(CNNMoney) – En el exitoso programa ‘Shark Tank’ de ABC, el juez inversionista Kevin O’Leary (también conocido como Mr. Wonderful) es sumamente directo y le importa una sola cosa: la rentabilidad. ¿Y dónde encuentra réditos en estos días? En las mujeres, en concreto, en las empresas dirigidas por mujeres.
De las 32 compañías que constituyen su portafolio privado (con ventas de entre 5 y 300 millones de dólares anuales), O’Leary dice que el 52% están dirigidas por mujeres.
Cuando su equipo hizo una auditoría en la segunda mitad de 2014, detectó un patrón: “Todos mis beneficios, no sólo parte de mis beneficios, sino todos, provenían de empresas ya sea propiedad de mujeres o dirigidas por mujeres”, dijo a CNNMoney en una entrevista reciente. “Eso fue muy interesante para mí, porque no estoy en la guerra de los géneros. No me interesa. Yo le daría dinero a una cabra si pudiera ganar dinero con ella”.
Entre sus empresas con mujeres al timón están O’Leary Fine Wines, Wicked Good Cupcakes, GrooveBook, Bottle Breacher, Surprise Ride y Easy Daysies.
O’Leary atribuye el éxito de las empresas dirigidas por mujeres a lo siguiente:
Las mujeres se fijan metas que son alcanzables en el negocio. No toman riesgos excesivos ni se fijan metas que nadie puede lograr. Cuando estableces objetivos que tus empleados pueden lograr, alimentas la moral. Obtienes mejores resultados.
Y él no es el único que ve esos resultados.
La firma de capital riesgo First Round Capital descubrió que sus inversiones en empresas con al menos una mujer entre sus fundadores tuvieron un rendimiento 63% superior que sus inversiones en equipos conformados exclusivamente por hombres, según un informe publicado el año pasado.
¿Quién sería para O’Leary la mejor mujer CEO en Estados Unidos hoy? La directora de HP Enterprise, Meg Whitman. “Ha hecho un trabajo increíble, recibiendo un montón de críticas por un gran movimiento estratégico, tomó una de las corporaciones más reconocidas y más antiguas de Estados Unidos y la cortó por la mitad”, dice O’Leary. “Hay que tener cojones para hacer eso”.
Con todo, las mujeres suelen ganar menos que los hombres por un trabajo equivalente en el mundo empresarial estadounidense. O’Leary dice que es un “problema heredado” y señala que los comités de compensación cometen un error al contratar consultores externos y hacer comparaciones.
“Deberíamos pagar en función del desempeño. Pero lo que hacen es ver y comparar alrededor, encuentran todas las mujeres directivas equivalentes en ese cargo y dicen ‘ésta es la paga’. Es absurdo”.
¿Hay algo que los hombres hagan mejor que las mujeres en los negocios? “No he encontrado nada últimamente, lo siento. No en mi rentabilidad. No en los últimos ocho años”, apunta.
¿Y cuál es su mensaje a los hombres empresarios? “Mitiguen los riesgos como las mujeres. Observen cómo fijan ellas las metas. ¡Sean como ellas y tráiganme retornos!”
Sin embargo, O’Leary no cree que el ascenso de las mujeres en los negocios signifique el ocaso de sus homólogos masculinos. Admite que al principio de su carrera no siempre les dio a las mujeres la oportunidad que merecían. “Hace años yo solía hacer lo que la industria ha hecho, favorecer a los hombres sólo porque ellos eran los que recibían financiamiento”, cuenta.
“Ya no lo hago hoy. Mis resultados son básicamente blanco y negro. Me dicen que en el país no estamos usando a suficientes mujeres en la gerencia”.