(CNN) – Se considera a sí mismo como un miembro del “club afortunado de espermas”.
No confía en nadie, y le defiende a capa y espada la venganza. (“¡Si no te desquitas, eres tonto!”)
Trata cada decisión que toma “como a un amante”: a veces piensa con la cabeza, otras veces con otras partes del cuerpo, porque eso le recuerda que debe “mantenerse en contacto con los impulsos básicos”.
Y para tomar elecciones creativas, escribe lo siguiente: “intento dar un paso atrás y recordar mi primera reacción superficial. El día que me di cuenta de que ser superficial puede ser la decisión inteligente fue una experiencia profunda”.
Así es como Donald J. Trump se ve a sí mismo y al mundo.
CNN revisó miles de páginas de libros, discursos, perfiles y transcripciones de entrevistas de televisión en las últimas tres décadas para hilvanar un retrato basado íntegramente en las palabras del propio candidato presidencial republicano.
Cuando se toman en conjunto, sus palabras ayudan a entender el estilo de liderazgo del multimillonario convertido en político, cuya candidatura ha electrizado al mismo tiempo que ha generado el rechazo de grandes secrores del electorado.
El candidato republicano no ha parado de burlarse de sus oponentes sin cesar, ha criticado a reporteros y se ha burlado del status quo.
Se ha fiado de sus instintos, se ha negado a disculparse en las controversias, ha respaldado a sus aliados y ha tratado de destruir a sus enemigos. Se ha enfocado en el panorama completo (“Hacer que Estados Unidos sea grande de nuevo”) en lugar de en los detalles como la política sobre el aborto.
Trump ha escrito más de una decena de libros sobre sus experiencias en el mundo de los negocios que moldearon esta perspectiva. La mayoría de ellos son tratados de auto ayuda, y algunos de los títulos incluyen el éxito de ventas de 1987 “The Art of the Deal”, “Think Like a Billionaire: Everything You Need to Know About Success, Real Estate and Life” de 2004 y “Think Big” de 2007.
Por qué voy a votar por Donald Trump. En el período de campaña, Trump ha rechazado las preguntas sobre su temperamento, su estilo de liderazgo y la forma en la que gobernaría. Ha ridiculizado a la prensa por estar “entre las personas más deshonestas jamás creadas por Dios”, y continuamente ha insistido en que los reporteros no han entendido bien su historia.
El propio Trump ha compartido su historia con detalle. Algunos temas recurrentes en sus escritos incluyen fuerza, éxito, seguridad en sí mismo, desconfianza y venganza. A menudo ha escrito y hablado sobre lo que él ve como el declive de Estados Unidos, un tema fundamental de su campaña presidencial.
“El mundo es un lugar cruel y brutal, escribió en “Think Big”. ” Incluso tus amigos están tratando de hacerte daño: quieren tu trabajo, quieren tu casa, quieren tu dinero, quieren a tu esposa, e incluso quieren a tu perro.”
“Cuando la gente te hace daño, ve tras esas personas, porque es una buena sensación y porque otras personas te verán hacerlo”, escribe. “Yo siempre me desquito”.
‘Si yo hubiera sido el hijo de un minero de carbón’
La historia de la vida de Trump, a grandes rasgos, es la siguiente:
Su padre es el acaudalado promotor inmobiliario de Nueva York, Fred C. Trump. Fue a una academia militar privada en la escuela secundaria, asistió a Fordham durante dos años y luego a la Escuela Wharton de Finanzas, de la que se graduó.
Mientras que su padre hacía negocios en Brooklyn y Queens, Trump se dispuso a dejar su huella en Manhattan. Se hizo inmensamente rico (piensa en un penthouse, helicóptero, yate, avión privado) en el auge inmobiliario de los años ochenta, y casi lo perdió todo cuando dicho auge se vino abajo. Desde entonces se ha recuperado —según dice— para alcanzar una fortuna personal de 10.000 millones de dólares. (Forbes calcula que su valor neto es de 4.500 millones de dólares).
A medida que dirigía su imperio y ascendía como una enorme estrella de un reality show, Trump a menudo ha sido acusado de ser un acosador, algo que niega.
Sin embargo, sí reconoce haber sido un “niño muy enérgico y agresivo.”
Cuando estaba en la escuela primaria, formó la opinión de que su profesor de música no sabía mucho de música.
Por ello, Trump le dio un puñetazo en la cara, escribió en el libro de 1987 “The Art of the Deal”.
“En segundo grado, en realidad dejé a un profesor con un ojo morado”, escribió. “No estoy orgulloso de eso, pero es una clara evidencia de que, incluso desde el principio tenía una tendencia a ponerme de pie y dar a conocer mis opiniones de una manera muy contundente. La diferencia ahora es que me gusta usar el cerebro en lugar de los puños”. (Él añade que “casi lo expulsan” por el incidente).
En otra ocasión, cuando jugaba con bloques de construcción con su hermano menor, Robert, a Trump se le acabaron los bloques en medio de una creación.
Le preguntó a su hermanito si podía tomar prestados algunos de los suyos. Su hermano le dijo que sí, siempre y cuando se los devolviera cuando terminara.
A Trump le gustó tanto su proyecto que pegó los bloques cuando terminó.
Esta era una admiración por sí mismo que siempre estaría presente en su vida real como constructor.
En “Think Big”, escribe sobre la reacción emocional que tiene cuando llega a trabajar a la Torre Trump.
“Me encanta ver cómo las personas se asombran y se maravillan ante el increíble mármol y la sorprendente catarata de 24 metros”, escribió. “Lo cierto es que a mí me asombran tanto mis propias creaciones como a los turistas y a las personas glamorosas que acuden a la Torre Trump… o a cualquier otra de mis propiedades”.
La admiración mutua por su trabajo, escribió Trump, lo hace sentir “un poco más cerca de ellos aunque nunca nos hayamos conocido”.
El desarrollador multimillonario desde hace mucho tiempo ha sentido una afinidad con los trabajadores de cuello azul… y cree que el sentimiento es recíproco. Sin duda existe una naturaleza aspiracional respecto a su candidatura, y los trabajadores de cuello azul han acudido a las urnas en grandes cantidades a fin de apoyar su candidatura por la nominación republicana. A menudo expresa una admiración por su éxito y una creencia de que su riqueza financiera lo liberará de la influencia de intereses especiales si llega a ocupar la Casa Blanca.
“Los hombres ricos tienen menos probabilidades de ser como yo”, le dijo Trump a Playboy en una entrevista de 1990, “pero al hombre trabajador le agrado porque él sabe que he trabajado arduamente y no heredó lo que he construido”.
Trump reconoce que nació en un hogar acaudalado —creció en una casa de 23 habitaciones en la sección Jamaica Estates de Queens— y que su papá le prestó dinero para que iniciara su propio negocio. Sin embargo, él hace énfasis en que se diferenció de los demás cuando se dirigió a Manhattan y empezó a construir rascacielos en lugar de unidades asequibles de alquiler.
“A menudo digo que soy miembro del club afortunado de espermas”, escribió en el libro “Think Like a Champion” de 2009.
“Pero ¿me dio esto un talento natural? No lo creo. Esto me dio una ventaja que deliberadamente elegí convertir en una ventaja”.
No hay un factor decisivo con el que las personas como yo nacen, ha dicho Trump.
Para explicar qué es lo que quería decir con “factor decisivo”, Trump, el hijo de un multimillonario, evocó la difícil situación de los mineros con enfermedades pulmonares en una entrevista con Playboy.
“Si yo hubiera sido hijo de un minero, habría salido de las condenadas minas”, dijo Trump, quien en aquel momento tenía 43 años. “Pero la mayoría de personas no tienen la imaginación —o lo que sea— para salir de la mina”.
“No tienen ‘eso’”, dijo.
Momentos de autoreproche
Trump parece ser más crítico de sí mismo cuando escribe sobre el momento en el que su imperio de los bienes raíces casi colapsa en 1990.
“A principios de los noventa tenía una tonelada de deudas. Había pasado de ser el sujeto más inteligente de la ciudad a ser un completo cero”, escribió en el libro “Think Big” de 2007. ” Pasé de ser un súper genio a ser un idiota”.
Él recordó ir caminando un día por la calle con su esposa de aquel momento, Marla Maples, mientras reflexionaba sobre su situación. Él señaló a un hombre que se encontraba cerca.
“Ese mendigo ahí vale 900 millones de dólares más que yo”, escribió.
“¿Qué quieres decir?”, preguntó Maples.
“Porque tengo 900 millones de dólares en deudas”, contestó, “y por lo menos, él tiene dinero en su bolsillo”.
Él le atribuyó su caída no solo a la revisión del código fiscal por parte del Congreso en 1986 —lo cual dijo que había destruido “casi cualquier incentivo que alguien hubiera tenido para invertir en los bienes raíces”— sino también por su propia complacencia.
10 fracasos de Trump. “Me volví un poco engreído, y probablemente un poco holgazán”, escribió en The Art Of The Comeback en 1997.
“Simplemente experimentas una sensación de invencibilidad”, dijo, al reflexionar en su espiral hacia abajo en ese libro.
“Bajas la guardia. No trabajas tan arduamente. Luego las cosas empiezan a avanzar en la dirección equivocada”.
Trump, quien ha escrito que duerme de tres a cuatro horas en la noche para que le pueda dedicar tanto tiempo como sea posible a su trabajo, no habla de sus desgracias durante la campaña, solo para establecer las profundidades desde las cuales se levantó.
Él amenazó con demandar a un reportero del Washington Post que escribió sobre el hecho de que el Taj Mahal, uno de sus casinos en Atlantic City, cayó en la quiebra, según una entrevista con ese reportero en “Fresh Air” de NPR. Trump también reaccionó indignado a una pregunta sobre sus declaraciones de bancarrota durante el debate de CNN en septiembre del año pasado, al insistir en que él simplemente se aprovechó de las leyes de Estados Unidos para ayudar a sus negocios.
Desquitarse
Cuando estaba de vuelta en la cima a mediados de la década de 2000, Trump escribió “Think Big”, el cual muestra la evolución de su estilo gerencial y sus valores como líder.
“NO CONFÍES EN NADIE”, dice el subtítulo de un capítulo.
“Yo solía decir ‘Salgan, consigan a las mejores personas y confíen en ellas’. En el transcurso de los años he visto demasiadas travesuras y ahora digo ‘Consigan a las mejores personas y no confíen en ellas’”.
Otro lema en el mundo de Trump es la venganza.
“Siempre me desquito”, escribe en un capítulo dedicado a ese tema.
Cómo insultar indirectamente como Donald Trump. Para ilustrar su punto, él cuenta de una mujer que “no ganaba nada” en su trabajo en el gobierno antes de que Trump la reclutara para que trabajara para él en los años ochenta.
“Ella no era nadie en su trabajo del gobierno y no iba a llegar a ninguna parte”, escribió Trump sobre una mujer no identificada. “Yo decidí convertirla en alguien”.
Bajo su orientación como mentor, escribió Trump, la mujer se volvió poderosa en los bienes raíces y compró una hermosa casa.
Cuando Trump se encontraba bajo una intensa presión financiera a principios de los años noventa, él le pidió a la mujer que hiciera una llamada a un amigo cercano que tenía una posición poderosa en un banco importante y habría hecho lo que ella le pidiera”.
“Donald, no lo puedo hacer”, le dijo a Trump.
Entonces Trump “se deshizo de ella”, escribió.
“Resulta que se quedó sin casa. Su esposo, quien solo estaba con ella por el dinero, la abandonó y yo me alegré”, continuó. “En el transcurso de los años, muchas personas han llamado pidiendo una recomendación para ella. Solo le doy malas recomendaciones. …Esta mujer fue muy desleal, y ahora yo hago lo posible por hacer que su vida sea miserable”.
Trump hizo énfasis en la anécdota con varios puntos al final del capítulo, entre ellos los siguientes:
“Cuando alguien te hace daño, devuélveselos con creces” y “Busca la yugular, para que las personas que lo vean no quieran meterse contigo”.
Ese enfoque adquirió su forma gracias a sus propias tribulaciones en sus negocios a principios de los años noventa, cuando vio cómo su imperio se desmoronaba a su alrededor.
“Creo en ojo por ojo, como lo dice el Antiguo Testamento”, escribió en “The Art of the Comeback”.
“Algunas de las personas que se olvidaron de levantar un dedo cuando las necesité, cuando estaba caído, ellas necesitan de mi ayuda ahora, y los estoy poniendo contra la pared. He adoptado esa estrategia… y me estoy divirtiendo mucho”.
Las políticas de Trump
Aunque los escritos y declaraciones de Trump están orientados principalmente hacia el mundo de los negocios, él ha dado su opinión rutinariamente sobre la política en el transcurso de los años.
Algunos de sus temas favoritos son la necesidad de que exista una fuerza nacional y restaurar la posición de Estados Unidos en el extranjero, la cual dice que se ha estado reduciendo durante décadas.
En la entrevista con Playboy, él se refirió al movimiento en pro de la democracia ocurrido en la Plaza de Tiananmén en Beijing en 1989, donde más o menos 10.000 tropas del gobierno mataron a un número desconocido de manifestantes.
“Cuando los estudiantes entraron a la Plaza de Tiananmén, el gobierno chino casi lo arruina”, dijo Trump. “Fueron despiadados. Fueron terribles, pero lo solucionaron con fuerza. Ahora mismo, nuestro país es percibido como débil… como un país al que el resto del mundo le escupe”.
En “Think Big”, él criticó a quien en aquel momento era la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, como un peso ligero que solo sonríe y saluda y no se compara a los dictadores asesinos con los que debía lidiar cuando la enviaban.
“Condi Rice solo llega ahí para que le tomen una foto”, escribió Trump.
Trump afirma sin ambigüedad que él podría lograr una hazaña que los políticos no han logrado durante décadas:
“Podría negociar la paz en el Medio Oriente. Muy pocas personas podrían hacerlo”, escribió en “Think Big”.
Sin embargo, aparte de un breve coqueteo con la idea de lanzar una candidatura presidencial en 2000, Trump ha pasado la mayor parte de sus años en el centro de atención negando o restándole importancia a tales aspiraciones.
“Creo que soy casi demasiado honesto para ser político”, le dijo a CNN en 1997.
“Soy demasiado directo. Soy demasiado… creo que soy demasiado honesto”, dijo, “pero efectivamente creo que soy demasiado directo como para ser político”.