(CNN) – La única cosa que se usa todo el día en la casa de Gustavo Díaz en estos días es la estufa de gas.
La comida en la nevera se está echando a perder. El horno de microondas se encuentra sin uso. La televisión a oscuras y el sistema estéreo en silencio. Se está incómodo y sudoroso en el interior, gracias a los cortes de electricidad impuestos por el gobierno, destinados a hacer frente a la escasez de energía eléctrica en todo el país.
Incluso conseguir agua potable es un problema.
“No podemos seguir viviendo así”, dijo. “Nosotros los venezolanos merecemos algo mucho mejor”.
Los cortes de energía no son nada nuevo para los venezolanos, entre ellos Díaz, que vive con su esposa y tres hijas en un suburbio de Caracas. Sin embargo, con el reciente anuncio del gobierno de un programa formal de apagones establecido para durar al menos 40 días, las cosas solo han empeorado, dijo.
“Hemos tenido apagones desde el mes pasado. Estábamos acostumbrados a quedar sin energía eléctrica dos horas por la mañana y dos por la tarde, pero ahora es de cuatro horas seguidas”, dijo Díaz.
La oposición culpa a la corrupción y la mala gestión
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, y otros funcionarios del gobierno atribuyen la épica sequía al fenómeno climático de El Niño. El nivel del agua en la presa hidroeléctrica de Guri, que produce el 75% de la electricidad de Venezuela, está en un mínimo histórico.
El vicepresidente Aristóbulo Istúriz anunció el martes que habrá tres días a la semana de licencia obligatoria para todos los trabajadores públicos no esenciales, hasta nuevo aviso.
Mientras, figuras de la oposición culpan a la mala administración y a la corrupción de los problemas.
Atrapados en medio: la gente como Díaz. La vida ha tomado nuevos ritmos, dictada por el flujo y reflujo de la energía.
“Desenchufamos todo cuando perdemos energía para que los aparatos no se dañen (con picos de tensión) cuando volvemos a tener electricidad”, dijo Díaz.
Los apagones son el paso más importante que el gobierno ha tomado hasta ahora para ahorrar energía.
El 6 de abril, Maduro anunció que los viernes serían no laborables. También tiene planes para adelantar los relojes media hora en mayo para dar a la gente más luz del día durante las horas de trabajo.
El distrito de la capital en Caracas y algunos municipios adyacentes están exentos de los apagones por ser la sede de los poderes públicos. Nueva Esparta y Vargas -estados que dependen en gran medida del turismo- tampoco se verán afectados.
Pero para la mayoría de los venezolanos, los apagones se suman a una larga lista de cargas diarias.
“Esto nos está matando”
El gobierno -con problemas de liquidez por los bajos precios del petróleo- no puede pagar las importaciones de productos básicos como azúcar, harina y huevos. Muchos venezolanos tienen que esperar varias horas en las filas de los supermercados, esperando que los estantes no se vacíen antes de que lleguen.
La economía de Venezuela se contrajo un 5,7% en 2015 y se espera que caiga un 8% este año, según el Fondo Monetario Internacional. La inflación se ha disparado, y podría aumentar otro 500% en 2016, según las proyecciones del FMI.
El bolívar, la moneda de Venezuela, vale menos que un centavo en la bolsa en el mercado negro.
En Charallave, una zona de clase trabajadora que ha sido históricamente bastión del fallecido presidente Hugo Chávez, casi todos los negocios muestran el mismo signo:
“No hay luz”, dice.
En una tienda de pinturas, el dueño Luis Marcano dijo que las ventas han bajado no solo a causa de los cortes de energía, sino por la crisis económica también.
“He estado esperando toda la mañana para vender algo”, dijo.
En otra tienda, una mujer comenzó a llorar cuando un periodista le preguntó qué tan difíciles habían sido las cosas. A menos que algo cambie, ella probablemente tenga que cerrar antes de que finalice el año.
“No podemos seguir viviendo así”, dijo la propietaria, que teme represalias y pidió no ser identificada. “Esta vida nos está matando.”
Osmary Hernández informó desde Caracas. Rafael Romo informó y escribió desde Atlanta. Patrick Gillespie de CNNMoney también contribuyó con este reportaje.