(CNN) – No fue un debate republicano —nadie habló sobre el tamaño de sus manos o inventó apodos degradantes— pero Hillary Clinton y Bernie Sanders estuvieron listos para la acción del domingo por la noche.
La frustración personal se dejó ver mientras Clinton arremetía con nuevos ataques en contra de Sanders por oponerse al rescate de la industria automotriz, y mientras Sanders representaba Clinton como una candidata que se ajustaba perfectamente al estereotipo de Wall Street.
El domingo también fue una noche de los noventa, ya que los candidatos en esencia volvieron a litigar las principales batallas políticas de la era —entre ellas el TLC, la prohibición sobre las armas de asalto y el proyecto de ley del crimen— a través de ojos modernos.
El debate se llevó a cabo dos días antes de las primarias en Michigan —una prueba clave en relación a si Sanders puede ampliar su atractivo hacia un electorado más diverso— e incluyó las preocupaciones de los votantes en esta ciudad que aún lucha con una crisis del agua por la que funcionarios locales, estatales y federales comparten la culpa.
Estas son cinco conclusiones del debate del domingo:
Sanders se molestó
Sanders agitó las manos, gritó, vio para arriba, provocó y acosó a su contrincante durante el debate.
Clinton habló sobre la oposición de Sanders hacia el rescate de la industria automotriz. Esa medida fue parte de un rescate más amplio de la industria financiera, un argumento que Sanders alegremente trasladó al afirmar lo siguiente: “Si hablas acerca del rescate de Wall Street, donde algunos de tus amigos destruyeron la economía…”
Clinton lo interrumpió: “Sabes…”
Sanders respondió “Discúlpame, estoy hablando”.
Y entonces Clinton dijo “Si vas a hablar, cuenta la historia completa”.
Sanders se expresó en contra del rescate, al afirmar que él decidía “dejar que los mismos multimillonarios rescaten a Wall Street; no debería ser la clase media”, cuando Clinton trató de intervenir de nuevo.
“¿Puedo terminar? Ya llegará tu turno”, dijo.
Él demostró su frustración hacia Clinton una vez más, cuando dijo “¿Puedo terminar, por favor? ¿Está bien?”
El intercambio demostró un nuevo nivel de comodidad con el combate directo de las campañas presidenciales. Sin embargo, también fue una medida arriesgada, ya que lo hizo parecer posiblemente condescendiente o desdeñoso hacia una candidata que podría convertirse en la primera presidenta.
Esto proviene de un candidato que entró a la contienda haciendo alardes de nunca haber sacado un anuncio negativo. Sanders podrá mantener sus disputas enfocadas en diferencias de política… pero en ocasiones el domingo por la noche, las cosas parecían personales.
El matiz de Clinton vs. el ‘no’ de Sanders
Cuando le preguntaron a Clinton por la fracturación hidráulica, ella dio una respuesta matizada que le dio crédito a las localidades, a los gobiernos estatales y más. Su conclusión: no habría muchos lugares donde la práctica fuera aceptada para su mandato.
La respuesta de Sanders fue mucho más simple. “No”, dijo. Él no la apoya. Y dijo que no le interesan todos los gobernadores demócratas que la apoyan.
Esta, en esencia, es la diferencia entre ellos. Ella tiene posiciones matizadas que consideran distintas opiniones en todo el país. Ella también está profundamente consciente de las limitaciones del gobierno y se esfuerza por mantener sus posiciones dentro de esos límites; esto es parte de lo que ella llama su “gen de responsabilidad”.
Sanders tiene posiciones definitivas que consideran su ideología. Esa es la opción del demócrata: o hay un matiz o no lo hay.
Esta misma diferencia surgió cuando ambos analizaron la crisis de agua de Flint al inicio del debate.
La gran decisión de Clinton —su comentario que fue noticia importante al inicio del debate— fue una a la que se había resistido durante meses, al afirmar que era simplista. Sin embargo, ella lo dijo el domingo por la noche, cuando afirmó que está de acuerdo con Sanders en que el gobernador de Michigan, Rick Snyder, tiene que irse. “Estoy de acuerdo en que el gobernador debe renunciar o ser retirado”, dijo.
Sin embargo, Sanders se llevó más aplausos cuando propuso ponerle fin a las cuentas de agua de la ciudad, y reembolsar lo que los residentes han pagado ahí en los últimos años.
“Lo primero que haces es decir que las personas no pagarán una factura de agua por agua envenenada. Y eso es retroactivo”, dijo.
Clinton: Sanders quiso matar Detroit
Clinton vio venir los golpes de Sanders en relación a acuerdos comerciales desde varios kilómetros de distancia. Esto es particularmente cierto para el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, implementado bajo Bill Clinton.
Entonces, ella preparó un ataque para el que Sanders no estaba preparado, al arremeter contra el senador por Vermont por oponerse al rescate de la industria automotriz.
“El dinero estaba ahí y tenía que ser utilizado para rescatar a la industria automotriz y a 4 millones de empleos para iniciar la restructuración”, dijo Clinton. “Yo voté por rescatar la industria automotriz. Él votó en contra del dinero que al final rescató a la industria automotriz. Creo que esa es una gran diferencia”.
Luego, ella mencionó una lista de estados en los que cree que los votos afectarán a Sanders.
“Considerando las terribles presiones bajo las que se encontraba la industria automotriz y las que la clase media de este estado, de Ohio, Indiana, Illinois, Wisconsin, Missouri y otros lugares en el Medio Oeste enfrentaban, creo que la decisión correcta fue prestarle atención a lo que el presidente Obama nos pidió que hiciéramos”, dijo. “O estabas a favor de rescatar la industria automotriz o estabas en contra. Yo voté por rescatar la industria automotriz y me alegra mucho haberlo hecho”.
El daño estaba hecho: cuando Clinton soltó la bomba del rescate de la industria automotriz, la audiencia la vitoreó, lo que pone de manifiesto la potencia de ese argumento en el hogar de la industria automotriz de Estados Unidos.
Los puntos ciegos de Sanders
Sanders evidentemente aprendió las lecciones de debates anteriores. Él tuvo cuidado de no sugerir que el presidente Obama no ha hecho lo suficiente —en ningún tema— y en su lugar dijo que el país necesita seguir construyendo sobre el progreso de Obama.
Sus críticas en relación a que Clinton consentía a los votantes negros al adular a Obama desaparecieron por completo. Sanders se mostró imponente cuando discutió la crisis del agua en Flint, al tomar el impulso de Clinton por llevar a cabo un debate en la ciudad y convertirlo en su punto fuerte. También habló sobre la violencia por las armas y dijo lo siguiente respecto a los tiroteos en la escuela primaria Sandy Hook en Connecticut: “No solo a ti se te rompió el corazón”.
Sin embargo, también tuvo sus momentos opacos, ya que generó indignación en las redes sociales cuando pareció sugerir que las personas negras crecen siendo pobres en guetos, a diferencia de los blancos. Esto fue particularmente inquietante, porque le habían preguntado por sus puntos ciegos raciales.
“Cuando eres blanco, no sabes cómo es vivir en un gueto; no sabes cómo es ser pobre”, dijo Sanders.
Para Sanders, este es el desafío central que su campaña enfrenta. Clinton lo derrotó en el sur entre los afroamericanos, y Sanders no puede resistir que ella lo haga de nuevo en los grandes estados del Medio Oeste.
Las primarias del 8 de marzo en Michigan serán una prueba clave sobre si Sanders puede ganar con un electorado más diverso. La semana siguiente —con las votaciones de Ohio, Illinois, Missouri, Florida y Carolina del Norte— serán su momento de la verdad.
Casi al final del debate, Sanders también hizo una broma acerca de fomentar el financiamiento para la salud mental, al afirmar que “cuando ves estos debates republicanos, sabes por qué tenemos que invertir en la salud mental”.
Este fue el objetivo correcto (republicanos) y la audiencia correcta (liberales), pero quizá fue el tema equivocado, ya que una vez más se arriesgó a parecer insensible.
Uno para la base
El debate fue una señal fuerte de que ambos candidatos aún verán espacio para ganar o perder terreno entre los votantes liberales. Ellos pasaron tanto tiempo peleando por llegar a la izquierda del otro que prácticamente no hubo tiempo para hablar de los republicanos.
Clinton y Sanders defendieron los gastos y la intervención del gobierno, los sindicatos de maestros, el control de las armas, los programas de energía limpia y los esfuerzos por luchar contra el cambio climático. Ellos hablaron de un papel reforzado para la Agencia de Protección Ambiental.
No mencionaron la política exterior, el déficit, los derechos a subsidio… temas que siempre son parte importante de los debates republicanos.
Esta es la razón por la que el vicepresidente Joe Biden no se postuló a la presidencia: ganarse al electorado demócrata es una carrera a la izquierda. Esta es la razón por la que la fuerza de Trump entre los hombres blancos, de la clase trabajadora, hace que algunos demócratas se inquieten.
Esta es una señal clara de que el bando de Sanders no considera que el candidato se vaya a retirar de la contienda pronto, al tener a disposición los bastiones liberales como Nueva York (que vota en abril) y California (junio) como oportunidades disponibles para conseguir muchos delegados.
Clinton tiene la mirada puesta en las elecciones generales durante el período de campaña, al reducir sus usuales ataques contra Sanders en sus discursos, enfocarse en la economía y atacar al favorito de los republicanos, Donald Trump. Eso no fue evidente el domingo por la noche.