(CNN Español) – Sin ánimo de dormirse en los laureles, la industria del vino argentino, largamente reconocida por su uva malbec, su calidad y cantidad, protagoniza por estos días una auténtica revolución.
Quizá usted haya tomado nota al observar las etiquetas de las botellas que provienen de la provincia de Mendoza, una de las regiones vitivinícolas más importantes del país y responsable del 70% de la producción nacional.
Allí, en un esfuerzo por romper paradigmas, los viticultores trabajan para que, poco a poco, la variedad de la uva malbec no aparezca en la etiqueta principal, sino en la parte posterior del producto.
¿El motivo? La idea es que los vinos mendocinos empiecen a ser conocidos por regiones: apuestan a que hable del vino proveniente del Valle de Uco o de Luján de Cuyo, por citar dos lugares tradicionales de producción.
“Identificar cada vino con un lugar, con una particularidad, con una identidad”, aseguró el viticultor Sebastián Zuccardi al equipo de Fuerza en Movimiento durante la visita a las nuevas instalaciones de Bodega Zuccardi.
Ocurre que los productores han tomado conciencia del impacto que tienen los suelos y la altura en la botella final. Así lo descubrió Nicolás Catena, dueño de la Bodega Catena Zapata y pionero en sembrar uvas en el viñedo más alto de Argentina.
“Fue un shock descubrir lo diferente que eran los sabores y los aromas de los vinos plantados en este lugar”, indicó.
En el proceso, la bodega descubrió cómo los microorganismos en el suelo afectan notoriamente el sabor de la uva. Fernando Buscema, director del Catena Institute of Wine, explicó que el impacto de dichos organismos en la bebida “ofrece características que no hemos encontrado en ningún otro lugar y que nos entusiasman para producir vinos que nunca hemos visto antes”.
Pero el entusiasmo por Mendoza, denominada una de las nueve capitales mundiales del vino, también es compartida por numerosos pequeños productores.
En nuestra visita a Bodega Renacer, Cristian Reich, ya segunda generación a cargo del negocio, resumió el pensamiento explicando que “el gran desafío que tenemos es lograr posicionar a Argentina no solamente como un productor de malbec, sino que las bodegas se atrevan a hacer cosas distintas, a potenciar la región y dejar de ser un monoproducto.”