Nota del editor: Kristie Lu Stout es la presentadora de “On China”, un programa de entrevistas de CNN Internacional. El episodio del mes de marzo de 2016 aborda la desaceleración económica de China.
(CNN) – Bien, sabemos que China tiene problemas.
Las fábricas están perdiendo fuerza, las exportaciones están disminuyendo y las empresas han asumido de forma preocupante altos niveles de endeudamiento.
La segunda economía más grande del mundo, la cual alguna vez fue el confiable motor de rápida expansión, ahora está publicando su crecimiento anual más débil en 25 años.
Sin embargo, la mayor preocupación podría no ser la desaceleración en sí, sino los estrategas encargados de sacar adelante a la nación y la ingeniería de una constante transición a un crecimiento económico sostenible.
“Todas estas personas que se comercializan como muy capaces y en control de las cosas ahora parecen no tener idea de nada”, dice Andy Xie, un economista independiente.
“No hemos visto una respuesta eficaz suficiente y eso realmente es preocupante. En cambio, estamos observando terapias psicológicas, tratando de persuadir a la gente para que piense con optimismo y que todo estará bien”.
Xie es conocido por su visión pesimista en la economía china. Pero Liang Meng, un inversionista de capital privado, es más prudente.
“No se trata de las perspectivas a largo plazo de China… creo que la mayoría de líderes empresariales aún son muy positivos”, dice Meng, cofundador de Ascendent Capital Partners.
Los problemas son más a corto plazo, dice, al advertir “una falta de dirección e incertidumbre sobre las regulaciones”.
Las medidas enérgicas contra la corrupción tienen repercusiones
El aura de invencibilidad económica que China tenía anteriormente ha sido socavada por la impresión de que los funcionarios no siempre parecen saber lo que están haciendo.
El año pasado, los medios estatales chinos animaron a los inversionistas individuales a invertir sus ahorros en acciones justo antes de una importante caída del mercado.
Para intentar detener la volatilidad del mercado, el gobierno introdujo interruptores, una medida que posteriormente reconoció que fue un error.
Ha gastado cientos de miles de millones de dólares en el último año para apuntalar el yuan, pero aún permitió dos fuertes devaluaciones de la moneda que inquietó a los mercados mundiales.
La amplia campaña contra la corrupción del presidente Xi Jinping ha complicado aún más las cosas, ya que atrapa a prominentes hombres de negocios, a los principales reguladores de valores y al exdirector de la Oficina Nacional de Estadísticas.
La guerra contra la corrupción no solo ha puesto al descubierto “problemas mayores” dentro del sistema sino que también ha ejercido presión sobre el suministro de los mejores talentos en China.
“Al perseguir a los tipos malos, él creó algunos factores no deseados”, dice Wei Gu, corresponsal del Wall Street Journal. “Las personas que trabajan para el gobierno se sienten tan nerviosas sobre sus trabajos… así que los mejores talentos no seguirán trabajando para el gobierno”.
“Si quieres un gobierno fuerte y un regulador fuerte que se apegue a las normas y plantee políticas inteligentes, ya no encontrarás a estas personas allí”, dice Gu.
¿Recurrir a Reagan en busca de respuestas?
Para hacer frente a los problemas económicos de la nación, el líder máximo de China ha pedido “reformas a la economía de la oferta”. Sí, has escuchado bien, ese fue el grito de guerra económico del presidente de Estados Unidos Ronald Reagan en la década de 1980.
Aunque todavía se desconoce si la visión de Xi de la economía de la oferta tiene mucho que ver con la de Reagan, los observadores económicos ya están delineando las consecuencias potenciales.
“La estrategia de la economía de la oferta… significa el despido de personas, el cierre de minas y todo eso”, dice Gu. “Eso es bueno. También es algo difícil de hacer a nivel estructural”.
Las difíciles reformas podrían elevar las posibilidades de descontento entre los trabajadores, un temor que los líderes chinos han tenido desde hace mucho tiempo.
“Se están perdiendo empleos debido a la economía de la oferta y, por otro lado, están llegando los nuevos graduados”, dice Gu. “Cada año, el nuevo número de graduados alcanzará un nuevo récord. Diez millones de jóvenes necesitan encontrar trabajos, así que ese es un gran problema”.
Dado que el impulso económico de China se está desacelerando, no es de extrañar que el dinero esté saliendo del país. Según una estimación, 676.000 millones de dólares salieron de China el año pasado.
“Con tanta sobrecapacidad en China y una falta de confianza en el futuro… ¿por qué debería la gente mantener el dinero dentro de China? Simplemente es sentido común”, dice el economista Xie.
“La razón por la que los chinos realmente están tan ansiosos por hacerlo es porque saben que la política puede cambiar mañana”, agrega Gu.
Oportunidades en medio de la agitación.
A pesar de las presiones en la economía, aún hay muchas oportunidades en medio de la agitación, dice el inversionista Meng.
“Solíamos observar hacía dónde apuntaba el gobierno, ahora observamos hacía dónde va la demanda de los consumidores”, dice, señalando a los sectores de la asistencia médica, educación y fomento de la producción.
Para algunos de los países que han sufrido por la desaceleración de China y su impacto devastador en los mercados de materias primas, al menos un aspecto de la salida del dinero chino ofrece una oportunidad para compensar algunos de los daños.
La economía de China aún está creciendo y está elevando a más gente a la clase media. Eso significa que el número creciente de turistas chinos ahora puede viajar más y gastar más. Ellos gastaron 215.000 millones de dólares durante sus viajes al extranjero el año pasado, un incremento del 53% en comparación con el 2014, según el Consejo Mundial de Viajes y Turismo.
Para el 2020, se estima que más de 200 millones de chinos viajarán al extranjero, el doble de la cantidad que lo hizo en el 2013.
“El turismo hacia el exterior ha estado aumentando tan rápidamente porque los precios en el extranjero son menores”, dice Xie. “Para muchas de las economías del Sudeste de Asia y Australia que han sufrido por la caída de los precios de las materias primas, hay una oportunidad para ganar algo de ese impacto a través del turismo”.
Olvídate del bling, los viajes y el arte son los nuevos símbolos de estatus de China.