(CNN) – El rifle de francotirador del ‘capitán T’ cuelga fuera de la ventanilla de la camioneta mientras tararea la canción “The Warrior” que resuena en su iPhone.
Es una canción que le recuerda a uno de sus entrenadores, en el tiempo en que el ejército estadounidense estuvo por primera vez reconstruyendo las fuerzas de seguridad de Iraq, después de la caída de Saddam Hussein.
Han pasado casi dos años desde que el capitán T vio a su familia, cuando ISIS tomó su pueblo en la provincia de Nínive.
“A veces estoy a solo diez minutos de distancia de ellos, pero no puedo verlos”, dice. “Con la ayuda de Dios, los liberaré pronto, muy pronto”.
El capitán, que está a la mitad de sus 30 años, pidió que se le identificara por su rango y por su primera inicial porque teme por la seguridad de su familia. Mantiene su rostro cubierto con una máscara negra; si ISIS se entera de que era parte del ejército, será su familia la que pague el precio.
Atentado al borde del camino
La caravana de vehículos en la que vamos salta a lo largo del camino de tierra que cruza a través de campos agrícolas, más allá de las bermas defensivas que serpentean a través de tierras de cultivo y las posiciones de artillería que conducen al nuevo frente del ejército iraquí con ISIS.
El capitán T indica un alto y salta para comprobar un área donde una bomba estalló esa misma mañana. Una bota sobresale de la tierra y hay un casco cerca. Ninguno murió en la explosión, pero varias personas resultaron heridas.
“ISIS llega en medio de la noche y planta bombas a lo largo de la carretera”, explica uno de los oficiales.
Mosul cayó en manos de ISIS después de que el ejército iraquí abandonara sus posiciones y huyera en el verano de 2014.
El apoyo de la coalición es clave
La División de Infantería número 15 del ejército iraquí es la primera unidad en retornar al terreno de Nínive desde entonces. El personal de la unidad, en su mayoría, ha sido reclutado en la misma provincia. Han sido reorganizados y entrenados nuevamente por la coalición y están bajo un nuevo mando.
Hasta el momento, el avance ha sido aclamado como un éxito, pero las ganancias son pequeñas y la permanencia de las tropas en la zona es débil.
La determinación del ejército iraquí está poniéndose a prueba regularmente: ¿Resistirán y pelearán o huirán una vez más? El apoyo de Estados Unidos es clave en cuanto a esa cuestión.
“Lo más importante es ver que el ejército estadounidense nos respalde continuamente con los ataques aéreos, la asesoría y el apoyo logístico”, agrega. “Para nosotros no es urgente en este momento ver soldados estadounidenses sobre el terreno. Podemos liberar nuestras propias tierras”.
Disparos, explosiones de artillería
Más lejos en la carretera, llegamos al pueblo de Kharabardan, donde los militantes de ISIS lograron colarse en una casa en las afueras durante la noche, en un ataque en el que participaron terroristas suicidas y docenas de combatientes.
En respuesta, las tropas iraquíes pidieron un ataque aéreo de parte de la coalición que destruyó la construcción y que inclinó la batalla a su favor.
Fortalecidos por su éxito, nos llevan a ver los cuerpos de los combatientes de ISIS esparcidos sobre la ladera. Ráfagas de disparos y explosiones de artillería que salen de las inmediaciones son un recuerdo constante de que ISIS siempre sondea las vulnerabilidades y debilidades.
“ISIS, particularmente ahora que estamos en el perímetro de lo que ellos llaman su califato, está usando oleadas de terroristas suicidas apoyados por combatientes”, dice al-Jobori.
“Por el momento, estamos enfocados en movernos hacia las cercanías del río Tigris y esperar a los otros frentes donde las unidades están luchando también para dirigirse hacia Mosul”.
Escondites subterráneos
Mientras estuvimos allí, el Capitán T llamó a su familia, le prometió que el ejército iraquí no tardaría mucho en llegar y le pidió que no perdiera la esperanza.
Las fuerzas iraquíes nos ofrecen un vistazo aleccionador de lo que sus enemigos han logrado, acompañándonos a través de una pequeña entrada esculpida en la ladera. Esta conduce a un complejo laberinto subterráneo de pasajes que se desvían en múltiples direcciones. Colchones y sábanas en el suelo ofrecen pistas del papel de la caverna: dormitorios que albergan de 8 a 12 combatientes.
El soldado que nos guía a través de un laberinto subterráneo nos susurra: “Si esto es lo que ellos tienen aquí, solo Dios sabe qué tienen en Mosul”.