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(CNN) – Puede solo haber sido rock ‘n’ roll, pero a los cubanos parecía que le gustaba.

El viernes, los Rolling Stones se convirtieron en la primera banda de rock internacional importante en actuar en Cuba, atrayendo a cientos de miles de personas a un concierto gratuito en un complejo deportivo en el camino hacia el aeropuerto de la capital.

Durante años, después de la revolución cubana, la música rock fue prohibida en la televisión estatal cubana y en la radio. Los cubanos que llevaban el pelo largo y barba sufrían acoso por parte de los funcionarios, entre ellos Fidel Castro, quien les decía que vistieran como hombres.

No más.

“Hace años era difícil escuchar nuestra música pero aquí estamos”, dijo el líder de los Rolling, Mick Jagger, a la multitud en español. “Los tiempos están cambiando”.

“La Habana, Cuba y los Rolling Stones: Es increíble”, agregó el legendario guitarrista Keith Richards.

El concierto fue el resultado de meses de un ‘rock ‘n’ roll diplomático’, después de que Estados Unidos y Cuba anunciaron en 2014 que iban a reparar décadas de relaciones rotas.

“Es histórico”, dijo Jagger después de llegar a Cuba.

Como la mayoría de los cubanos solo ganan unos 20 dólares al mes, el espectáculo fue gratuito.

Tal vez conscientes de que muchos de los cubanos que asistieron no habían oído hablar mucho de su música, los Stones tocaron sus clásicos más conocidos como Paint it Black, Sympathy for the Devil” y Brown Sugar.

A ellos se unieron a un coro cubano a cantar “Usted no puede conseguir siempre lo que quiere.”

Los Stones montaron un escenario que brillaba en el cielo nocturno, con imponentes pantallas de video.

Celebridades como el cantante Jimmy Buffett, la modelo Naomi Campbell y el actor Richard Gere estaban en la sección VIP.

En lugar de la voladura de globos, una rareza en Cuba, la multitud se infla condones que luego rebotó en el aire.

Los Rolling Stones culminaron una semana histórica para Cuba, luego de la visita del presidente Barack Obama, quien llegó a la isla con la promesa de poner fin a décadas de desconfianza y hostilidad entre los dos países.

“Nunca habría imaginado que ambas cosas ocurrieran en la misma semana”, dijo Ernesto Estévez, un profesor de inglés que vive al otro lado de la calle del campo donde tocaron los Stones.

“Pero ha ocurrido”, dijo. “Lo que significa que cualquier cosa puede pasar”.