo que atrajo a Mamadou Diallo a recibir su primer curso de programación.
Eso fue hace tres años y la nueva computadora con sistema operativo Windows y el taller de fin de semana han ayudado a que el futuro de Diallo se vea sumamente brillante.
Diallo, de 17 años, es el anfitrión de hackatones para adolescentes, le enseña a otros niños de escasos recursos a programar en Knowledge House, y recibe una carga completa de cursos de clases avanzadas.
Capturó la atención de la Universidad de Stanford, donde le han ofrecido una beca completa.
Pero, para él, el camino a Stanford no ha sido precisamente fácil.
Nació en el Bronx y su familia es de Guinea. Cuando Diallo –quien es uno de nueve hijos– tenía menos de un año, su primo Amadou Diallo recibió 41 disparos y fue asesinado por la policía en el Bronx.
Al temer por su seguridad, sus lo mandaron a él y a dos de sus hermanos de regreso a Guinea a vivir con su familia lejana.
Diallo, cuyo primer idioma es el pular, se mudó de regreso a Nueva York cuando tenía 8 años.
Cuando tenía 14 años, descubrió su primera clase de programación mientras navegaba a través de Facebook.
A cambio de pasar un fin de semana en el taller ‘Code Now’, obtuvo una laptop gratis. “Aprendimos Ruby, hicimos que las tortugas se movieran, cosas súper básicas”, dijo.
Mamadou mandó un correo electrónico a New York Tech Meetup para preguntar acerca de otras oportunidades de programación para un estudiante de secundaria como él.
Christina Halpern, una empresaria que estaba por lanzar una organización llamada All Star Code, le respondió.
Halpern observó que aunque muchos programas se dirigían a cuidar de jovencitas, había pocos que ayudaban a jovencitos de color.
“Eso realmente me penetró como un enorme problema porque los chicos [de color] enfrentaban desafíos realmente únicos y significativos en Estados Unidos en la actualidad”, dijo Halpern.
Mamadou Diallo (en el centro) con los participantes de Young Hackers.
Diallo era uno de los 20 estudiantes que participaron en el primer programa de verano All Star Code en 2014. El programa gratuito le proporciona mentores y capacitación en informática a los niños de escasos recursos.
Diallo continuó y cofundó Young Hackers, una organización que reúne a programadores adolescentes para las hackatones.
“Salir con chicos me ha hecho ser más seguro de mí mismo, nos sentamos juntos y bromeamos”, dijo. “Salgo con ellos cada vez que puedo hacerlo”.
Hasta el momento, ellos han organizado siete eventos.
También fue aceptado en LEDA, una organización sin fines de lucro que ayuda a los estudiantes de escasos recursos a ser aceptados en los colegios universitarios y las universidades de más alto nivel en el país. Los estudiantes pasaron el verano en la Universidad de Princeton, sin costo alguno, aprendiendo acerca de diversidad y liderazgo.
Diallo dio un taller sobre diseño de páginas web para lograr que otros se interesaran en la tecnología.
“Es agradable contar con un nicho”, dijo.
Ninguno en su familia está involucrado –o entiende algo– de la industria de la tecnología, dice. Su padre es taxista, su madre solía vender sombreros, bolsas y camisetas en la calle en Harlem.
“Intentar explicarle a mi madre lo que hago es una lucha”, dice Diallo. “’¿Por qué estás usando tu laptop? Te vas a quemar los ojos’, le dice ella. Eso es lo que ella cree”.
Diallo “se ha comprometido mental y verbalmente” con Stanford, pero está esperando el fin de semana para los estudiantes admitidos en abril para sellar el trato.
Más allá de eso, Diallo desea trabajar en una firma de impacto social… una como All Star Code, o quizás una que él inicie personalmente.
Cuando lo presentaron por primera vez en All Star Code, él realmente no estaba consciente de la carencia de la diversidad en la tecnología, dice. Pero luego de visitar varias de las grandes firmas de tecnología, “empiezas a darte cuenta de ello”. Esa es la razón por la que darle a chicos como Diallo el acceso a la enseñanza de programación es tan importante.
Esto le abrió a Diallo una ventana que él dice que no sabía que existía. “Ahora, no hay nada que me vaya a detener, excepto yo mismo”, agregó.