NUEVA YORK (CNNMoney) – La economía de Brasil está girando fuera de control mientras la crisis política empuja a la presidenta hacia la destitución.
Entre diciembre y febrero, el empleo en Brasil se disparó hasta el 10,2%, de acuerdo con datos del gobierno publicados el miércoles. Es el mismo nivel de desempleo que había en Estados Unidos durante la gran recesión de 2009.
Hace un año, el desempleo de Brasil se encontraba en 7,4%, los salarios han caído casi 4% y la inflación permanece alta.
Las malas noticias en materia de empleo se dieron a conocer solo días después de que la cámara baja votara a favor de iniciar un juicio para destituir a Dilma Rousseff por presuntamente ocultar un déficit presupuestario para ganar la reelección en 2014.
Rousseff podría ver su mandado suspendido tan pronto como el próximo mes, cuando el senado vote sobre la destitución.
Actualmente, 10 millones de brasileños están sin trabajo. Esos son tres millones más que hace un año, según muestran cifras oficiales. La economía del país sigue cayendo en una profunda recesión.
El desplome económico, junto con el masivo escándalo de corrupción, está causando protestas masivas en ciudades de todo el país, a solo 100 días de que se inauguren los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro.
La economía de Brasil se contrajo 3,8% el año pasado y su banco central pronosticó que declinará otro 3,5% este año. Brasil, el país más grande de América Latina, ha estado afectado por un masivo escándalo de corrupción en la petrolera estatal Petrobras.
Políticos, contratistas y ejecutivos de la compañía tramaron por varios años una red de sobornos con valor de miles de millones de dólares. Desde 2014, los fiscales brasileños han estado arrestado a docenas de personas vinculadas con los sobornos. En marzo acusaron al predecesor de Rousseff, el expresidente Luis Inacio Lula da Silva, de lavado de dinero.
Inclusive algunos de los críticos de Rousseff en el congreso que están intentando destituirla están también enfrentando cargos de los fiscales. Entre toda la presunta corrupción, el desempleo está subiendo, el gasto del consumidor se ha desplomado y la deuda de Brasil ha sido degradada a basura por las calificadoras.