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¿Quién es el campeón de la reelección en Latinoamérica?
01:14 - Fuente: CNN

(CNNMoney) – Discursos encendidos. Grandes promesas. Tácticas de intimidación. Personalidad que polariza.

El estilo de política de Donald Trump está cosechando un nuevo título en el mundo de habla hispana: trumpismo.

Para muchos estadounidenses, la grandilocuencia de Trump, su personalidad exagerada y su habilidad para enardecer una multitud parece algo sin precedentes para un candidato presidencial. Pero para muchos en América Latina, es inquietantemente similar a algunos de sus líderes más controvertidos y míticos.

“Este culto a la personalidad, el culto al gran hombre… la bravuconería, el machismo”, dice Steven Conn, profesor de Historia de la Universidad de Miami, quien ha escrito sobre el tema. “Para la gente de Centro y Sudamérica, es un personaje mucho más familiar”.

Incluso si las propuestas de Trump no son totalmente populistas, sus tácticas son paralelas a las utilizadas por los tipos duros y autoritarios de América Latina. Todos ellos apelan a aquellos que se sienten marginados y que a menudo pertenecen a la clase pobre o trabajadora.

América Latina tiene una larga historia de líderes que han llegado al poder a través de tácticas intimidatorias. Algunos expertos ven claros paralelismos entre Trump y dos líderes especialmente icónicos: Hugo Chávez, presidente de Venezuela entre 1999 y 2013; y el general Juan Perón, presidente de Argentina que estuvo en el poder en los años 1940, 1950 y brevemente de nuevo en la década de 1970.

Tanto Chávez como Perón apelaban a las personas que se sentían excluidas de las oportunidades económicas. Utilizaron grandes mitines públicos para conseguir apoyo y crearon un ambiente de “nosotros” contra “ellos” .

Para Trump, “ellos” son los inmigrantes y extranjeros que, según él, están robando empleos a los estadounidenses. Para Chávez, “ellos” eran Estados Unidos y sus tácticas imperialistas. Para Perón, eran las elites de Argentina.

“Si observamos su estilo, ciertamente recuerda a algunos de los líderes populistas clásicos”, dice Harold Trinkunas, director de la Latin America Initiative de la Brooking Institution. “Ese estilo de comunicación funciona bien en un ambiente político altamente polarizado”.

Chávez y Perón también crearon sus propias marcas de política: el chavismo y el peronismo.

Durante su gestión, Chávez aumentó en gran medida los subsidios a los pobres, pero aisló a Venezuela de los inversores extranjeros intimidados por su retórica antiestadounidense. Perón también ayudó a las clases pobres y trabajadoras, pero su ideología creó un ambiente extremadamente polarizado en Argentina, que aún perdura hoy en día. Ambos enfoques perjudicaron a las economías de estos países.

Muchos latinos no tienen tiempo para el trumpismo.

“Habla exactamente igual que Chávez”, dice Alejandro Nava, de 23 años de edad y recién graduado en Leyes, en Maracaibo, Venezuela. “Todos están muy sorprendidos de que el pueblo estadounidense se deje engañar por un demagogo como Chávez”.

Nava, al igual que muchos venezolanos, quiere un nuevo liderazgo en su país.

El actual presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, era el protegido de Chávez, y con frecuencia utiliza tácticas de intimidación contra sus críticos. Ha encarcelado a populares dirigentes de la oposición como Leopoldo López, ha amenazado a funcionarios de la embajada de Estados Unidos y ha clausurarado medios independientes.

Ahora, el Congreso de Venezuela, dirigido por el partido de la oposición, está tratando de expulsar a Maduro del poder.

Del mismo modo, la última presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner emergió del movimiento peronista. La economía de Argentina sufrió enormemente bajo las políticas populistas antiestadounidenses de Kirchner. El país no tuvo acceso a los mercados globales de capital durante todo su mandato después de que Argentina dejó de pagar su deuda y se negó a negociar con los tenedores de deuda.

Sin embargo, su partido perdió estrepitosamente en diciembre contra el nuevo presidente de Argentina, Mauricio Macri, un candidato que se esperaba que perdiera, y quien ahora ha llevado a Argentina en la dirección completamente opuesta.

La verdadera preocupación acerca del trumpismo es el trasfondo familiar de violencia que conlleva su lenguaje, dicen los latinos y los expertos. Dicen que su estilo considera aceptable cambiar las reglas a su agrado o llamar a sus seguidores a tratar con violencia a los opositores que no estén de acuerdo con él.

“’Si no estás de acuerdo conmigo, eres simplemente estúpido y alguien debería golpearte”, dice Conn, evocando los mitines de Trump. “Eso es familiar para personas en otras partes del mundo”.